THE WALL STREET JOURNAL

El radical que podría ayudar a escoger al próximo líder supremo de Irán.

Uno de los beneficios publicitados del acuerdo nuclear con Irán es que suavizará gradualmente al régimen empoderando a políticos más moderados. A juzgar por la elección de la dirigencia de la Asamblea de Expertos de la semana pasada en Irán, la moderación no es lo que los mulás tienen en mente.

La Asamblea de 88 miembros, que seleccionará al próximo líder supremo de la República Islámica, votó el martes por hacer su presidente al Ayatola Ahmad Jannati de 89 años de edad. Jannati es un intransigente incluso para los estándares exigentes del régimen. Él sustituye al Líder Supremo Ali Khamenei como imán temporal de los rezos de los viernes de Teherán, y sus discursos deben ser instructivos para los que se apresuraron a declarar la amañada elección de febrero para la Asamblea de Expertos como una victoria para la moderación.

Con respecto a Estados Unidos: “Ellos son los maestros del terrorismo mundialmente y los maestros de los terroristas.”

Sobre los judíos: “Los sionistas tienen la apariencia de humanos, pero no son humanos y tienen el porte de cerdos y depredadores. Y han creado las condiciones que han obligado a personas en todas partes a gritar contra ellos.”

Con respecto a Israel: “La caída de Israel y sus compañeros de viaje está llegando, y pronto seremos testigos de este acontecimiento.”

En 1989 viajó por el mundo musulmán para concentrar apoyo para la fatua del Ayatola Khomeini llamando al asesinato del novelista inglés Salman Rushdie. En el 2003 llamó a los iraquíes a “recurrir a operaciones de martirio” contra las fuerzas estadounidenses. En el 2009 dijo que deseaba que alguien “desperdiciara una bala” en la entonces ministra de relaciones exteriores israelí, Tzipi Livni, “cada vez que veo la cara de esa mujer.” En el 2014 felicitó a los fieles en la ocasión de la muerte del rey saudita Abdullah.

Jannati dirigirá la Asamblea de Expertos durante un término de dos años, y ha dicho que se propondrá preservar la misión “revolucionaria” del organismo. Su ascenso significa que sea quien sea que siga al cada vez más frágil Khamenei como líder supremo, es improbable que altere la filosofía central anti-occidental del régimen. En Irán están todavía a cargo los intransigentes.

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México