EL PODER DEL VIENTO
Victoria Dana.

Éste es el sugerente título de la novela de Luis Haime Levy, aunque yo la llamaría “El poder del narrador”. Luis Haime hace un alarde de talento para contar una historia. De gran aliento, como diría nuestro maestro Hugo Argüelles.

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Lo que llama la atención es la forma de presentarnos a los personajes, uno en cada capítulo, para entretejerlos en una tela finísima llena de riqueza y colorido. Desde Doroteo, el protagonista del primer capítulo, la historia nos anima a seguir leyendo. ¿Cómo es capaz este hombre de desplegar el poder a diestra y siniestra con tanta naturalidad? Seguirán Octavio, Rosario, Hilario… personajes entrañables que se nos entregan para desmenuzarlos, comprenderlos, acompañarlos.

No debemos olvidar al actor silencioso, el que se presenta en silencio desde el inicio. El Viento, todo se mueve bajo su poder por fuerzas indescriptibles que están más allá de nuestra capacidad de comprensión.

Interesante cómo logra Luis Haime la verosimilitud. Todo lo escrito en su novela es posible. Podría encontrarme a cualquiera de sus personajes en el metro, en un restaurante de lujo o en una visita al campo. Todos pertenecen al imaginario de lo que los mexicanos consideramos como mexicanos, aunque también podrían aparecer en Italia, Francia o Estados Unidos. Son portadores de las pasiones humanas desde las más bajas y deleznables, hasta las más limpias y espirituales.

Y así como se entretejen los intereses del poder, Luis hace un entramado perfecto para llevarnos a conclusiones inesperadas. Nunca se sabe quién es el que realmente detenta el poder.

Luis Haime Levy nos sorprende en esta novela porque su historia personal está más ligada a la profesión seria y racional de administrador de empresas y manejo de finanzas. Sin embargo, doy la bienvenida a este nuevo Luis que describe sensaciones, que se atreve a ser poeta y que se entrega por entero a la creación literaria y a sus lectores.