GEORGE CHAYA

En su ultimo libro, “La Europa de Gran Bretaña”, el historiador de la Universidad de Cambridge, Brendan Simms, argumenta que el país debe su propia existencia y todos sus grandes logros a la relación con Europa. Es cierto porque fueron los sajones quienes crearon la Inglaterra sajona y los normandos los que crearon la Inglaterra normanda. Simms cita a Edmund Burke, filósofo del siglo XVIII, quien dijo que Gran Bretaña lejos de ser una isla fue siempre parte de Europa. Fue Gran Bretaña la nación que estuvo en la primera línea de defensa para detener a cualquier personaje que pretendiera dominar el continente, ya fuera Felipe II, Napoleón o Hitler.

En otras palabras, el carácter y el papel de Gran Bretaña siempre estuvo definido por su relación con otros países europeos. Sobre este particular, cabe subrayar más detalles respecto a España. Fueron los británicos los primeros en apoyar el movimiento nacional catalán a principios del siglo XVIII, de la misma forma que los británicos de Wellington ayudaron en el siglo XIX a expulsar los ejércitos franceses de España. Así, contribuyeron a crear la primera nación española.

Como en toda otra profesión, hay entre los historiadores británicos una diversidad de puntos de vista sobre los asuntos del Reino, aunque la mayoría se muestra a favor de quedarse dentro de la Unión Europea. Durante el último mes, más de un centenar de destacados historiadores advirtieron a los votantes que si deciden abandonar la Unión Europea el 23 de junio, van a condenar a Gran Bretaña a la irrelevancia. En una nota publicada la semana pasada por The Guardian, que se basa en esas advertencias, se dice que el referéndum ofrece la oportunidad de ampliar la función que Gran Bretaña ha desempeñado y debe seguir desempeñando en la historia de Europa. En ella se señala que las sugerencias de los historiadores apuntan a clarificar que “Gran Bretaña ha tenido en el pasado y tendrá en el futuro un papel insustituible en Europa”.

Lo cierto es que el 23 de junio los británicos se enfrentarán a una elección: que puede echarlos a la deriva, condenándolos a la irrelevancia, la división y la debilidad de Europa; o bien podrán reafirmar su compromiso con la Unión Europea (UE) y endurecer la cohesión del viejo continente en un mundo peligroso como el actual donde el avance del integrismo radical tiene a Gran Bretaña como uno de sus objetivos más relevantes.

Mientras tanto, aunque sin definir claramente su rol en la guerra de las ideas que confronta las libertades democráticas occidentales frente a un islamismo empoderado, no sólo en Londres sino en todas las capitales europeas, los políticos están dando pelea entre sí como animales salvajes en una jaula.

El Partido Laborista está por el suelo, precisamente por sus posiciones laxas, irresponsables y hasta simpáticas en relación al conflicto que ha desatado el ISIS (por sus siglas en ingles) y un mundo árabe en llamas al que los laboristas ven como “revolucionario” desde el desconocimiento mas agudo del impacto que ello esta generando en Europa, y los conservadores se enfrentan esta semana a una revuelta de la facción interna que tiene como objetivo (oculto) destituir a Cameron como líder. Ambas partes, en mucho son responsables de su propia y dramática situación.

Fuera de la batalla política se observan personajes destacados que representan intereses económicos y sociales específicos que han emitido declaraciones expresando su punto de vista. La mayoría de las opiniones profesionales, incluyendo a economistas y científicos, se han mostrado a favor de continuar dentro de la UE.

El pasado jueves, un centenar de miembros de la prestigiosa Royal Society, entre ellos Stephen Hawking, firmaron una carta publicada por The Times para expresar con firmeza su oposición al Brexit. Hawking declaró en una entrevista: “han desaparecido los días en que podíamos valernos por nosotros mismos, contra el mundo. Necesitamos ser parte de un grupo más grande de naciones, tanto para nuestra seguridad ante el avance del islamismo expansionista como para la protección y el desarrollo nuestro comercio”.

Al parecer, pese a las enormes distorsiones en la puja que se da entre los partidos políticos y hasta en sectores de la prensa británica, los votantes serán capaces de discernir entre tanta confusión. La histeria que ha provocado el asesinato de la diputada laborista parece estar menguando.

En un artículo publicado en The Guardian, el historiador británico Timothy Garton Ash, sostiene sobre el Brexit que “una nueva batalla de Gran Bretaña ha comenzado y que de su resultado dependerá el destino de las dos comunidades: el Reino Unido y la Unión Europea”.

Como sea, a mi juicio, lo que mas atemoriza es que si los ingleses votan por salir de la UE, los escoceses votarán por abandonar el Reino Unido. Así, Gran Bretaña dejaría de existir. Mientras tanto, el choque del Brexit en un continente ya tambaleándose bajo muchas crisis podría significar el principio del fin de la Unión Europea.

Fuente:medium.com