La policía antiterrorista belga ha detenido este viernes al yihadista Mohamed Abrini que al parecer es el hombre del sombrero que participó en los ataques al aeropuerto de Zaventem.

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La fiscalía ha anunciado la noche del viernes el arresto de Mohamed Abrini, sospechoso de haber participado en los atentados de París. Los investigadores tratan ahora de determinar si Abrini es el tercer yihadista que atentó contra el aeropuerto de Bruselas-Zaventem, conocido como el terrorista del sombrero.

Abrini fue filmado por las cámaras de seguridad del aeropuerto de la capital belga junto a los dos kamikazes, Ibrahim El Bakraoui y Najim Laachraoui.

La detención de Abrini, de 31 años, nacionalidad belga y origen marroquí, Su detención se produjo la tarde del viernes en Anderlecht, al suroeste de Bruselas,en la comuna de Anderlech. Desde el jueves la policía belga había hecho un llamado a testigos para intentar dar con el “hombre del sombrero”. Según la fiscalía este sospechoso abandonó el aeropuerto poco después de los estallidos de dos bombas.

Diferentes cámaras de seguridad captaron su huida, a pie, hasta que se le perdió el rastro en el centro de Bruselas, dos horas después de los estallidos.

La policía busca asimismo a otra persona, filmada junto a Khalid El Bakraoui, que se hizo estallar en la estación de metro Maalbeek, en el corazón del barrio europeo de Bruselas.

“La fiscalía federal confirma que hubo varios arrestos en el marco de los atentados en el aeropuerto nacional de Zaventem y en Bruselas, en el metro Maalbeek”, indicó en un corto comunicado, sin dar más precisiones.

De confirmarse que Abrini es el tercer terrorista del aeropuerto, los nexos entre los atentados de París y Bruselas se verían reforzados, tal y como ya apuntaron días atrás algunos indicios de la investigación. Uno de los suicidas de Bruselas dejó su huella en los explosivos de París, y varios apartamentos alquilados por los atacantes de Bruselas habían servido de guarida para los terroristas de Francia, lo que llevó a algunos investigadores a hablar de una misma célula responsable de ambas matanzas.

Estas cinco detenciones suponen, en cualquier caso, una victoria para la credibilidad de las fuerzas de seguridad belgas, fuertemente criticadas en un primer momento por haber tardado más de cuatro meses en capturar a Salah Abdeslam, pese a que fue finalmente hallado en Molenbeek, el barrio en que creció, y después por no haber sido capaz de evitar los atentados del 22-M. La policía ha desarrollado tras los ataques de París y Bruselas numerosas redadas para atrapar a sus autores, en muchos casos en coordinación con agentes franceses, y este mismo jueves facilitaba un vídeo con imágenes de la huida a pie durante dos horas del conocido como terrorista del sombrero con el objetivo de obtener pistas gracias a la colaboración ciudadana.

A los errores policiales se sumaron los políticos: los ministros de Interior y Justicia presentaron su dimisión después de que se conociera que las autoridades belgas habían sido advertidas por Turquía de la deportación a su país de uno de los suicidas sin que se tomara ninguna medida. El primer ministro, Charles Michel, rechazó ambas renuncias.