En varias ocasiones, accidentes y estampidas han provocado víctimas mortales, como ocurrió el año pasado, cuando entre los aplastados por la muchedumbre se contaron al menos 460 peregrinos iraníes

 ESTHER SHABOT PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO – Uno de los cinco pilares del Islam es el llamado Hajj que significa la obligación para el fiel musulmán de llevar a cabo al menos una vez en la vida, la peregrinación a la Meca, siempre y cuando tenga las condiciones económicas y de salud necesarias para cumplir con tal mandato. Los diversos rituales practicados durante la estancia de los peregrinos en la Meca se centran alrededor del sitio sagrado de la Kaba y se prolongan por cerca de tres días. Esta peregrinación se lleva a cabo cada año en el decimosegundo mes del calendario musulmán con la consecuente llegada a Arabia Saudita de millones de fieles deseosos de cumplir con esa obligación religiosa. Para el gobierno de Riad este es un evento que al mismo tiempo que distingue a su reino como el centro religioso y de devoción más importante del mundo islámico compuesto por mil 500 millones de miembros, le demanda un gigantesco esfuerzo logístico y organizativo que no siempre culmina con saldo blanco. En varias ocasiones, accidentes y estampidas han provocado centenares de víctimas mortales, como ocurrió precisamente el año pasado, cuando entre los aplastados por la muchedumbre se contaron al menos 460 peregrinos iraníes.

Y es justamente el tema de la peregrinación de iraníes a la Meca lo que muestra el alto grado de tensión y rivalidades que hoy existe entre el reino saudita y Teherán, ya que hasta el momento y luego de diversos esfuerzos negociadores realizados en la ciudad de Jeddah, la delegación iraní se ha retirado por considerar que sus demandas no fueron atendidas. El Ministerio saudita encargado de las peregrinaciones declaró por su parte que “…el gobierno iraní será el responsable ante Alá el Todopoderoso y su gente, de la imposibilidad de los ciudadanos iraníes de cumplir con el Hajj este año”. En sentido contrario, el representante iraní señala que su abandono de las pláticas tiene que ver con que Riad no está dando las garantías necesarias para el transporte y la seguridad de los iraníes, a pesar de la disposición de los sauditas de proporcionar a los visitantes visas electrónicas a través de la embajada suiza en la capital saudita, embajada que también aceptó velar por la seguridad de los 63 mil iraníes que pretenden llegar.

Evidentemente la rivalidad creciente y cada vez más abierta entre Teherán y Riad es lo que está detrás de este desacuerdo que toca fibras religiosas especialmente delicadas relativas al cumplimiento de un mandato de primera importancia para los fieles musulmanes. La ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países hace poco más de medio año coronó un largo proceso de distanciamiento originado por la competencia por el liderazgo regional, la pugna sunismo-chiismo, los nuevos escenarios derivados de la Primavera Árabe y el fin del aislamiento internacional de Irán tras el acuerdo de éste con el G5+1 por el cual el país persa se comprometió a detener su desarrollo nuclear con fines bélicos.

El Consejo Saudita de Ministros ha declarado su rechazo a politizar el asunto dado que según sus principios, su misión es recibir y honrar a los peregrinos musulmanes de cualquier nacionalidad que quieran visitar los sagrados lugares de La Meca. Sin embargo, es evidente que el tema inevitablemente se ha politizado y que de no solucionarse en el corto plazo significará una barrera más en la complicada y hostil relación entre estos dos grandes segmentos que conforman al mundo musulmán.

Fuente: Excelsior – Esther Shabot