Los días se tornaban oscuros. El hambre y la falta de ingresos se hacían recurrentes en la casa de Asher. La vida en aquellas provincias turcas cada vez era más complicada. Asher es el menor de cuatro hermanos de una familia judía. Con tan sólo 10 años ya había sido testigo de los dolorosos males que contaminaban aquellos tiempos.

_50118111_90adf35b

JAVIER CISNEROS

La infancia de Asher no fue como la de cualquier pequeño de su edad. Miedo, tristeza y desesperación fueron algunos de los sentimientos que él ya había experimentado.

Un día en una comida familiar, un amigo de sus padres les contaba sobre América, el continente dorado, en donde existía una esperanza de vida para ellos. Asher no tenía ni idea de dónde se encontraba América, pero desde ese día en su cabeza quedó sembrada la idea utópica de aquel hermoso lugar en donde todo sería diferente. Una nueva esperanza de vida.

Los años pasaban. Las cosas se complicaban cada vez más para los judíos en ese lugar. Con mucho esfuerzo, los papás del pequeño Asher pudieron juntar tan sólo para un boleto de viaje hacia México y decidieron que el menor de la familia era quien tenía que viajar a tierras mexicanas con sus tíos que tiempo atrás ya habían arribado a dicha ciudad.

Al pequeño se le rompía el corazón al dejar a su familia, por la gran incertidumbre de si algún día los volvería a ver, pero también sentía una gran ilusión por conocer las tierras en donde imaginó que podía ser libre.

Asher llegó en mayo a México. Fue recibido por sus tíos, que vivían en alguna vivienda entre las calles Jesús María y La Academia. Ellos se dedicaban a la costura para no perder aquellas costumbres sobre la vestimenta de la comunidad de donde venían.

Un recorrido en el pasado 
de los judíos

Ésta y muchas historias se esconden tras los alrededores de la Sinagoga Justo Sierra, ubicada en el centro de la Ciudad de México, en donde en el siglo XX, en tiempos de la inmigración judía, llegaban de tierras lejanas como Turquía, Grecia y Países Balcánicos.

La primera parada de este histórico recorrido comienza en el Parque Loreto, para luego ingresar a la primera Sinagoga en México, Monte Sinaí, correspondiente a los judíos de Damasco.

El recorrido sigue por la calle de Jesús María, ahí se encuentra el edificio donde vivió el primer rabino en México, Salomón Lobatón de Siria, que llegó al país en 1910. Una gran historia detrás de este lugar es que en una pelea a balazos, una bala impactó con el medidor de luz de este edificio, suceso que evidentemente terminaría en una gran explosión; sin embargo, esto no fue así, y la gente lo describió como un milagro divino.

Una cuadra más adelante, en Jesús María 23 número 12, está la vecindad donde vivió Jane, la cocinera, quien preparaba deliciosos platillos a los cuales, sin olvidar sus originales recetas, tuvo que adaptarle nuevos ingredientes para deleitar a todas las personas que día tras día la visitaban para poder complacer sus estómagos.

En ese mismo edificio se conoce la historia del panadero Goldberg, quien cada mañana atraía a sus clientes con el aroma de sus panecillos recién horneados. Su nieta describe el amor con el cual su abuelo preparaba estos alimentos y quien, a pesar de que su familia ya se encontraba en este país y tenía una buena situación económica, jamás quiso dejar su panadería.

En el número 22 encontramos la tienda de la señora Sara Makovski; quien proveía a todos los judíos con todo lo que ellos necesitaban para su vida diaria.

Muchas historias de judíos se encuentran tan sólo a unas cuadras del Centro Histórico de esta ciudad.

Las visitas al barrio judío se ofrecen de manera permanente el segundo domingo de cada mes a las 10 de la mañana y tienen una duración de 2 horas.

Fuente:eleconomista.com.mx