Cientos de miles de colonos viven ahora al otro lado de la “línea verde”, dicen funcionarios de la ONU, ‘los asentamientos son el vehículo para tomar control de la tierra’ y expresan preocupación por sus efectos sobre la viabilidad de un futuro acuerdo, pero añaden que “algunos tendrán que ser reversibles”.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En las colinas al este de Jerusalem con vistas a la ciudad de Jericó y el valle del Jordán se encuentra un asentamiento judío religioso cuyos techos de tejas rojas, cuidados jardines y parques infantiles de colores brillantes dan la sensación de permanencia.

Mitzpe Yerijo ha destacado en este acantilado cerca del Mar Muerto – el punto más bajo de la Tierra – desde 1978. Es uno de los más de 230 asentamientos israelíes construidos en Cisjordania y Jerusalem Este durante los últimos 50 años.

Diplomáticos y observadores internacionales están cada vez más preocupados de que se pueda estar llegando al punto de irreversibilidad.

Si mañana se consiguiera mágicamente un acuerdo de paz , los palestinos esperarían que los israelíes que viven en Mitzpe Yerijo salieran de allí. Sin embargo, sus 3.000 habitantes, casi todos nacionalistas religiosos, no tienen esa intención. Para ellos, los asentamientos son irreversibles.

“Si hay paz con los palestinos, nos quedamos y si no hay paz, nos quedamos también”, dijo Yoel Misael, de 65 años, que ha vivido en Mitzpe Yerijo desde su fundación. “Es parte de Israel, según la Biblia. Es algo de Dios”.

El viernes se reunirán los ministros de Exteriores con el objetivo de allanar el camino para una cumbre más adelante este año a la que se espera que asistan líderes israelíes y palestinos.

Consciente de la creciente presión internacional, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo el lunes que estaba a favor en parte de la iniciativa de paz árabe, una propuesta presentada por Arabia Saudita en 2002 que otorgaría el reconocimiento de Israel a cambio de retirarse de Cisjordania y Jerusalem Este, entre otras medidas.

Una vasta inversión
El proyecto de asentamientos comenzó después de que Israel capturara la Ribera Occidental y el este de Jerusalem en la guerra de 1967 y cientos de miles de israelíes se han asentado allí desde entonces.

Muchos viven en grandes bloques cerca de Jerusalem o la “línea verde” que separa Israel de los territorios palestinos, mientras que otros viven en el interior de Cisjordania en enclaves altamente protegidos o casas prefabricadas sobre las cimas de colinas.

Calcular el costo financiero de los asentamientos para Israel es difícil; así como el capital necesario para construir allí en gastos de defensa e infraestructura y el precio de los recortes de impuestos para los residentes que se desplazan. Pero el Centro Macro para Economía Política, un grupo de reflexión de Israel, estima que la construcción solo ha costado alrededor de $ 30 mil millones durante los últimos 40 años.

Apenas pasa un mes sin un nuevo aviso del gobierno o de uno de sus ministerios de que parte del territorio ha declarado “tierras del Estado”, precursor de la construcción de asentamientos, o de la decisión de permitir que la nueva construcción continúe.

Al mismo tiempo, los palestinos que viven en una parte de Judea y Samaria conocida como la zona C, que representa el 60 por ciento del total, y es donde se encuentran la mayoría de los asentamientos, están siendo arrancados de su tierra en números cada vez mayores.

Durante una visita a una parte sensible de la zona, cerca de la ciudad palestina de Nablus, donde los asentamientos ocupan casi cada colina y están expandiendo su huella de manera constante, diplomáticos de la ONU estudiaron mapas y señalaron cómo los enclaves israelíes se estaban extendiendo hacia el valle del Jordán.

“Empieza a ser irreversible”, dijo un funcionario, una opinión apoyada por separado por media docena de diplomáticos extranjeros.

En virtud de los acuerdos de Oslo de mediados de la década de 1990, Israel mantiene el control total sobre la zona C, donde grandes extensiones han sido declaradas zonas militares cerradas. Como resultado, los tribunales israelíes tienden a aprobar la evacuación de los palestinos de la zona y la demolición de sus casas, a pesar de que los acuerdos no cambiaron la situación ilegal de los asentamientos allí.

“Los asentamientos son el vehículo para tomar control de la tierra”, dijo Catherine Cook, funcionaria de la oficina de la ONU para coordinar la asistencia humanitaria y una autoridad en los asentamientos, el mes pasado.

Se le preguntó si creía que la empresa de los asentamientos era irreversible, y respondió: “Parte de ella tiene que ser reversible”.

Presión desde dentro
Si se logra un acuerdo de paz, sin duda, muchos de los asentamientos se mantendrán. Aunque no esté reconocido abiertamente, los negociadores palestinos aceptan intercambios de tierra, en los que los israelíes mantienen grandes bloques de asentamientos a lo largo de la línea verde y cerca de Jerusalem, y los palestinos recibirían cantidades equivalentes de tierras de Israel a cambio, como parte del acuerdo.

Pero eso todavía dejaría amplias zonas de Judea y Samaria, donde viven 2,8 millones de palestinos en ciudades grandes como Hebrón, Nablus y Ramallah, salpicadas con más de un centenar de asentamientos, muchos grandes y protegidos por el ejército.

El ministro de Educación Naftali Bennett es un ardiente partidario de los asentamientos y quiere que Israel se anexe toda la zona C en lugar de permitir que surja un estado palestino. El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman vive en un asentamiento y es igualmente precavido con un Estado palestino, aunque al igual que Netanyahu ha dado la bienvenida a ciertos elementos de la iniciativa de paz árabe.

Hagit Ofran, una alta funcionaria de Paz Ahora, una ONG israelí opuesta a los asentamientos, cree que se pueden trazar líneas que permitan que emerja un Estado palestino manteniendo Israel muchos de sus enclaves. Aun así, se estima que unos 150.000 colonos pueden tener que ser desplazados.

Si bien algunos podrían irse de buen grado si se les ofrece una compensación adecuada, otros muchos no lo harían. La evacuación de sólo 8.500 colonos de Gaza en 2005 causó violencia y escándalo.

Muchos de los colonos del corazón de Judea y Samaria son nacionalistas religiosos que creen que toda la tierra fue dotada a Israel en la Biblia. No les interesan los incentivos financieros para salir.

Fuente: Ynet – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico