Ally Little and Michelle Weiser / ENLACE JUDÍO MÉXICO -Alrededor de media docena de gatos ronda por un pequeño cementerio con mucha vegetación en el centro de Estambul.”Es un lugar mágico, justo en medio de la ciudad”, dice Memo Kösemen, artista y visitante regular del cementerio, mientras examina la pequeña parcela de tierra.

Sin embargo, algo le llama la atención y de pronto se pone triste. Se inclina hacia abajo y levanta una lápida recién destruida, mientras trata de hacer encajar los pedazos. Es el rostro de una mujer mayor, hecho trizas. Es una dönme.

La lápida rota es un triste símbolo de una pequeña sociedad secreta fundada durante el Imperio Otomano, pero que fue cruelmente estigmatizada con rimbombantes teorías de conspiración y obligada a asimilarse a la posterior República Turca u ocultar su verdadera identidad.

Hoy en día, el Partido de la Justicia y Desarrollo, de raíces islámicas, conocido como el AKP por sus siglas en turco, no sólo tiene control del gobierno; tras derrotar a los golpistas en fecha reciente, sus líderes actúan cada vez con más impunidad. Han intensificado sus esfuerzos por llevar al islam sunita cada vez más al terreno de la vida pública en Turquía, por lo que muchas minorías religiosas, incluidos los descendientes de los dönme, se sienten marginados.

Como dijo uno de los pocos dönme que aún viven en Turquía, “Están tratando de forzar a todos a convertirse en musulmanes sunitas”.

En 1665 el profeta judío Nathan de Gaza proclamó la llegada de un Mesías que llevaría a las diez tribus perdidas de Israel de vuelta a la Tierra Santa “montado en un león con un dragón de siete cabezas en sus mandíbulas.” El hombre ungido era Sabbatai Zevi, un sefardí de 39 años de edad, judío y cabalista de la ciudad otomana Izmir.

Un año más tarde, Zevi era el objeto de culto de uno de los mayores movimientos mesiánicos de la historia, con seguidores por todo el Imperio Otomano y Europa. Pero en 1666 fue encarcelado y acusado de sedición por las autoridades otomanas, recelosos de su creciente influencia. Pero sus seguidores seguían aumentando. Tras varios meses en prisión Zevi fue llevado ante el sultán en Edirne y fue obligado a elegir entre la muerte y la conversión al islam.

Para el horror de sus acólitos, eligió convertirse; a cambio de esto, recibió honores y un generoso estipendio del sultán. La mayoría de los seguidores de Zevi lo abandonaron, pero cerca de 300 familias, creyendo que sus acciones seguían órdenes divinas, se convirtieron con él. Por otra parte, después de su conversión, Zevi mantuvo y siguió predicando muchas de sus antiguas creencias, además de una nueva cultura cabalista, un poco influenciada por el sufismo y que con el tiempo se dividió en tres distintas sectas.

“Desarrollaron una filosofía muy singular que los separaba de la mística judía regular y el sufismo”, dice Cengiz Şişman, profesor de historia de la Universidad de Houston y autor de “El peso del silencio”, un libro sobre los dönme.

“Para ellos, el Mesías ya llegó. Él les trajo la buena nueva, las buenas noticias, les dijo que por el momento, tenían que trabajar duro para prepararse para la era mesiánica, y que luego vendría de nuevo”.

En hebreo la comunidad se llamó a sí misma Ma’aminim – Creyentes. Pero en turco llegó a ser conocida como dönme, una palabra que significa más o menos converso, pero que puede tener una connotación más negativa, más cercana a “renegado” o “traidor”.

Los seguidores de Zevi prosperaron en el Imperio Otomano, donde, a diferencia de España durante la Inquisición, las autoridades no se entrometieron en la vida privada de los religiosos que gobernaban. Esto fue especialmente cierto en lo que más tarde sería el corazón de los dönme, Salónica, entonces Grecia bajo el Imperio Otomano. Allí, la cifra llegó a cerca de 15 000 a principios del siglo 20.

Eran una sociedad endogámica, lo que significa que sólo se casaban dentro de su propia comunidad. Los dönme establecieron sus propios barrios, escuelas, tribunales, cementerios y lugares de culto. Muchos eran muy educados y acaudalados, pioneros de las innovaciones más recientes en muchos campos, como educación, arquitectura, reforma urbana y comercio.

Sin embargo, con el establecimiento de la República de Turquía en 1923, a los dönme se les registró como musulmanes y se les incluyó en un intercambio forzoso de población entre Grecia y Turquía. Se los trasladó a Estambul y perdieron casi toda su riqueza. Por otra parte, a pesar de la supuesta laicidad de la joven república, fervientemente nacionalista, los dönme no encajaban en la retórica estatal de la identidad turca ligada a ideas religiosas. Lo “turco” estaba definido oficialmente con ideas de “pureza racial” y el islam sunita. Quienes estaban fuera de esta doble construcción a menudo eran vistos con hostilidad y sospecha, por su potencial deslealtad.

“Desterrados de Grecia porque eran musulmanes, los dönme fueron recibidos en Turquía como judíos”, explica el historiador Marc David Baer de la Escuela de Economía de Londres, en su libro publicado en 2010, “Los dönme: judíos conversos, revolucionarios musulmanes, y turcos seculares. Se les representaba como parásitos desleales, esponjas, que acaparaban su riqueza y no sacrificaban nada de su fortuna para el bien de la nación”.

En respuesta, los dönme asumieron un perfil muy bajo, y a su debido tiempo, la presión de la asimilación condujo a una pérdida casi completa de la cultura entre los miembros del grupo.

“Después del establecimiento de la república, se sospechaba de cualquier tipo de minoría”, explica Kösemen, quien publicó un libro sobre las tumbas dönme.

Aún así, la Turquía de hoy sigue acogiendo a una población judía con siglos de historia, en su mayoría sefaradí, que consta de alrededor de 17 000 miembros, que han sobrevivido a lo largo de muchas generaciones gracias a su bajo perfil. A lo largo de la historia de la República de Turquía, la comunidad ha sufrido discriminación y ocasionales brotes de violencia. Actualmente, sus miembros informan un aumento en las hostilidades que ha ido de la mano con la subida del AKP y un período de enfrentamiento entre Turquía e Israel, recientemente suavizado por un acercamiento.

Por su parte, los dönme, llamados “cripto-judíos”, quedan envueltos en el misterio y la incomprensión. Son objeto frecuente de teorías de conspiración. La mayor parte de lo que se ha escrito sobre ellos en turco es pseudociencia antisemita. Por ejemplo, el libro de mayor venta en 2007 acusó falsamente al Presidente Erdoğan de ser dönme. Muchos turcos creen que los dönme están en todas partes, y ven su mano detrás de todo tipo de acciones obscuras.

“Muchos creen que los dönme se extinguieron después de haber sido asimilados en la República, pero en realidad todavía existe una comunidad pequeña, que sobrevive en secreto”.

En una zona tranquila de la parte asiática de Estambul, dos dönme de mediana edad de diferentes sectas toman el té juntos.

Cem habla inglés con un acento americano impecable, gracias a su vida en Michigan como niño y más tarde en Nueva York. Osman es un fanático del club de fútbol Fenerbahçe local y reproduce música en YouTube, se hace llamar “Dönme DJ”.

Ambos charlan durante horas sobre la historia dönme, las creencias complejas de las tres sectas, que tradicionalmente no se casan, y sobre todo, la discriminación contra sus comunidades. Sólo acceden a ser entrevistados con la condición de mantener el anonimato. No son representantes oficiales de los dönme, y sus puntos de vista son personales.

“A lo largo de las décadas, los dönme han enfrentado muchos actos de injusticia”, dijo Osman. Por ejemplo, sufrieron un paralizante ‘impuesto sobre el patrimonio’ que se les cobró a los no-musulmanes de 1942 a 1944, y los nacionalistas pintaron estrellas de David en casas de dönme.

Los dos amigos dicen que a pesar del prejuicio histórico, los dönme de muchas maneras encarnan los ideales del fundador de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk, tales como el secularismo y la ilustración. De hecho, la ciudad natal de Atatürk era Salónica, y él fue a una escuela dönme, por lo que muchos teóricos de la conspiración han llegado a la conclusión errónea de que él mismo era dönme.

“Atatürk y nuestras familias tenían buenas relaciones”, dice Cem. “Nos veía con buenos ojos”.

Sin embargo, tanto Osman como Cem insisten en que los dönme nunca estuvieron más incómodos que bajo los gobernantes actuales del país. El autoritario AKP ha establecido un nuevo modelo de sociedad turca – ‘La Nueva Turquía’ – con un ideal nacional basado en una identidad musulmana sunita.

“Toda la opresión anterior no creó tanta angustia como la elección del AKP”, dice Osman, en referencia a la base de facciones de Erdogan.

El AKP, de raíces islámicas, ha impulsado un tipo de islam sunita al reino de la vida pública en Turquía. Los políticos hacen constantes referencias al islam e insultan a las minorías religiosas. Erdogan asistió a una ceremonia de premiación en honor de Necip Fazil Kısakürek, un escritor islamista que pidió la expulsión de los dönme y la incautación de sus bienes.

Cem dice que la discriminación no es sólo contra los dönme. A cualquier persona que no encaje en la “Nueva Turquía” se les hace sentir incómodos. Cerca de la mitad del país no encaja en el AKP de la Nueva Turquía.

“Para ellos […] no somos humanos. No es sólo porque soy D-O-N-M-E. Sino porque soy laico, soy el enemigo. Porque tengo cierto perfil occidental, yo soy el enemigo. Porque quiero democracia, derechos humanos, soy el enemigo”, dice Cem.

Cem y Osman dicen que hay quizá 2 000 dönme que no han perdido completamente sus identidades culturales y religiosas.

Cem, quien es extremadamente secular, ve a su identidad como Dönme más cultural que religiosa.

“Ser Dönme para mí es ser parte de la cultura sefaradí”, dice, ya que sus antepasados fueron judíos que huyeron de la persecución en España y Portugal a finales del siglo XV hacia la relativa libertad religiosa del Imperio Otomano”.

Osman, cuya secta es más espiritual, explica lo que quiere decir para él.

“[Imagínese] que está leyendo un libro escrito en tinta negra. Detrás de la tinta negra se peude ver la tinta blanca. Eso es lo que la mística significa”.

Cem aclara un poco .

“Hay un sentido abierto, y hay un sentido secreto. La mística trata de descifrar el significado secreto”.

La tradición de sigilo de los dönme proviene no sólo de un esfuerzo por escapar de la persecución, sino también por razones religiosas. Los miembros están obligados a guardar el secreto de acuerdo con los preceptos de sus mandamientos. El secreto también hace que la religión sea más especial y exclusiva.

Sin embargo, Osman está abierto a hablar de su fe con la esperanza de poner fin a los conceptos erróneos más comunes.

“Cuanto más se ocultan y niegan las cosas, más personas comienzan a difundir los sinsentidos sobre ti y tu comunidad y creencias” dice. “Cuando toda tu identidad es secreta, se deja la puerta abierta para este tipo de falsedades”.

Sin embargo, para esta historia, al menos, Osman insistió en mantener su identidad en secreto. Evidentemente Turquía aún tiene un largo camino por recorrer antes de que todos se sientan cómodos expresando su propia identidad.

Fuente: Forward