ועתה, אם-שמוע תשמעו בקולי, ושמרתם, את-בריתי – והייתם לי סגולה מכל-העמים, כי-לי כל-הארץ. ואתם תהיו-לי ממלכת כוהנים, וגוי קדוש

Y ahora, si ustedes aceptan escuchar Mis mandamientos y mantener un pacto conmigo, se convertirán para Mí en un tesoro (segulá) entre todos los pueblos … y ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes (mamlejet kohanim) y una nación consagrada (goy qadosh)”.

RAB YOSEF BITTÓN

Hoy vamos a explicar el tercero de los términos expresados en la elección de Israel: goy qadosh גוי קדוש.

GOY: La palabra “goy”, convencionalmente usada para referirnos a una persona no judía, significa simplemente “pueblo” o “nación”. Y en la Torá se usa muchas veces en referencia al pueblo de Israel.

QADOSH: La próxima palabra, “qadosh” es imposible de traducir al castellano con un solo término. “Qadosh” puede significar, según el contexto: sagrado, asignado, santo, especial, separado, consagrado, único, diferente, y más.

En el contexto de la entrega de la Torá, que se celebra en Shavu’ot, “goy qadosh” se refiere a que somos un pueblo “consagrado”, es decir, elegido y asignado por Dios para una misión especifica.

Fuimos elegidos en primer lugar para ser testigos de la existencia de Dios. En Shavu’ot, cuando recibimos la Torá, HaShem se reveló al pueblo de Israel. No vimos imágenes, pero sí escuchamos Su voz. Fuimos (y somos) los únicos testigos “presenciales” de la existencia de Dios. Las “prueba” de la existencia de Dios, para los judíos, no se basa en evidencias filosóficas o científicas, sino en nuestra propia experiencia colectiva en el momento de la entrega de la Torá. Como dijo el profeta Yesha’ayahu: אַתֶּם עֵדַי, נְאֻם ה ‘, וְעַבְדִּי אֲשֶׁר בָּחָרְתִּי, לְמַעַן תֵּדְעוּ וְתַאֲמִינוּ לִי וְתָבִינוּ, כִּי אֲנִי הוּא, לְפָנַי לֹא נוֹצַר אֵל וְאַחֲרַי לֹא יִהְיֶה “Así dice HaShem [a Israel] ustedes son Mis testigos, Mis siervos , a quien Yo he escogido; para que sepan y crean [en Mí] y hagan saber que Yo soy [Dios], y que no existe otro Dios fuera de Mí “.

El Cuzarí de Rabbi Yehudá haLevi, un libro que describe los principios más básicos del judaísmo, explica que en otras religiones siempre es “una persona” (Mahoma, Yeshu, Maria Magdalena, Joseph Smith, etc.) la que tiene “el privilegio” de recibir la revelación divina. Ningún pueblo ni siquiera se animó a “inventar” una revelación colectiva –lo cual le daría más credibilidad a la supuesta revelación– porque sería una mentira imposible de sostener. En el caso del pueblo judío, dice el Cuzarí, hubo 600,000 “testigos presenciales” de la revelación de HaShem, en el Monte Sinaí.

Algo más. Ser el pueblo elegido significa que por ser testigos presenciales de la existencia de HaShem, Él espera de nosotros un comportamiento ejemplar. HaShem es mucho más exigente con aquellos que gozan del privilegio de “saber” de Su existencia. HaShem examina la conducta de Am Israel con mucho más rigor que el resto de las naciones. Nadie formuló este concepto mejor que Amós (3: 2). Así dice HaShem, רק אתכם ידעתי מכל משפחות האדמה על כן אפקד עליכם את כל עונתיכם “Sólo a ti [al pueblo de Israel] he conocido (= he elegido) de entre todas las familias de la tierra, por lo tanto voy a considerarte responsable por todos tus pecados … “

De acuerdo a esto, ser el pueblo elegido significa tener más obligaciones. Ser judío es una gran responsabilidad. Cada Yehudí es un testigo de HaShem. Por lo tanto, si un judío actúa mal, con falta de honradez, ofende, etc., se descalifica a sí mismo como uno de los testigos de HaShem, y genera así Jilul HaShem, la profanación del Nombre Divino. ¿Por qué? Porque al descalificarse provoca que haya ¡un testigo menos de la existencia de Dios!

En una de sus cartas (Igueret Temán) Maimónides explica que la primera idea que un padre judío debe enseñar a sus hijos es la historia de Shavu’ot, מעמד הר סיני, el evento que relata la revelación de HaShem a los pies del Monte Sinaí. El haber participado en este evento, y haber sido testigos de la Presencia de HaShem, es lo primero que nos define como judíos, como pueblo elegido.

Fuente:halajá del día