En mi última publicación, discutí como la cultura palestina alienta a los jovencitos suicidas a matar ofreciendo una negociación simple: Asesina a un judío, e instantáneamente se conviertes en héroe.

EVELYN GORDON

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Si bien el Occidente ha hecho la vista gorda durante mucho tiempo ante este comportamiento, su rechazo a mirar a la cara a la realidad está ahora regresando para acosarlo. Porque hoy, el Estado Islámico está haciendo el mismo ofrecimiento tentador a musulmanes locos en países occidentales–asesina a un occidental, e instantáneamente puedes convertirte en un héroe en vez de un fracaso.

No es casual que muchos ataques terroristas recientes en países occidentales hayan sido llevados a cabo por personas que aparentemente tenían historias de enfermedad mental, incluyendo Niza, Orlando, y muchos ataques en Alemania. Ni es ninguna casualidad que el Estado Islámico esté cultivando a tales personas. Como con muchas otras técnicas terroristas iniciadas por los palestinos, ISIS ha copiado esta precisamente porque probó ser exitosa–y no sólo como un medio de reclutar atacantes.

Esta táctica también sirve a dos otros propósitos importantes. En primer lugar, alienta a una tendencia occidental ya fuerte a ignorar los verdaderos objetivos de los terroristas. Yo discutí esto con respecto a los palestinos en mi publicación anterior; un ejemplo clásico con respecto al Estado Islámico fue el artículo de opinión de Kenan Malik en el New York Times el martes. “En el pasado, los grupos que estaban empleando terrorismo, tal como el Ejército Republicano Irlandés o la Organización para la Liberación de Palestina, fueron impulsadas por objetivos políticos específicos: una Irlanda unida o una Palestina independiente”, escribió Malik. “Los yihadistas son diferentes. Tienen poco o ningún objetivo político específico explícito sino que son impulsados por un odio visceral al Occidente.”

En realidad, el Estado Islámico es bastante abierto acerca de sus objetivos: Quiere destruir al Occidente y establecer un califato islámico global. De hecho, ser abierto acerca de sus objetivos es parte de como atrae nuevos reclutas, así como las organizaciones palestinas atraen el apoyo jactándose de sus esfuerzos para destruir al estado judío. Pero al mismo tiempo, tanto los palestinos como el ISIS preferirían que el Occidente no tome muy seriamente sus objetivos ya que, si lo hiciera, podría dejar de apoyar a los palestinos o de hecho ponerse serio acerca de destruir al ISIS.

El uso de reclutas angustiados emocionalmente es una forma ideal para que los terroristas fomenten la confusión acerca de sus objetivos, porque hace aún más fácil para los occidentales de buenas intenciones tranquilizarse que los cultos islámicos a la muerte, que explotan tal angustia para convertir a la gente en asesinos, no son realmente el problema. La cuestión real, se dicen, es la salud mental o la alienación social.

En segundo lugar, esta táctica ayuda a dividir el Occidente y a volverlo contra sí mismo, porque refuerza otra tendencia existente de muchos occidentales bien intencionados–culpar a la víctima por haber impulsado al atacante a un hecho tan terrible. Los occidentales han estado culpando durante años a Israel por el terrorismo palestino, y ahora muchos se están culpando a sí mismos por el ISIS.

Un ejemplo clásico de esta tendencia surgió el día después que ataques letales mataron a 129 personas en la sala de conciertos Bataclan y otros lugares en París en noviembre pasado. Anshel Pfeffer, de Haaretz, visitó el 11o distrito, uno de los vecindarios donde tuvieron lugar los ataques y descubrieron que la gente “no está enojada, al menos no con los perpetradores.”

Los terroristas son “estúpidos, pero no son malos,” le dijo una mujer que trabaja en uno de los teatros del distrito. “Son víctimas de un sistema que los excluyó de la sociedad, ese es el motivo por el cual sienten que esto no les pertenece y pudieron atacar. Hay quienes viven aquí en alienación, y todos tenemos la culpa por esta alienación.”

Algunos de los otros culparon a la política exterior francesa o estadounidense. Pero “nadie quiso hablar sobre islámicos o el Estado Islámico, aun después que se adjudicó la responsabilidad por los ataques”, escribió Pfeffer. “Fue difícil encontrar alguien en esta reunión que dijera una mala palabra sobre los atacantes.”

Usar atacantes con una historia de problemas mentales o emocionales es una forma ideal para que los terroristas refuercen esta tendencia también, porque permite a la gente enfocarse en la angustia de los atacantes, y el fracaso de la sociedad en abordarla, en vez de en la intención malvada de los que lo incitaron a matar diciéndole que así se convertiría en un héroe en vez de en un perdedor.

Sin embargo ambas tácticas están funcionando para el ISIS ahora precisamente porque los occidentales estuvieron condicionados durante décadas a creerles por la forma en que sus propios periodistas, académicos y líderes políticos trataron insistentemente el terrorismo palestino como culpa de Israel.

Algunos occidentales, como los jóvenes parisinos entrevistados por Pfeffer, han internalizado tanto esta actitud que ellos simplemente la transfieren a sus propios países; afirmando que su sociedad, también, debe ser culpada por los ataques contra ellos. Otros, como Malik, llevan a cabo un tipo de inversión: Adoctrinados para creer que el terror es culpa de la víctima, pero incapaces de creer a sus propias sociedades lo suficientemente malvadas para merecer tales ataques, resuelven el dilema afirmando que a diferencia de la violencia palestina–la cual Malik considera “racional” y “gobernada por ciertas normas”– la violencia yihadista debe ser insensata en vez de determinada. “Es la arbitrariedad de la violencia yihadista y su desconocimiento de los límites morales los que lo hacen aterrador”, proclamó él (evidentemente piensa que asesinar civiles al azar en Israel está bien dentro de los límites morales).

Pero cualquiera sea el enfoque que elijan, lo que personas como Malik y esos jóvenes parisinos no están haciendo es colocar la culpa donde pertenece: en los líderes terroristas que preparan a los perpetradores para cometer asesinato en masa adoctrinándolos para que crean que el camino a la gloria pasa a través de matar a otros.

El terror nunca puede ser derrotado hasta que los occidentales reconozcan el rol crucial desempeñado por esta glorificación del asesinato. Y eso no sucederá en tanto el Occidente continúe dándole una aprobación entre los palestinos, porque ellos son los que dieron inicio a esta cultura de muerte e inspiraron a todos los imitadores posteriores.

Fuente: Commentary- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México