El Rab Shimón Durán (Rashbets, 1361-1444 ) explica en su introducción al comentario de Pirké Abot, Maguén Abot,  que la razón por la cual estudiamos este tratado de la Mishná antes de Shavuot es para llegar al nivel de “Jasidut”. 

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RABBI YOSEF BITTON

“Jasid” en nuestros días se suele traducir por pío o piadoso, o se suele asociar con algún movimiento de seguidores alrededor de una figura Rabínica prominente. Veamos ahora cómo define el Rab Durán el concepto de “Jasid”.    El Rab Duran cita la Guemará en Quiddushin 40a que dice que puede existir un hombre que sea un “Tsadiq, un hombre justo, pero no bueno“. Por ejemplo, si alguien es muy escrupuloso en su relación con D-s, pero no se comporta bien hacia las personas.  El Rab Durán explica que “el nivel más alto de observancia, por encima del cual no hay otro nivel, es cuando una persona es buena hacia HaShem y también hacia el prójimo. Y cuando un Yehudí alcanza este nivel ideal se lo denomina “Jasid”. “Jasid”, en otras palabras, es el máximo ideal  al cual un Yehudí debe aspirar.

Veamos ahora cómo describe el Rab Durán en detalle las características de un JASID.

CONEXION CON HASHEM

El judío ideal debe estar en permanente contacto con Dios. Desde que se levanta por la mañana hasta que se acuesta a dormir por la noche, debe tener el nombre de HaShem en sus labios.  Al rezar tres veces por día,  al recitar las berajot cada vez que come, y al estudiar Torá de día y de noche.  El Rab Durán menciona que el epítome (el máximo nivel, casi utópico) de la conexión con HaShem la alcanzaron los “jasidim rishonim“, los “antiguos jasidim” que menciona la Mishná de Berajot.  Solían meditar largamente en sus rezos y llegaban a ocupar nueve horas del día en sus rezos.  El primer elemento que se debe desarrollar para ser un JASID es una relación permanente con Dios. Tener a HaShem constantemente en el corazón, en la mente y en los labios.  Sin embargo,  si un Yehudí sólo se dedica a cultivar su relación con Dios, no se puede considerar un JASID, un judío ideal o completo. Faltan otras dos dimensiones que se deben desarrollar para alcanzar este ideal.

INTEGRIDAD

La Guemará Babá Qamá  30a nos cuentan que los “Jasidim Rishonim”, los mismos que rezaban 9 horas por día, eran también muy estrictos en su comportamiento moral. Estos Jasidim, cuenta la Guemará, eran extremadamente cuidadosos en no robar ni causar daño alguno a cualquier otra persona. El ejemplo que menciona la Guemará, increíblemente moderno, nos cuenta cómo hacían los jasidim rishonim para deshacerse de vidrios rotos o ramas con espinas. Mientras que la gente normal simplemente tapaba este tipo de deshechos superficialmente con un poco de tierra, los jasidim rishonim cavaban un pozo de por lo menos 30 cm de profundidad y colocaban allí los vidrios y las espinas para que no causaran ningún daño, ni siquiera a quien eventualmente años más tarde, estuviera trabajando en esas tierras con su arado. Estos Yehudim se caracterizaban por su extremo cuidado por evitar, directa o aun indirectamente, causar algún daño o perjuicio a los demás.

GUEMILUT JASADIM

El tercer elemento que caracterizaba a los Jasidim Rishonim es la bondad, el Jesed, los actos de bien. No olvidemos que la palabra “Jasid” viene de “Jesed”, “hacer el bien”.  El Jesed se practica cuando yo estoy dispuesto a ayudar al otro, aunque no me hayan solicitado ayuda. A veces hace falta ayudar al prójimo con Tsedaka, con una ayuda económica. Y algunas veces la gente necesita otro tipo de asistencia que no se puede comprar con dinero: por ejemplo, visitar a una persona enferma, animarlo, y traerle unas palabras de aliento no es algo que se hace con dinero, sino con la “presencia” de uno. Lo mismo se puede decir de nijum abelim,  consolar a los familiares de alguien que acaba de fallecer. Lo que ayuda y reconforta es nuestra presencia. Y algo parecido ocurre cuando invitamos a nuestra casa a gente para cenar en Shabbat, etc, hajnasat orejim. Todos estos son ejemplos Jesed, actos de bien que hacemos ya sea con nuestro dinero (tsadaqa) o con nuestra presencia y nuestro tiempo (guemilut jasadim).

De esta manera, el Rab Durán nos brinda una visión acabada y completa de cómo se define el ideal judío.  Por un lado, construir y mantener una relación permanente con HaShem, y por el otro lado, ser extremadamente honesto, íntegro y por sobre todo generoso, y sensible, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance por ayudar a los demás, con nuestros bienes y con nuestro tiempo.

El Rab Durán concluye: ¿Por qué estudiamos Pirké Abot? Porque este tratado de la Mishná contiene los consejos de nuestros sabios para transformarnos en buenos Yehudim con HaShem y con el prójimo.