Juan Juriasti (Bilbao, España , 1951) es un conocido poeta, novelista, ensayista y traductor español;  una parte de sus artículos a la crítica de la  judeofobia  (en la que incluye el antisionismo ) y a la defensa del derecho a la existencia del Estado de Israel. Hoy ,en el periódico ABC de España publica la siguiente nota:

HÚNGAROS

· En la retórica de la izquierda siempre encontraremos el antisemitismo.

La embajadora de Hungría en España ha enviado a los periódicos un comunicado en el que defiende la posición del Gobierno de su país respecto a los refugiados. Desde el principio, afirma la señora Eniko Gyori, Hungría intentó hacer compatible un imperativo de seguridad nacional (la inviolabilidad de las fronteras exteriores) con la acogida a los refugiados que llegaran de forma legal.

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Como es sabido, los medios de la izquierda española decidieron, también desde un primer momento, presentar al presidente húngaro, Victor Orban, como el principal exponente de un nuevo fascismo xenófobo del que serían asimismo culpables, en diverso grado, otros Estados centroeuropeos integrados en la UE ampliada y, en particular, los de mayoría católica (Polonia, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia y Croacia). Desde el cierre de las fronteras balcánicas con Grecia, la imputación se extiende también a los de población ortodoxa (Macedonia y Serbia).

Ahora bien, se exonera de cualquier acusación semejante al Gobierno griego, a pesar de que ha devuelto numerosos contingentes de refugiados a Turquía. Para la izquierda, lo que determina la calificación moral de un acto no es lo que se hace, sino quién lo hace. No hay para ella una ética universal: ha distinguido siempre entre su moral y la nuestra.

Se queja la embajadora húngara del «paralelismo inaceptable y falso entre la situación de la crisis migratoria actual y la de los refugiados húngaros de 1956». Pero es que la izquierda nunca ha practicado el análisis concreto de las situaciones concretas que tanto recomienda. Por el contrario, resuelve su indigencia mental con paralelismos y comparaciones retorcidas cuya finalidad no es otra que satanizar a la derecha. Si defiendes la frontera de tu país frente a una migración invasiva, te comportas igual que los tanques soviéticos que aplastaron en 1956 la revolución húngara.

Con todo, aludir a los soviéticos incomoda a la izquierda (en el fondo, sabe que aquellos tanques eran su verdadera vanguardia). Prefiere el símil fascista o hitleriano. Lo ha empleado exhaustivamente desde hace medio siglo contra Israel y contra los judíos en general. Según esta variante, los palestinos serían las víctimas del verdadero Holocausto (los actuales referentes de la izquierda española, los islamistas iraníes y los bolivarianos, niegan el genocidio nazi) y los judíos, los únicos criminales contra la Humanidad.

En el repertorio de la retórica de izquierda siempre encontraremos el antisemitismo, latente o manifiesto. Por ejemplo, cuando la basura progre se conchaba para acusarme de haber escrito que los refugiados sirios usan a los niños como escudos humanos, juega con el supuesto de que dicha acusación, por indemostrable que sea, resultará verosímil, porque yo soy judío y, como es sabido, los israelíes acusan a los terroristas palestinos de usar a los niños como escudos humanos. Y es verdad que los terroristas islámicos, no sólo los palestinos, usan a los niños como escudos humanos, cuando no como bombas humanas, pero, como es obvio, yo no he escrito nada semejante de los refugiados sirios.
Da lo mismo. La estrategia de la izquierda se basa en proclamar que todo el que defienda el derecho de las naciones europeas a controlar sus fronteras intenta devolver Europa a los años treinta del pasado siglo. Es decir, al fascismo. Y, toda vez que el único referente del fascismo para esta izquierda indecente es Israel, promueve así la fantasmagoría de una derecha occidental manipulada por la conspiración judía internacional, mito que resucitaron al alimón sus patrones, los ayatolas y los chavistas. Parecida gentuza, por cierto.

 

Reproducción autorizada: Jon Juriasti/ ABC.es