Zicaron baSalon, Memorias desde la Sala, es un evento realizado en el contexto de la conmemoración de Yom HaShoá (Día del Holocausto), durante el cual un sobreviviente del Holocausto narra sus experiencias en la intimidad de la sala de un hogar, rodeado de pocos invitados.

ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La Comunidad Bet-El de México llevó a cabo hace unos días esta reunión en dos sedes distintas. En una de ellas participó el Sr. Julio Boton, mientras que en la otra estuvo la Sra. Miriam Weiz de Stillman.

Enlace Judío tuvo la oportunidad de escuchar el testimonio de la Sra. Miriam, de origen húngaro, quien primero fue encerrada junto con toda su familia -padre, madre y hermana- en el ghetto en su Hungría natal, ubicado en una fábrica de ladrillos, tras dos semanas en condiciones muy precarias, sin agua ni comida además de lo que ellos mismos habían llevado, los transportaron a Auschwitz en vagones destinados para ganado, donde iban apiñados sin agua ni comida.

Esta mujer, cuya férrea voluntad nunca flaqueó aun en los peores momentos, comenta que en un momento del camino, el tren se detuvo y se permitió a los prisioneros bajar a beber agua en la calle, a sabiendas de que quien tratara de escapar sería asesinado por los guardias nazis. “Mi madre recorrió los vagones y no sé de dónde trajo tocino para mi hermana y para mí. Mi madre era muy religiosa y kosher, pero me parece que nuestra religión aprecia más la vida que los reglamentos”, relata.

images9Sobre la llegada al campo de internamiento, “Buba”, como cariñosamente la llaman su familia y amigos, relata: “Era una opereta: El doctor Mengele se sentaba y, mientras silbaba frente al cargamento humano que iba llegando, decidía el destino de las personas: izquierda, derecha. Hasta donde se sabe, el primer lado era el pase a la muerte, y el segundo al trabajo, si así se le puede llamar a las condiciones infrahumanas, vejaciones, crueldad, sevicia, abuso de poder y un largo etcétera que imperaba en los campos de la muerte”.

“Buba” nos relata su encuentro con Irma Ilse Ida Grese, quien ingresó al campo de concentración de Auschwitz como Guardia Femenina en 1943 y que ascendió rápidamente en las filas hasta llegar a ser nombrada supervisora a finales de ese mismo año, ocupando el segundo puesto en importancia, sólo después de María Mandel; Irma es la mujer de infausta fama conocida como “La Perra de Belsen”, “La Bestia Bella“ o con el homónimo de ese otro sádico “El Ángel de la Muerte”, el Dr. Josef Mengele, de quien fue amante.images8 No tenía siquiera 20 años y su presencia ya causaba miedo. Buba comenta que esta mujer tenía perros hambrientos, dato bien documentado en libros sobre mujeres criminales alemanas, y furiosos a los cuales permitía abalanzarse sobre las prisioneras para devorarlas.

fila

Todos los días hacían formarse a las prisioneras desde las tres de la madrugada y hasta las once de la mañana; un día, Buba no encontraba a su hermana –quien había sido asignada a una labor en otro lugar del campo– y comenzó a llorar en la fila; en ese momento pasó a su lado “La Perra de Belsen”, quien al verla llorar por su hermana, le dio un golpe que le hizo perder dos piezas dentales.

Buba asegura que fue la voluntad de vivir lo que les salvó la vida a ella y su hermana. “Era muy fácil dejar de vivir. Bastaba con ir hacia la cerca electrificada y tocarla para finalizar la pesadilla”, dice.

Es una bendición tener testimonios de sobrevivientes de esa tragedia. Quiera D-os que podamos seguir contando por muchos años con los testimonios y la fuerza de estas personas que son ejemplo de entereza y significan un gran orgullo para nuestra comunidad.