THE WALL STREET JOURNAL

Atacantes toman como blanco a Medina, el segundo sitio santo del Islam.

El yihad global extendió su racha de ataques casi diarios el lunes con tres bombardeos en Arabia Saudita. El ataque contra el Reino difícilmente puede ser pensado como incidental. Nada les gustaría más al Estado Islámico y otros grupos yihadistas que destruir a la pro-estadounidense Casa de Saud y asumir ellos mismos el control de las ciudades más santas del Islam.

Los ataques reclamaron menos víctimas que las recientes atrocidades en Orlando, Estambul, Dhaka y Bagdad, aunque el potencial para la carnicería fue grande. Un atacante en la Mezquita del Profeta en Medina mató a cuatro guardias de seguridad, mientras otro en el consulado estadounidense en Jeddah se las arregló sólo para volarse a sí mismo. Un tercer ataque, en una mezquita chií en la ciudad oriental de Qatif, mató también sólo a los atacantes.

Ningún grupo se había adjudicado la responsabilidad por los ataques cuando íbamos a imprenta, aunque la elección de objetivos sugiere que el Estado Islámico; al Qaeda generalmente frunce el ceño ante ataques indiscriminados contra musulmanes, incluidos chiíes. Más alarmante es el ataque contra la Mezquita del Profeta, que se dice es el lugar donde está enterrado Mahoma. La legitimidad saudí se encuentra en asegurar los sitios santos del Islam, y un bombardeo exitoso podría poner en cuestión la competencia saudí y provocar una reacción contra su modernizante Segundo Príncipe de la Corona, Mohammad bin Salman, quien está tratando de moderar el rol de la religión en la vida cotidiana.

Todo esto significa que Riad tendrá que redoblar sus esfuerzos anti-terroristas, lo cual podría realzar terminando su apoyo de largo tiempo por los predicadores y escuelas religiosas extremistas islámicos dentro del Reino y en el exterior. Pero también requerirá coordinación estrecha con, y apoyo de Estados Unidos, el cual tiene un interés vital en la permanencia en el poder de una Casa de Saud reformista. Reparar el daño que la administración Obama ha infligido a esta relación será una prioridad para el próximo presidente de Estados Unidos.

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México