EVELYN GORDON

La narrativa estándar sobre Israel en estos días dice así: El gobierno actual es el más de derecha que nunca, el público es cada vez más racista y anti-democrático, y el primer ministro es o un fanático de derecha o un cobarde temeroso de desafiar a su base de derecha. Pero la parte más destacable de esta narrativa es cuán duradera ha probado ser a pesar de todas las pruebas en contra.

La última de tales pruebas llega del informe del Jerusalem Post de hoy sobre una caída masiva en la construcción en los asentamientos. Según la Oficina Central de Estadísticas, los inicios de viviendas en los asentamientos se desplomaron al 53% en el primer trimestre, comparados con la caída del 8.1% en las nuevas viviendas a nivel nacional. No hace falta decir que una esperaría que la construcción en asentamientos se dispare bajo el “gobierno más de derecha que nunca” de Israel y un primer ministro cautivo de su base de derecha. Pero de hecho, como he escrito antes, Benjamín Netanyahu “de derecha” ha construido probablemente menos en los asentamientos que ninguno de sus predecesores de izquierda–un hecho que nunca parece molestar a los que proponen la narrativa de la “extrema derecha.”

Aún más dignos de destacar fueron un par de informes en el diario izquierdista Haaretz sobre dos medidas sin precedentes para impulsar la igualdad para los árabes israelíes. El primer informe destacaba que el Consejo para la Educación Superior, presidido por el Ministro de Educación Naftali Bennett del partido de centro-derecha Hogar Judío, está promoviendo planes para la primera universidad de Israel que concederá título de Bachiller en una ciudad árabe. Hasta ahora, los únicos institutos de educación superior en poblados árabes han sido los colegios de maestros. Pero el 31 de mayo cerró una licitación para establecer una universidad que otorgue título de Bachiller, y CES está revisando ahora los cinco pliegos que recibió. Se espera que el ganador sea anunciado en algunos meses, y la nueva institución está programada para abrir el año próximo. Para ayudar a que tenga éxito, el gobierno ha prometido millones de shekels en fondos de emprendimientos más un presupuesto anual de 20 a 40 millones de shekels (dependiendo de la matrícula).

Se espera que la nueva institución incremente significativamente el número de árabes, y especialmente mujeres árabes, que obtengan los títulos, porque muchos ahora podrán vivir en casa y viajar a la universidad. Esto no sólo eliminará el gasto de alquilar departamentos cerca del campus, sino que también resuelve el problema del acceso para las mujeres de familias árabes conservadoras que son excluidas por las normas sociales de vivir lejos del hogar.

El segundo informe describía dos medidas para aliviar la escasez de viviendas en las comunidades árabes. Primero, un comité de planeamiento del gobierno decidió construir un nuevo vecindario en la ciudad árabe de Taibeh, que “será uno de los planes de construcción más grandes en el sector árabe que han sido aprobados por muchos años”, destacaba el informe. Segundo, el Ministerio del Interior aprobó una decisión para tomar tierras de la jurisdicción judía de Misgav y darlas al poblado árabe de Sakhnin. El informe también destacaba que estas decisiones son las últimas en “un número cada vez mayor” durante el año pasado y una mitad con la intención “de acelerar el desarrollo en el sector árabe, después de muchas décadas de descuido e inacción.”

Como la caída en la construcción en asentamientos, estos esfuerzos en favor de los árabes israelíes no se ajustan exactamente a la narrativa de un gobierno y público atascados en el extremismo de derecha. De hecho, lo contradicen tan abiertamente que ni siquiera el periodista Nimrod Bousso de Haaretz pudo ignorarlo. “Uno no puede evitar preguntarse por qué está teniendo lugar este cambio finalmente bajo el liderazgo del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, el hombre que nunca parece perder una oportunidad de demostrar hostilidad hacia el grupo que conforma un quinto de la población de Israel… y cuyo gobierno tiene un número significativo de miembros con opiniones nacionalistas”, escribió en su historia noticiosa sobre las decisiones de Taibeh y Sakhnin.

La respuesta, por supuesto, es que la narrativa simplemente está equivocada en cada punto. Diplomáticamente hablando, como he destacado antes, este gobierno es de hecho uno de los más izquierdistas en la historia de Israel: Aunque Netanyahu no considera asequible una solución de dos estados en este momento, acepta la idea en principio; al contrario, durante los primeros 45 años de existencia de Israel, todos los gobiernos tanto de izquierda como de derecha consideraron un anatema a un estado palestino. Y la política de Netanyahu de restringir la construcción de asentamientos – la cual, contrariamente a su imagen “cobarde”, él ha mantenido a pesar de la considerable oposición de parte de su base – es congruente con su compromiso declarado con una solución de dos estados.

Además, como muestran los ejemplos de más arriba, sus últimos tres gobiernos han estado de hecho entre los más progresistas en la historia de Israel en términos de sus esfuerzos prácticos para mejorar la integración árabe. Y a diferencia de su política de asentamientos, sus esfuerzos por promover la igualdad árabe no han provocado ninguna oposición significativa ya sea de su gabinete o electorado, aun cuando los árabes israelíes votan en forma abrumadora por sus oponentes políticos. La razón es simple: Cualquier gobierno que considere inalcanzable la paz israelí-palestina en el futuro previsible no tiene más opción que invertir en el desarrollo interno de Israel, a fin de asegurar que el país sea lo suficientemente fuerte para sobrevivir sin paz. Y mejorar la integración árabe es crucial para el desarrollo interno del país porque los árabes israelíes, actualmente poco representados tanto en la educación superior como en la fuerza de trabajo representan una de las principales fuentes potenciales de crecimiento económico futuro.

Los que proponen la narrativa del “extremismo de derecha” parecen absolutamente insensibles a los hechos. Así, ellos sólo pueden rascarse la cabeza confundidos sobre el motivo por el cual “el gobierno más de derecha que nunca” de Israel es precisamente el que está asumiendo medidas de gran alcance para mejorar la suerte de los árabes israelíes.

Fuente: Commentary
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México