THE WALL STREET JOURNAL

Un camión masacra a inocentes en Niza en el Día de la Bastilla.

Es una señal de los tiempos que la noticia de un camión embistiendo dentro de una calle abarrotada nos haga sospechar inmediatamente de terrorismo islámico. Pero después de París, Bruselas, San Bernardino, Orlando, Estambul, Dhaka y Bagdad, ¿qué otra cosa debemos pensar acerca de un camión matando a decenas de juerguistas que estaban celebrando el Día de la Bastilla en Niza, Francia? La Yihad se ha convertido en la presunción por defecto de nuestra época.

Mientras íbamos a imprenta la tarde el jueves, funcionarios franceses estaban informando de al menos 77 muertos y docenas más de heridos. Los testigos describieron un camión virando hacia el paseo marítimo donde una multitud se había reunido para observar los fuegos artificiales del día nacional francés. El conductor fue eliminado por la policía; el alcalde adjunto de Niza dijo a la televisión francesa que el vehículo “estaba lleno de armas y granadas.”

El ataque tuvo lugar horas después de que el presidente francés, Francois Hollande, había anunciado que levantaría el estado de emergencia bajo el cual había operado el gobierno desde la masacre de noviembre pasado en París. La emergencia, que dio al gobierno poderes expandidos para llevar a cabo allanamientos de morada y colocar bajo arresto domiciliario a los sospechosos sin supervisión judicial, fue criticada ferozmente por los defensores de las libertades civiles, muchos del Partido Socialista de Hollande.

Ahora la cuestión no es si la emergencia fue demasiado lejos, sino si fue lo suficientemente lejos. Nadie duda de la importancia de las libertades civiles, pero seguramente una de ellas es el derecho a observar fuegos artificiales sin temor de ser bombardeado, tiroteado o atropellado por terroristas.

Los franceses pueden también preguntarse si la inteligencia interna y fuerzas de seguridad del país tienen la mano de obra y recursos para hacer frente a la amenaza. París tiene un estimado de 10,000 nombres en su lista de vigilancia de terroristas, pero menos de 5,000 agentes para monitorearlos. Esa proporción tiene que ser revertida.

Un desafío igual será derrotar al Estado Islámico en su fuente meso-oriental. El gobierno de Obama insiste en que está haciendo progreso constante en derrotar al ISIS en Irak y Siria. Pero el ritmo lento de la campaña estadounidense ha permitido al ISIS entrenar a decenas de miles de reclutas, muchos con pasaportes europeos, mientras extiende su alcance territorial desde el Norte de África al Sur de Asia. La amenaza ha expandido su alcance más rápido de lo que está siendo contenida en su centro.

Para los europeos, una lección en el fracaso de la administración en derrotar en forma rápida y decisiva al ISIS es que ellos no pueden contar con Estados Unidos como una vez lo hicieron para que proporcione seguridad en su vecindario. Europa debe hacer más por sí misma. Pero los estadounidenses que están observando el horror en Niza deben saber también que podría fácilmente haber sucedido aquí. Aún más razón para fortalecer una alianza del Atlántico para proteger las libertades de 1776 y 1789 contra esta barbarie del siglo XXI.

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México