En los últimos años, la Asociación de Estudios Americanos (ASA, por sus siglas en inglés) se ha desviado de su misión académica por líderes que desean convertirla en una organización que aboga por un cambio social mucho más allá de las fronteras de EE.UU, centrándose en la deslegitimación de Israel. Este esfuerzo culminó en una resolución de un boicot académico a ese país en diciembre de 2013.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El boicot a Israel fue elaborado por un pequeño grupo que se ha apoderado de la ASA, al que se opone un creciente número de miembros. Un grupo que ha dividido a la organización manchando su nombre, al mismo tiempo que viola la ley.

Esta semana, presentamos una demanda contra la ASA para que la organización vuelva a cumplir con su misión académica. Hemos dedicado nuestra vida profesional al estudio de la civilización estadounidense, y a través de nuestra enseñanza, deseamos trasmitir esta pasión a nuestros estudiantes. En conjunto, este campo ha existido aproximadamente 150 años. Uno de nosotros edita la Enciclopedia de Estudios Americanos de la ASA, otro se ha hecho cargo de la edición de la Bibliografía anual del American Quarterly, la revista oficial de la ASA. Dos de nosotros fueron galardonados con el Premio Turpie Marie de la ASA por su trabajo excepcional, el asesoramiento y desarrollo de programas.

Ahora tememos por el futuro de la programación académica de estudios americanos. Observamos cómo el boicot anti-israelí ha alejado a nuestros estudiantes.

El boicot a Israel está fuera del alcance de los propósitos legales de la organización consagrados en su Carta corporativa, que es “ampliar los conocimientos y promover el estudio de la cultura estadounidense”.

Durante más de sesenta años, la ASA cumplió fielmente con su misión, convirtiéndose en la principal organización que educa al público sobre la cultura estadounidense y en el hogar de académicos prominentes en el campo. Pero el boicot académico a Israel no tiene nada que ver con el propósito de la ASA. De hecho, el boicot contradice la misión de la organización, y disminuye la colaboración entre académicos americanos, israelíes y los estudiantes. El boicot incluso impide que miembros de la ASA trabajen con la población árabe que estudia en las universidades israelíes. Por lo tanto, de acuerdo a los principios bien conocidos del Derecho de sociedades, el boicot es ilegal.

Una entidad no lucrativa como una iglesia u organización académica especifica su propósito en su carta a fin de asegurar a miembros o donantes que sus contribuciones serán utilizadas sólo para ese fin. Así como es indebido utilizar los recursos de una iglesia, templo o mezquita para otros fines, es incorrecto que una organización académica como la ASA se convierta en una entidad política destinada al “cambio social”. Hemos dedicado nuestro tiempo y esfuerzo a la Asociación de Estudios Americanos con el objeto de crear una organización académica, y no con el objeto de proporcionar una plataforma para aquellos interesados en declaraciones de política exterior. Además de traicionar nuestros esfuerzos, los activistas anti-Israel que dirigen la ASA han creado una distracción a costa de la organización en términos de membresía, generado una pérdida de ingresos, exponiéndola al ridículo.

La resolución del boicot fue aprobada mediante un proceso defectuoso e ilegal en base a una votación manipulada. Entre otras cosas, los activistas del boicot reclutaron a sus propios estudiantes para unirse a la ASA (a precios reducidos) e impidieron la participación de personas con opiniones opuestas en un esfuerzo por inclinar el voto a su favor. Aún así, el boicot fue apoyado por sólo 828 miembros de los 5,000 que integran la organización.

Nosotros apoyamos firmemente la libertad de expresión. De hecho, una de las razones por las que nos oponemos al boicot es que dicho movimiento congela el diálogo y el intercambio de ideas. Creemos que debemos permitir a los defensores del boicot a Israel expresar sus opiniones, y que al final se impondrá la verdad. Sin embargo, ellos no pueden utilizar a una asociación financiada por cuotas anuales de más de 5,000 estudios académicos estadounidenses como megáfono para demonizar a Israel. Si estos miembros desean boicotear a ese país pueden hacerlo como individuos, o a través de las diversas organizaciones dedicadas a esa causa. No debemos permitir que ellos controlen nuestra organización dedicada a estudios estadounidenses, no israelíes, ni árabes, y cuya misión es el estudio, no la política.

Deseamos recuperar nuestra organización y volver al estudio de la cultura estadounidense. Ese es nuestro derecho.

Fuente: The Hill – Congress Blog / Simon Bronner & Michael A. Rockland

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