GILAD SHARON

Una parte importante de nuestros enemigos meso-orientales no están interesados en soluciones pacíficas al conflicto árabe-israelí. Ellos quieren que nos vayamos. Si queremos la paz, tenemos que ser lo suficientemente fuertes para instilar miedo en ellos.

Hace algunos días, desde su guarida estilo ratón, el secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, nos amenazó con un arsenal de cohetes que podrían cubrir todo Israel. ¿Qué podemos hacer para apaciguarlo? Nada. Nada sino nuestras muertes lo complacerán a él y a su calaña.

A veces las personas son como animales. Hay animales que huelen el miedo y la debilidad. Un caballo, por ejemplo, siente de inmediato la actitud de su jinete; una persona tímida no durará mucho sobre el lomo de un caballo feroz. Los perros también sienten esto: En el ejército, los perros llegan hacia los que les temen. Los que no temen sólo experimentan sus ladridos desde lejos.

En este aspecto de identificar el miedo y la debilidad – los individuos, tribus, y personas son similares a los animales. Huelen el miedo, entonces atacan. En nuestra región del mundo – que es todavía bastante salvaje y tribal – el honor y la venganza no son sólo palabras describiendo emociones abstractas. Son un gatillo apretado, un pedal de gas presionado hacia abajo. Y una pandilla viaja para matar a la otra.

En esta realidad, incluso si el leopardo finalmente yacerá con la cabra, es mejor que seamos el leopardo por las dudas. La cortesía, una disposición y aceptación para la paz, son vistas aquí como debilidad. En este barrio, los que quieren paz deben prepararse para la guerra.

Las ambiciones pacíficas de nuestros vecinos no impedirán una guerra aquí. Ellos prefieren una guerra, al final de la cual nos habremos ido, en vez de una paz que involucre que nos quedemos. Ese es el motivo por el que las tentaciones de la paz no serán suficientes para convencerlos, sino sólo su miedo a la derrota. No tenemos forma de comprar la paz de Hamas, Hezbolá, y otros grupos terroristas – ni con territorio ni con algún otro tipo de concesión generosa. Ellos quieren nuestras cabezas, y éstas no están a la venta.

Muchas buenas personas, quienes aceptan este análisis pero tienen dificultades en aceptar sus implicancias, tienden a preguntar: Entonces, ¿nunca habrá paz, entonces?

Bueno, ¿qué tipo de paz? ¿Una paz como la compartida entre Italia y Francia? No tendremos algo de ese tipo en el futuro cercano. Pero eso no significa que no podamos lograr un tipo de calma. Eso puede lograrse. Tendremos que ser fuertes, exitosos, y buenos, y responderemos enérgicamente ante todo golpe. No proporcionalmente, sino con fuerza tal que ellos pensarán que nos hemos salido de nuestros carriles.

En conclusión, regresar a los animales. He vivido mi vida entera cerca de rebaños. Hay pastores que colocan heces de león alrededor de una granja. Los depredadores de nivel más bajo huelen el desperdicio de un depredador de nivel superior y se alejan. Los desechos de un león son suficientes para alejar a una manada de chacales.

¿Y que hay con el propio león? Todos saben bien que incluso un león perezoso que no desea nada más que pasar sus días durmiendo a la sombra puede ser letal cuando despierta.


Fuente: Yedioth Ahronoth
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México