Afligir nuestro cuerpo con el ayuno debe ser para darnos tiempo a reflexionar sobre nuestras acciones, con el deseo de un cambio interior y no para convertirlo simplemente en un ritual externo y ceremonial.

MARCOS GOJMAN

En el calendario judío hay seis días en que se debe de ayunar. Dos de ellos, Yom Kipur y Tishah b´Av, son ayunos mayores que duran un día completo, de la puesta del sol, en la tarde del primer día, hasta la puesta del sol del segundo día. Los otros cuatro son ayunos menores y sólo duran desde la salida del sol hasta la puesta del sol del mismo día. De todos, Yom Kipur es el único que está ordenado en la Torá. Los otros cinco fueron establecidos por los rabinos.

Tisha b´Av, el ayuno del 17 de Tamuz, el ayuno de Guedaliah (el 3 de Tishrei) y el ayuno del 10 de Tevet, tienen su origen en la destrucción del primer Templo de Jerusalem en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia. El 10 de Tevet fue cuando se inició el sitio de Jerusalem, el 17 de Tamuz fue cuando los babilonios penetraron a la ciudad y el 9 (tishah) de Av fue cuando lo destruyeron. Estos ayunos se suspendieron en la época del segundo Templo, pero cuando éste fue destruido, se volvieron a instaurar. Hoy en día, con la creación del Estado de Israel y la unificación de Jerusalem, algunas ramas del judaísmo liberal opinan que esos ayunos ya no se justifican.

El ayuno de Guedaliah conmemora el asesinato de Guedaliah ben Ajikam. Guedaliah era un hombre sabio, gentil y modesto, que fue nombrado gobernador de la Tierra de Israel por Nabucodonosor, con el objeto de que el país no quedara totalmente desolado, pues buscaba que los campesinos se quedaran y siguieran cultivando la tierra. Bajo la administración de Guedaliah, la comunidad judía empezó a prosperar y algunos exiliados regresaron a su patria. Él gobernaba desde Mizpah, lugar donde también vivía el profeta Jeremías.

Pero Guedaliah no pudo continuar con su encomienda. Fue asesinado por Yishmael Ben Nataniah con la ayuda del rey de Ammon. Yishmael Ben Nataniah asesinó a Guedaliah, a sus seguidores y hasta las guardias babilónicas que estaban en el lugar. Esta matanza es lo que recordamos en el ayuno de Guedaliah y tuvo consecuencias muy importantes en la historia del pueblo judío. Finalmente, el cuarto ayuno menor es el de la Reina Esther y se conmemora el día antes de Purim. Recuerda su ayuno antes de entrar con el Rey Ajashveros para pedir por la vida de los judíos.

En la antigüedad, en el Medio Oriente, se acostumbraba usar la oración y el ayuno para pedirle favores a los dioses. En la Biblia, en muchas ocasiones, se declaraba un ayuno especial para pedirle a Dios su ayuda para resolver un asunto en particular. Pero nuestros sabios y profetas enfatizaron el hecho de que el ayunar no es un fin en sí mismo, sino es el medio a través del cual el hombre debe demostrar un arrepentimiento sincero. El profeta Isaías (58:3) distingue entre un ayuno que no es acompañado por un arrepentimiento real y por lo tanto no es aceptado por Dios y un verdadero ayuno que lleva al perdón misericordioso de Dios.

En la época del segundo Templo, algunos veían el ayuno como un ejercicio ascético, privándose, por motivos religiosos, de los placeres y satisfacciones normales de la vida. Esta actitud fue condenada por los rabinos. Inclusive veían el estudio de la Torá como disminuido, si se ayunaba al mismo tiempo. Afligir nuestro cuerpo con el ayuno debe ser para darnos tiempo a reflexionar sobre nuestras acciones, con el deseo de un cambio interior y no para convertirlo simplemente en un ritual externo y ceremonial.

Bibliografía: Encyclopaedia Judaica y otras fuentes.

Fuente:alreguelajat.com