Cuando Hezbolá intervino por primera vez del lado del Presidente Bashar al-Assad en Siria, los analistas israelíes de defensa vieron la incursión como una bendición — mejor tener a su archi-enemigo libanés enredado en una guerra en Siria. Pero hay creciente preocupación que Hezbolá está obteniendo valiosa experiencia en el campo de batalla en Siria, especialmente en lo que hace a operaciones ofensivas a gran escala y coordinadas, algo de lo que la milicia chií tenía poco conocimiento antes.

JAIME DETTMER PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO – Esa experiencia práctica podría ser útil en cualquier conflicto posterior con Israel. Los comandantes de Hezbolá reconocen los beneficios.

“En ciertas formas, Siria es un ensayo para nuestra próxima guerra con Israel,” admitió hace poco un comandante de las fuerzas especiales de Hezbolá a VOA.

El entrenamiento en tiempos de paz no es sustituto para la experiencia en tiempos de guerra, dice John Capello, un ex agregado aéreo de Estados Unidos en Tel Aviv y ahora analista en la Fundación para la Defensa de las Democracias, un instituto de política exterior en Washington.

“La OTAN hace un gran esfuerzo para hacer el entrenamiento tan real como sea posible pero todavía es guionado y no enseña cómo lidiar con lo inesperado. Simplemente no es lo mismo que la cosa real.”

Hezbolá ha estado a la vanguardia de los grandes ataques contra los rebeldes sirios y no sólo junto a la frontera en Qalamoun y Quneitra sino también más lejos alrededor de Aleppo en el norte de Siria.

Los comandantes rebeldes contrarios a Assad estiman que el 80% de las fuerzas terrestres que ha desplegado el régimen de Assad desde que fue iniciada la campaña de bombardeos rusos en septiembre del 2015 no han consistido de sirios sino que están conformadas por combatientes deHezbolá e iraníes junto con voluntarios chiíes de Irak, Afganistán y Pakistán.

Nuevas capacidades

“Hezbolá se ha vuelto más capaz en maniobras de fuerzas masivas y vincular a los diferentes grupos de combate — y aprovechando todo eso con las lecciones que aprendió de la guerra con Israel en el 2006, especialmente en lo que hace a derrotar a la armadura,” dice  Aram Nerguizian, un analista en Medio Oriente del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales. Los guardias revolucionarios iraníes y milicianos deHezbolá han estado luchando lado a lado durante meses ya, afilando su capacidad para trabajar juntos.

La alianza militar precede a la guerra siria, dice Nerguizian.

“Siempre ha ocurrido que has tenido una gran cantidad de sinergia entre los iraníes y Hezbolá en términos de táctica, mando y control y entrenamiento…las misiones en que están involucrados en Siria son diferentes de lo que han estado trabajando con los guardias revolucionarios iraníes en el contexto de competencia estratégica con los israelíes. Así en Siria, Hezbolá ha tenido que volverse un tanto magistral en contra insurgencia. Entonces tienes un grupo insurgente que se ha vuelto uno de los actores más capaces en el campo en lo que hace a un rol de contra-insurgencia”, agrega él.

Hezbolá también ha aprendido a coordinar con otras milicias irregulares que han llegado desde tan lejos como Afganistán. Y el archi-enemigo de Israel se ha acostumbrado a trabajar con el ejército ruso— solicitando ataques aéreos y sirviendo de enlace en lo que hace a inteligencia y reconocimiento.

“Hezbolá está aprendiendo a usar equipo más sofisticado, y está obteniendo más experiencia en el campo de batalla para sus combatientes”, dice Matthew Levitt, director del Programa Stein en Contraterrorismo e Inteligencia en el Washington Institute for Near East Policy, un instituto. Se estima que hasta 10,000 milicianos de Hezbolá han estado combatiendo en Siria en algún momento.

“Sí, se ha cobrado más pérdidas este conflicto que en todas las guerras contra Israel. Algunos de ellos han sido gente bastante importante,” dice Levitt, autor del libro “Hezbolá: La Huella Global del Partido de Dios del Líbano.” “Pero sobre todo está viendo mayores niveles de reclutamiento y más gente siendo atraída a la causa,” agrega.

No fue siempre así.

Dudas sobre la participación siria

Hezbolá prestó apoyo al régimen de Assad desde el principio de la guerra civil con pequeños números de combatientes pero comprometidos fuertemente cuando la guerra se prolongó a hacer todo lo posible militarmente para salvar al hombre fuerte de Siria, un miembro de la secta minoritaria alauita, un vástago del Islam chií.

Los combatientes de Hezbolá han sido educados desde edad temprana para someterse a la disciplina militar estricta y son alimentados en una cultura de martirio, creyendo que Dios aprueba sus luchas.

Muchos han asistido a la universidad o al menos completado la secundaria, y su entrenamiento militar e ideológico es riguroso. Ellos son alabados dentro de las comunidades chiíes del Valle de Bekaa y el sur de Líbano como defensores de una secta musulmana que tradicionalmente era impotente y desvalida en un país dominado por señores y políticos cristianos y musulmanes suníes.

Hezbolá cambió todo eso, corriendo el orden de picoteo en lo que respecta al poder político en Líbano.

Aún así, muchos chiíes libaneses dudaron de la sabiduría del involucramiento en Siria. Cuando los jóvenes combatientes chiíes libaneses comenzaron a regresar en bolsas para cadáveres en el 2014, algunos partidarios, especialmente los del sur de Líbano, cuestionaron por qué Hezbolá estaba luchando en Siria, argumentando que el enemigo real es Israel. Pero una serie de bombardeos yihadistas en los bastiones chiíes de Beirut y los ataques suicidas en el Valle de Bekaa cambiaron eso — los críticos cayeron nuevamente en línea.

“El Estado Islámico ha sido una gracia salvadora para las campañas de reclutamiento de Hezbolá”, dice Levitt. Hasta los bombardeos y el ascenso del Estado Islámico, “hubo gran cantidad de reacción hacia Hezbolá”, agrega él. “Hezbolá es visto como el único capaz de defender a los chiíes de la acometida de los radicales suníes.

Conflicto futuro

Otras capacidades realzadas de Hezbolá, dicen los analistas, incluyen usar cobertura de artillería más eficazmente, utilizando drones habilidosamente en operaciones de reconocimiento y vigilancia y mejorando las operaciones logísticas para apoyar grandes ofensivas. Los analistas, tanto como los estrategas israelíes, ahora están tratando de calcular las posibles consecuencias a más largo plazo de las capacidades militares incrementadas — tanto como la profundización de su alianza militar con Irán.

“Hezbolá no quiere una guerra con Israel en este momento,” dice Levitt. “No es capaz de luchar un conflicto convencional hecho y derecho en múltiples frentes. Pero Hezbolá tiene que ser capaz de demostrar que sigue siendo una organización de resistencia [a Israel], y ellos reconocen que no es suficiente decir que el camino a Jerusalem pasa por Damasco, porque aparte de todo, es una geografía adversa. Es importante para ellos poder abrir un frente desde el cual puedan hacer cosas más pequeñas de vez en cuando contra Israel y rascar esa picadura de la resistencia.”

Levitt argumenta que Hezbolá no quiere hacer eso desde Líbano, tomando seriamente la amenaza israelí de dar inicio a una estratégica campaña aérea masiva en represalia contra la infraestructura del país. Eso apunta a los Altos del Golán, una región capturada de Siria y ocupada por Israel durante la Guerra de los Seis Días, territorio que Israel anexó efectivamente en 1981.

Nerguizian también ve el Golán como el punto de irritación, uno que es mejor terreno para Hezbolá, si este quiere usar sus nuevas capacidades. El territorio alrededor de la Línea Azul, la línea de demarcación fronteriza entre Líbano e Israel establecida por la ONU, es más restrictivo para operaciones ofensivas mayores. “Ellos quisieran mantener un punto de apoyo estable en el Golán y dejar tropás allí después que termine la guerra civil siria,” dice Nerguizian.

Y ha habido considerable actividad por parte de Hezbola y los guardias iraníes en la región del Golán de Siria, provocando una serie de ataques aéreos israelíes desde el inicio del año pasado. Los funcionarios israelíes calculan que mucha de esa actividad por parte de sus enemigos acérrimos tiene poco que ver con el conflicto actual en Siria pero todo que ver con la planificación para un conflicto futuro con Israel. En enero del 2015, un ataque aéreo israelí en el Golán de Siria tomando como blanco a una caravana de dos coches mató a seis combatientes de Hezbolá, incluidos dos prominentes comandantes, y un general iraní, Mohammad Ali Allahdadi.

Han habido otros, como reconoció el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu el 12 de abril, cuando dijo que Israel ha llevado a cabo “docenas” de ataques aéreos en Siria para impedir las transferencias de armas y misiles a Hezbolá de Líbano.

El eligió hacer sus comentarios mientras visitaba un ejercicio de entrenamiento de soldados de reserva del ejército en los Altos del Golán ocupados por Israel. Un funcionario israelí dijo a VOA que Israel no permitirá que Hezbolá y los guardias revolucionarios de Irán establezcan bases en la provincia Quneytra de Siria junto a los Altos del Golán.