ISRAEL – En la ciudad cisjordana de Naplusa, los árabes se amotinaron el jueves. ¿Se quejaban de los asentamientos judíos o de la falta de un estado palestino? No.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Su problema fue que un grupo de judíos había entrado en la ciudad, y, puesto que es su derecho en virtud de acuerdos celebrados con la Autoridad Palestina, querían rezar en la tumba de José, un antiguo sitio judío de culto.

Los palestinos lanzaron piedras y quemaron neumáticos. Pero las tropas israelíes defendieron a los peregrinos y, gracias a los esfuerzos del ejército para impedir lesiones a ambos lado, no se reportaron heridos entre los palestinos.

No era la primera vez que los palestinos intentaban impedir a los judíos rezar en la tumba. Hubo un incidente similar en febrero. Antes de eso, la tumba y la sinagoga de la que forma parte fueron quemadas el pasado octubre, así como en el año 2000 en una revuelta sangrienta en el inicio de la segunda Intifada.

¿Por qué no pueden los palestinos aceptar que los judíos recen en un sitio antiguo? No tiene nada que ver con discusiones sobre fronteras, asentamientos ni estadidad. Es la misma razón por la que tratan la oración judía en el Monte del Templo de Jerusalem – el sitio más sagrado del judaísmo – como una declaración de guerra contra el Islam. Es una función de una narrativa en la que la presencia de judíos en cualquier parte del país es vista como ofensiva y un desafío para el orgullo nacional. También es la razón por la cual los palestinos y sus aliados lograron obtener que la UNESCO apruebe una resolución que niega cualquier conexión entre el Monte del Templo y el Muro Occidental y el judaísmo o el pueblo judío.

Fuente: Commentary / Jonathan S. Tobin Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico