EMANUELE OTTOLENGHI-MARK DUBOWITZ

La Cámara de Representantes está tratando de detener la venta de aviones a un estado patrocinante de terrorismo que tiene un acuerdo nuclear que la Casa Blanca está protegiendo.

No es de extrañar que la Cámara pasara la semana pasada a tratar de bloquear el acuerdo tentativo de Boeing para vender 80 aviones de pasajeros a la aerolínea propiedad del gobierno de Irán, Irán Air. El Congreso está preocupado, con razón, acerca de lo que podría ser un acuerdo de u$s25 mil millones con una industria de la aviación iraní que ha sido cómplice en la proliferación de armas y apoyo del terrorismo por parte de Irán.

Las enmiendas, adjuntas a un proyecto de ley de gasto de servicios financieros, impedirían en efecto que el Departamento del Tesoro conceda o financie licencias de exportación para aviación comercial, partes o servicios, y prohibiría la participación de cualquier institución financiera estadounidense en un acuerdo para exportar aviones de pasajeros a Irán. Es improbable que las enmiendas se conviertan en ley. El Presidente Obama probablemente amenace con vetar cualquier legislación que melle su acuerdo nuclear con Irán. Pero son una señal de creciente preocupación en el Capitolio por las consecuencias de la venta de aviones.

Boeing y las instituciones financieras estadounidenses que están considerando financiar el acuerdo deben mirar de cerca en qué se están metiendo. Una vez que los aviones estén en Irán, no tendrían ninguna forma de impedir que los Guardias Revolucionarios del régimen los utilicen para transportes aéreos para apoyar al Presidente Bashar Assad de Siria y al Hezbolá libanés.

Cuando las sanciones estaban en plena vigencia antes del acuerdo nuclear del año pasado, Irán Air transportó misiles de componentes a Teherán y armas a Siria, según el Departamento del Tesoro. La aerolínea burló un embargo mundial de armas de la ONU y, de acuerdo con el Tesoro en su sanción del 2011 a Irán Air, violó normas de la aviación civil disfrazando envíos militares como civiles.

Desde el año 2011 la aerolínea iraní sancionada, Mahan Air, ha sido el conducto principal para enviar armas y personal militar de los Guardias Revolucionarios a Siria, dice el Tesoro. Estos vuelos impidieron la caída del régimen de Assad, instigaron la masacre de los sirios suníes y alimentaron una crisis de refugiados en Europa.

Levantar las sanciones contra Irán Air (pero no Mahan) el año pasado ayudó a allanar el camino para el acuerdo nuclear, pero la aerolínea continuó celebrando negocios ilícitos. Tan recientemente como el 9 de junio, un avión de Irán Air aterrizó en Abadan, Irán, el centro logístico de los vuelos de los Guardias Revolucionarios para Assad y Hezbolá en Siria. Después de aproximadamente una hora sobre la pista, voló a Damasco.

El vuelo de Irán Air puede ser rastreado online, así que sabemos que Irán Air vuela regularmente a Siria. También sabemos que, tan recientemente como el 7 de junio, el vuelo de Irán Air a Damasco tuvo a sus transmisores de radio transmitiendo un número de vuelo obsoleto entre Najaf y Teherán, haciendo parecer que el vuelo era entre Irán e Irak.

Irán sigue siendo el estado patrocinante de terrorismo más prolífico del mundo, y su industria aérea está tan infestada que otras cuatro aerolíneas iraníes siguen todavía sancionadas por el Tesoro de los Estados Unidos. El ministro de transporte de Irán, Abbas Akhoundi, dijo el año pasado que Irán quiere comprar hasta 500 nuevos aviones para rejuvenecer su industria aérea envejecida. Pero Irán Air carece de la capacidad de absorber una orden tan grande. Muy probablemente, planea vender o alquilar nuevos aviones a otras aerolíneas iraníes.

El gobierno de Estados Unidos podría cancelar la licencia que autoriza la venta de aviones Boeing si no son utilizados “exclusivamente para uso final de la aviación civil” y si el avión no termina siendo operado por las aerolíneas sancionadas. Eso es lo que estipula el acuerdo nuclear con Irán y es también como John Kirby, vocero del Departamento de Estado, ha descrito las condiciones de entrega de licencias. Pero tal cancelación es improbable. El acuerdo de Boeing fue producido por una de las corporaciones más poderosas de Estados Unidos, sus socios bancarios y un lobby de Washington que defiende el comercio entre Estados Unidos e Irán sin importar la historia sangrienta de Irán. Este triunvirato fue encabezado en sus campañas para la venta de aviones por el diplomático estadounidense retirado y ex ejecutivo de Boeing, Tom Pickering.

Otra solución, que es igualmente improbable que tenga mucho efecto, sería que el gobierno estadounidense bendiga la venta mientras retiene el derecho de sancionar aviación específica si Irán viola los términos de la licencia después que los aviones sean vendidos. El Tesoro ya ha mostrado una voluntad de tomar como blanco aviones específicos. Sancionó a ocho Airbus A340s el año pasado cuando Mahan Air los compró a través de una intermediaria iraquí y maltesa de propietarios registrados en Inglaterra. Pero estos aviones todavía siguen despegando y aterrizando en importantes destinos europeos, donde se les brinda servicio a pesar de las sanciones de Estados Unidos.

Para Irán, el acuerdo de Boeing es doblemente atractivo: Ganar docenas de aviones nuevos y posiblemente conducir la venta en dólares, ya sea directa o indirectamente a través de una conversión de euros utilizando el dólar estadounidense. El gobierno de Obama hace poco señaló que puede permitir que los bancos financien el acuerdo a través de dólares—una importante concesión posterior al acuerdo nuclear para un país al que se excluyó anteriormente de utilizar el dólar. Irán quiere obtener los aviones ahora, pedir prestado a los prestamistas occidentales, pagar después, y establecer un precedente para usar el dólar en otros acuerdos de financiación.

Al armar un acuerdo como el que tiene con Boeing, Irán estaría comprando también una póliza de seguro contra la provisión de sanciones resorte del acuerdo, la cual el gobierno de Obama pregonó como un mecanismo de ejecución contra el engaño de Irán. Volver las sanciones de inmediato a su lugar pondría en peligro miles de millones de dólares de contratos no pagados a empresas y bancos estadounidenses y europeos. La Casa Blanca y las capitales europeas quedarían bajo intensa presión para no restablecer las sanciones, o al menos para proteger los acuerdos existentes. En otras palabras, Irán está explotando la tensión entre la seguridad nacional y los intereses comerciales occidentales.

El acuerdo con Boeing pone la venta de aviones por sobre el arte de gobernar. Incrementaría el aprovechamiento del acuerdo nuclear por parte de Irán mientras disminuye el apetito estadounidense por supervisión rigurosa. Antes que se permita que despegue la venta de los Boeing, el Congreso debería requerir a la administración Obama que certifique que ninguna de las aerolíneas comerciales de Irán está implicada en apoyar al terrorismo o a regímenes delincuentes.

 

Emanuel Ottolenghi es un miembro principal en la Fundación para la Defensa de las Democracias y su Centro sobre Sanciones y Finanzas Ilícitas, donde el Mark Dubowitz es el director ejecutivo.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México