LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Los flujos masivos de inmigrantes de Siria, Irak, Afganistán, Pakistán, Eritrea, Sudán, Gambia, Bangladesh, e incluso, marroquíes que se infiltran entre los refugiados sirios, son personas de todas las edades que llegan a Europa huyendo de la guerra, el terrorismo, el hambre y la marginación que prevalece en sus lugares de origen. Arriban al continente a través de Turquía y Grecia, principalmente, y se internan a Europa, se les ve deambulando por las carreteras y viajando hacinados en trenes; otros se lanzan a la mar en frágiles pateras (barcazas) de traficantes de seres humanos que frecuentemente zozobran en el mar; el año pasado se ahogaron cerca de 3,000 en las aguas del Mar Egeo y en las del Mediterráneo, otro número indefinido han muerto asfixiados en los camiones que las mafias operan básicamente en la región de los Balcanes, Austria y Hungría.

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La imagen de un niño Sirio, Aylan Kurdi, de tres años, encontrado ahogado en una playa de Turquía, recorrió en unas horas el mundo y causó una conmoción que avivó la polémica en torno a la crisis migratoria que enfrenta Europa; también la madre y un hermano de Aylan de 5 años, murieron ahogados en su intento por llegar a Europa con su padre, que sobrevivió, y de allí, reunirse con parientes residentes en Canadá.

Por razones humanitarias, varios gobiernos de la Unión Europea y parte de su ciudadanía acogieron a los inmigrantes, empero, estos últimos han enfrentado la hostilidad de grupos xenofobos, que incluso quemaron instalaciones donde se les dio alberge. En este sentido, la bienvenida que se les dio en algunas naciones europeas, particularmente en Alemania, a donde llegaron más de un millón de refugiados en el 2015, fue modificándose por rechazo ante sus actitudes antiintegracionistas, misoginicas, de intolerancia y actos de violencia contra la población de las ciudades que atravesaban o en las que se asentaban; de acuerdo al Consejo Central de Musulmanes de Alemania; 80.0% de los inmigrantes son musulmanes, con una cultura antagónica a la de las democracias europeas.

En este ámbito, la violación de mujeres alemanas por parte de solicitantes de asilo se está convirtiendo en una práctica común; asimismo, un número creciente de mujeres jóvenes y niñas alojadas en los alberges de refugiados están siendo violadas, agredidas sexualmente e incluso obligadas a ejercer la prostitución. La ciudadanía de Colonia, Alemania, se quedó estupefacta en la víspera del año nuevo pasado cuando una multitud de hombres musulmanes apostados en los alrededores de la estación central de esa ciudad, atacaron sexualmente a varias decenas de mujeres, las robaron e intimidaron. Este tipo de violaciones multitudinarias son comúnes en algunas naciones árabes y no son sancionadas por la Justicia.

En este marco, el mensaje estremecedor de la doctora, Brigitta Schwab (BS), de Múnich, Alemania, “enviado al mundo” en febrero pasado, constata la difícil situación que vive Alemania a raíz de la desbordada corriente de refugiados a ese país; a continuación, un resumen del mensaje de BS.

“La situación de los hospitales en Múnich es insostenible. Las clínicas no pueden manejar las situaciones de emergencia, por lo que están empezando a mandar a los pacientes a otros hospitales estatales. Muchos musulmanes se niegan al tratamiento por personal femenino, y las mujeres del ámbito sanitario no los quieren atender por su irracional proceder. Desde el pasado fin de semana, los migrantes que van a los  hospitales son acompañados  por unidades de la policía K-9, fuerzas especiales provistas de perros; muchos de los pacientes tienen sida, sífilis, tuberculosis, lepra y diferentes enfermedades exóticas, que en Europa no se sabe cómo tratarlas, en virtud de que no existe personal especializado. Si reciben una receta en la farmacia, se enteran que tienen que pagar un porcentaje para adquirir los medicamentos, lo cual conduce a arrebatos increíbles cuando se trata de medicamentos para los niños. La doctora BS menciona que abandonan a los niños con el personal de las farmacias vociferando “cúrenlos ustedes”.

La mayoría de los migrantes están desempleados y sin visos de arreglo… hacen largas colas todos los días en los centros de asistencia social. Muchos duermen a la intemperie o en polideportivos, donde se observan situaciones penosas. Por lo general las mujeres no entienden las normas de una mínima disciplina urbana occidental y no hay traductores que se den a entender; y lo peor, menciona la doctora BS, es que una de cada siete está embarazada. Cientos de miles han traído a lactantes y niños pequeños menores de seis años, muchos demacrados y descuidados, sin posibilidad de ofrecerles a mediano plazo una atención adecuada.”

BS afirma que de persistir la situación y que aumente el número de refugiados, los vecinos y moradores del estado federal de Baviera amenazan con una revuelta contra la Canciller Angela Merkel y los planes de la Comunidad Europea. La xenofobia inducida por esta situación se ha multiplicado por diez, “nadie me puede mantener en la situación actual, ni siquiera con el doble del salario; estoy en Alemania no en África ni en el Medio Oriente; me temo que pronto será lo mismo en las Repúblicas vecinas; si los alemanes, con nuestra naturaleza no podemos manejar esto, para sus gobiernos se presentará un caos total en breve”.

BS consigna que quien no ha estado en contacto con este tipo de personas musulmanas, que con una arrogancia inaudita y reacciones imprevisibles, actúan como superiores, tratando de imponerse a nuestro personal, en cuanto a su adaptación religiosa. BS se pregunta ¿dónde están los receptores del “Wellcome Refugees” de los trenes en las estaciones? ¿se han llevado o repartido a algunos de ellos para atenderlos en sus casas o instituciones?… Sentados en sus sedes, disfrutando de sus ONGs y mirando adelante a más trenes y su siguiente lote de dinero en efectivo y subvenciones para actuar sólo como anfitriones en las estaciones.

A la difícil situación retratada por BS habría que agregar que de acuerdo al diario británico, Sunday Express, más de 4 mil terroristas del Estado Islámico (EI) se han infiltrado en Europa haciéndose pasar como refugiados; el EI no solo quiere su Califato en Siria e Irak, sino en todo el mundo. El discurso europeo frente al fenómeno migratorio se ha ido endureciendo a medida que se multiplican las llegadas y está reflejando impotencia de los gobernantes ante una crisis que se desborda. La solución humanitaria, tanto para los migrantes, como para la población europea que se está desesperando, está en el aire.