Las escenas de víctimas y heridos tras el atentado en el Mercado Sarona fueron reemplazadas por políticos, periodistas y otros ciudadanos que expresaban su solidaridad.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En un acto simbólico de desafío, las ambulancias fueron reemplazadas por furgonetas de noticias mientras que las mesas del restaurante, que una noche antes fueron volcadas y abandonadas mientras que individuos eran rociados con balas, estaban ahora ocupadas de jóvenes rodeados de una gran cantidad de agentes de policía. La penumbra del terror asesino es acompañada de una luz que enciende el espíritu desafiante de personas que insisten en ser vistas y escuchadas.

La fuerte presencia en la escena de un ataque terrorista menos de 24 horas más tarde es un fenómeno que requiere explicación. De hecho, es no sólo los miembros del Knesset y ministros de gobierno. Todo el que pasa por esas áreas al día siguiente sabe que sólo unas horas antes gente como ellos se divertían y reían en el mismo lugar. Tomaban café, quizás incluso sostenían los mismos menús en sus manos, y ahora no están más. Los sonidos de los disparos mortales disparados el miércoles por la noche resuenan durante el siguiente día del tranquilo verano.

Rachel y Haim Arglezi, una pareja de 70 años de Guivatayim, eligió la mesa más cercana a la entrada de la cafetería Max Brenner y esperaban a su mesera. “Escuchamos por la radio que el propietario del lugar llamaba al público a la cafetería y decidimos venir,” dice Haim. “Es importante reflejar confianza, mostrar a nuestros hijos y nietos que la vida tiene que seguir, y que el miedo no nos derrotará”.

Rachel interviene expresando su anhelo por la paz: “Mi deseo es que nuestros líderes hagan todo lo posible para lograr la paz, que examinen todas las alternativas, y volteen cada roca para poner fin a la violencia, aunque eso signifique hacer concesiones.”

Un grupo de alumnos de la Preparatoria Hugim de Haifa disfruta del espacio en el césped de Sarona. Su excursión de principios de año a Jerusalem se postergó debido a los ataques terroristas que asolaron la capital. “Ayer a las 22:00, nos pusimos de acuerdo para visitar el Mercado Sarona al día siguiente, aunque algunos alumnos dijeron que tenían miedo. El maestro sugirió viajar con dos guardias de seguridad y la mayoría de los padres y alumnos accedieron,” comentó Michael Karsanov, uno de los estudiantes.

Finalmente, sólo un alumno canceló el viaje. Michael sacó una bandera israelí que había doblado en su mochila. “La traje de casa por cualquier cosa. Nadie puede detenernos o intimidarnos. Este es nuestro país, y seguiremos caminando por doquier sin temor.”

Los propietarios y vendedores de las tiendas salen de los establecimientos para intercambiar sus historias de la noche anterior. Uno de los empleados de la cafetería comenta que dos niños utilizaron su teléfono para llamar a un familiar inmediatamente después del atentado. Los niños huyeron cuando comenzó el tiroteo, pero su pariente nunca contestó el teléfono. “Hoy envié un mensaje al número que llamaron ayer. Quería saber cómo estaban y si finalmente encontraron a su familiar.” Los niños estaban bien, y muy agradecidos por el cuidado y la ayuda que habían recibido, pero el familiar había muerto en el ataque.

Dos adolescentes pasan con sus vestidos blancos y arreglos florales que adornaban su cabello rubio. Llevan quesos con motivo de la próxima fiesta judía de Shavuot. Nadie tiene ánimos de celebrar en este momento. Los meseros de Max Brenner comienzan a despejar la zona al aire libre. Pero no hay por qué preocuparse, Es sólo que el primer ministro está a punto de llegar.

Fuente: Ynet / Merav Batito

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