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ALEX FISHMAN

El ejército israelí se está preparando para la siguiente ronda de enfrentamiento con Hamas, que se espera que sea mucho más intensa que las anteriores. La chispa que puede iniciar la lucha esta vez será diferente. La población de Gaza está en su punto de ebullición, y cuando éste explote, toda la región lo sentirá.

Como cada año, las FDI se preparan para otra ronda de violencia en Gaza este verano. El Jefe del Estado Mayor ha fijado una fecha límite para dicha preparación, centrándose en equipo y entrenamiento. Nadie sabe el momento o la causa que hará estallar la confrontación, pero está claro que este ritual casi anual ilustra una realidad inevitable.

Los residentes de Gaza que han han hablado con israelíes después de abandonar la Franja revelan que esta mentalidad fatalista también está del otro lado. En su opinión, una confrontación militar es una certeza. También creen que será mucho más agresiva, que Israel está harto de jugar estos juegos con Hamas, y por lo tanto hará todo lo posible para eliminar a la organización.

Mientras tanto, Hamas planea sorprender a Israel con su fuerza de ataque, y se volverá contra la población civil con el fin de romper el status quo y el bloqueo. Cuando ambas poblaciones se convencen de que habrá otro enfrentamiento, los líderes no fallan.

Pero parece ser que la próxima ronda puede sorprender al liderazgo, sin que pueda tener control de los acontecimientos. Es probable que el enfrentamiento no será causa de algún error, provocación, o acción militar programada en base a una lógica política. Posiblemente la población de Gaza determine el momento y la intensidad de la confrontación, que estallará en la cara de Hamás, y repercutirá en Israel, Cisjordania e incluso Egipto.

Gaza se ha convertido en un campo de tránsito humano que cada día pone a prueba los límites de su población. Desde Israel, podemos observar la crisis de infraestructura en Gaza – la escasez de electricidad y agua, y los ineficientes sistemas de alcantarillado. En realidad, la sociedad de Gaza ha empezado a desintegrarse.

El índice de suicidios ha alcanzado niveles sin precedentes. Por otro lado, se ha incrementado la violencia intra-familiar: por ejemplo, ahora las mujeres apuñalan a sus maridos desempleados. Una de cada tres personas consume antidepresivos. El consumo de drogas ha ido en aumento, al igual que la delincuencia, y la prostitución, además de un creciente número de mujeres adolescentes que se casan con hombres mucho mayores que pueden sostenerlas como segunda o tercera esposa. No hay dinero, los jóvenes no se casan, y la edad promedio para contraer matrimonio va en aumento.

La Autoridad Palestina, responsable de transferir fondos para la salud y la educación en la Franja, no lo hace de manera organizada. En Gaza, no existe tratamiento psicológico adecuado. El número de niños que nacen con deformidades relacionadas con incesto se acrecienta. Debido a la crisis de refugiados en el mundo, la UNRWA recibe menos fondos, mientras que más familias requieren de ayuda.

Por encima de todo, existe el temor de ataques aéreos israelíes. Para los habitantes de Gaza, no hay santuario – no tienen a dónde huir, ni influencia alguna sobre los acontecimientos. Están furiosos de que Hamas construye ciudades subterráneas, mientras que ellos se quedan sin refugios antiaéreos.

Los jóvenes que intentan cruzar la valla de seguridad hacia Israel dicen que lo hacen por la escasez de alimento en casa, o porque escapan de la violencia intra-familiar. Diferentes encuestas revelan que el cincuenta por ciento de los jóvenes en Gaza desean salir de ahí para siempre. El ejército israelí es muy consciente de este fenómeno: los estudiantes que obtienen permisos de entrada a Israel a través del cruce de Erez besan el suelo al salir de la Franja. Para ellos, es como salir de la cárcel. El etos del retorno se ha roto – déjenlos salir.

Hasta mediados de 2015, las familias que podían huían a través de los túneles a Egipto o Libia, y desde allí tomaban un barco a Europa. Cientos de palestinos se ahogaron en el camino. Los egipcios lograron destruir la mayor parte de los túneles, y la ruta se cortó.

Hoy en día, ha crecido el número de personas que falsifican documentos disimulando enfermedades. Ellas son trasladadas a Cisjordania para “tratamiento médico“, y nunca vuelven.

Varios residentes de Gaza se han prendido fuego en protesta. En Túnez, esta acción dio lugar a la “Primavera Árabe”. Gaza también está empezando a estallar. Si bien es cierto que la población es religiosa, tradicionalista, y más dispuesta a aceptar su destino, la olla está a punto de hacer ebullición. Cuando explote la bomba de tiempo humana, no habrá advertencia, y la metralla nos golpeará a todos.

Fuente: Ynet

Traducción: Esti Peled

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