Se ha registrado una creciente inclinación a posiciones políticas cada vez más radicales y contrarias al espíritu democrático.

ESTHER SHABOT PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO – Poco a poco algunas de las más leales e importantes figuras que han estado al lado del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a lo largo de su carrera política y de sus años de gestión en su actual puesto, toman distancia de él o lo critican y condenan de manera abierta, creando una atmósfera de innegable divisionismo dentro de la estructura de la derecha israelí. En cierta forma, se trata de una situación parecida a la que actualmente se registra en Estados Unidos dentro de las filas del Partido Republicano con la oleada de disidentes no dispuestos a seguir a Trump en sus excesos y exabruptos.

En los siete años seguidos que Netanyahu ha permanecido como primer ministro de Israel se ha registrado una creciente inclinación suya a posiciones políticas cada vez más radicales y contrarias al espíritu democrático que han alcanzado a irritar no sólo a la oposición –lo cual sería normal– sino a muchos de sus tradicionales socios del partido Likud y a miembros selectos de la cúpula militar que ha estado a cargo de la defensa del país. En estos últimos días altos exjefes de las Fuerzas de Defensa israelí como Benny Gantz, Gabi Ashkenazi, Ehud Barak y Moshé Yaalón manifestaron de diversas maneras sus profundos desacuerdos con Netanyahu. Mientras que los dos primeros expresaron su deseo de participar en la fundación de un nuevo movimiento político que “cree una nueva narrativa israelí no basada en el miedo y la aprehensión”, Ehud Barak, quien fuera primer ministro de Israel entre 1998 y 2000, y ministro de Defensa de Netanyahu en el periodo 2009-2013, en su reciente discurso en la Conferencia de Herzliya calificó al actual gobierno como “débil, vociferante y radical”, lo mismo que de fallar en garantizar la seguridad de los israelíes y de dañar el tejido de la democracia israelí.

Aún más demoledora fue la comparecencia del recientemente despedido ministro de Defensa Moshé Yaalón, quien también en Herzliya arremetió contra Netanyahuy su actual gobierno, a quienes acusó de inyectar miedo en los israelíes acerca de su seguridad para distraer “cínicamente” a la ciudadanía de los muchos y verdaderos problemas que los aquejan. Textualmente dijo: “Si hay algo que temo acerca del futuro de Israel no son los cargamentos de armas de Siria a Líbano, ni los intentos de Irán de ejercer terrorismo contra nosotros. Podemos manejar eso con fuerza y sofisticación… si hay algo que me quita el sueño son las fisuras en la sociedad israelí –la erosión de sus valores básicos– el intento de lastimar a las Fuerzas de Defensa de Israel en una forma en que se está dañando su poder. Nuestro liderazgo se ha vuelto reactivo y tempestuoso en vez de conducir hacia una sociedad ejemplar”. De la misma manera lo acusó de conducir ataques contra la Suprema Corte de Justicia de la nación y de ejercer persistentemente una incitación y un divisionismo altamente nocivos para la sociedad israelí.

Todas estas arremetidas de antiguos colaboradores y socios de Netanyahu, sumadas a las existentes desde hace tiempo en las filas de la oposición política a él –como las expuestas por la parálisis del gobierno en cuanto al tema palestino y a otros candentes asuntos– dan un cuadro visible de crisis política en la que Netanyahu está tocando fondo al quedar reducida su base de apoyo a los sectores más ultranacionalistas, radicales y reacios a aceptar el mantenimiento de las estructuras democráticas que han funcionado en el país desde su creación. Ciertamente Israel está en un punto crucial de su historia en el que el rumbo que tomen las cosas será determinante para definir el carácter y destino que le espera.

Fuente: Excelsior – Esther Shabot