DEBORAH MANIOWICZ

Hubo cinco hechos de antisemitismo en diez días y las denuncias aumentaron más de 50 por ciento. Involucran a jóvenes, funcionarios y anónimos en Internet. El peligro de mirar para otro lado. Muscari: ¿exabrupto o reflejo de parte de la sociedad?

En los últimos diez días se produjeron cinco hechos de antisemitismo a lo largo y ancho del país. El 21 de agosto la policía allanó el predio La Rural luego de verificar que allí se estaban vendiendo esvásticas. El 23, un grupo de adolescentes del colegio SEDALO, de Lanús, ingresó al boliche Cerebro de Bariloche vestido con simbología nazi. El 29, apareció en la cuenta de Facebook del Defensor del Pueblo de Salta, Carlos Paz, un mensaje racista contra la política de Israel hacia Palestina. El 31, la sede de La Cámpora en La Plata amaneció con una pintada: el símbolo Wolfsangel, uno de los más usados por las organizaciones neonazis. Y ese mismo día tuvieron que evacuar al menos un colegio judío –el Martin Buber, de Palermo– por una amenaza de bomba. Cinco hechos graves en diez días.

Según el último relevamiento de la DAIA, cada año crecen en Argentina las denuncias por hechos antisemitas. En 2013 fueron 236; en 2014, 308 (un 30,5 por ciento más que el año anterior) y en 2015, 478 (un 55 por ciento más). La mayoría de las manifestaciones se producen en Internet (redes sociales, foros y comentarios de artículos periodísticos). Cualquier noticia vinculada a Israel o al judaísmo es la excusa perfecta: la muerte del fiscal Nisman, una declaración de Benjamín Netanyahu o el testimonio de un sobreviviente. La mayoría de “anti judíos” se esconde detrás de nombres de usuarios falsos o genéricos.

Simon Wiesenthal, el austríaco judío conocido por ser un ferviente “cazador de nazis”, decía que “para que el mal prospere, sólo requiere que los hombres buenos no hagan nada”. En parte, eso ocurrió hace una semana en Bariloche. El hecho trascendió luego de que los adolescentes de Lanús se cruzaron con estudiantes de la ORT, una institución judía de Capital Federal, y todo terminó a las piñas. Pero los jóvenes salieron caracterizados desde el hotel, y a ningún docente o coordinador les llamó la atención. Nadie vio o nadie quiso ver. Cuando uno estudia la historia de la Shoá –el Holocausto judío– no sólo se analizan las figuras de víctimas y victimarios, opresores y oprimidos. Para que el nazismo se expanda por toda Europa y 6 millones de judíos terminen asesinados, fue clave el rol de los observadores pasivos, aquellos que, sabiendo lo que ocurría, no denunciaron.

Alejandra Tolcachier, directora de Marcha por la Vida en Argentina –un programa que reúne a jóvenes y adultos en Polonia y luego en Israel para recorrer los campos de concentración nazi y estudiar la vida judía antes y después de la Shoá– explica: “Cuando analizamos la historia de la Shoá siempre analizamos la tercera posición, la del observador. Están quienes observan y no hacen nada, convirtiéndose en cómplices, y los que toman un rol activo, no permitiendo que se produzca el hecho. En la Shoá estos últimos fueron los ‘Justos entre las naciones’, personas no judías que arriesgaron su propia vida porque decidieron ser humanos. Todo el entorno de estos chicos en Bariloche sabía lo que estaba pasando, los vieron caracterizados y lo dejaron pasar”.

Una vez que el hecho trascendió, la directora del Sedalo, Silvia Fazio, advirtió que “con las disculpas no alcanza” y con “sancionar” tampoco. Y confirmó que los estudiantes iban a recorrer el Museo del Holocausto con los alumnos de ORT y realizar alguna “acción de reparación del daño”.

Fue el juez federal porteño Daniel Rafecas quién sentó el principal antecedente respecto de la visita al museo. En 2005, al juez le tocó intervenir en el caso de tres skinheads que atacaron a un chico con kipá en el colectivo. Rafecas sobreseyó a los imputados y los obligó a tomar clases de nazismo junto a sus padres en el Museo del Holocausto. También recomendó al Estado intensificar los contenidos escolares antidiscriminatorios. El magistrado explicó que le pareció “más útil tomar una medida educativa que una represiva”.

“No existe otro camino que no sea la educación –dice contundente Jonathan Karszenbaum, director del Museo del Holocausto de Buenos Aires–. Imagino que, además, la escuela se enfrenta a un dilema: o va por el camino educativo o expulsa a los jóvenes y los deja fuera del sistema. ¿Pero qué tipo de lugar ofrece la sociedad para estos chicos?”.

Como consecuencia de la difusión de los hechos sucedidos en Bariloche, Karszenbaum también resaltó que “no faltaron los comentarios antisemitas y reivindicadores del Holocausto” en las redes sociales. En respuesta a estos mensajes, Aida Edner, secretaria general de Generaciones de la Shoá (asociación que nuclea a sobrevivientes, sus hijos, nietos y familiares), propuso en su cuenta de Facebook “no compartirlos para no viralizarlos. La mejor manera de responder a eso es difundiendo y transmitiendo un mensaje de vida. Esta vez elijo a Sara Rus, sobreviviente de la Shoá y madre de un desaparecido durante la dictadura militar argentina. ¿Quién se suma?”, escribió y subió un video de Sara contando su historia. Varias personas se sumaron a la consigna.

Sobrevivientes y profesionales comprometidos con la historia del judaísmo hacen constante hincapié en la importancia de mantener viva la memoria y concientizar sobre la Shoá. La educación es la mejor arma contra el olvido. Tolcachier agrega que “la ignorancia lleva a discriminar”.

En lo que va del 2016, además de los cinco episodios ya relatados, hubo varios sucesos que hay que resaltar si se quiere analizar cómo opera el antisemitismo en Argentina:

A mediados de junio trascendió la noticia de un argentino que compró en un remate realizado en Munich, Alemania, 56 objetos que pertenecieron a jerarcas nazis. Entre ellos, el saco del último uniforme que utilizó Hitler.

A nivel político, el episodio más notable sucedió el 15 de julio, cuando tuvo lugar en la Casa Rosada un encuentro de Juventudes Políticas Partidarias. El encuentro era con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la ministra de Desarrollo, Carolina Stanley. Entre los jóvenes que participaron resaltaron dos: Gastón Rama y Gabriel Kloster, ambos integrantes del partido Bandera Vecinal, ligado al dirigente nacionalista y neonazi Alejandro Biondini. Fue la primera vez que miembros del partido de Biondini se sentaron en Balcarce 50.

En el mundo del espectáculo, el escándalo lo protagonizó el actor y director teatral José María Muscari, cuando se filtró un audio donde trataba de “enano, payaso, mediático, gordo y judío” a Federico Bal. El hijo de Carmen Barbieri respondió: “Me honra ser judío, religión que me dio amigos entrañables y los mejores recuerdos de mi infancia. Una vez más, esto no va a quedar así. Voy a hacer lo que toda persona debe hacer en estos casos: recurrir a la Justicia”. Muscari pidió disculpas “si alguien se sintió ofendido” y dijo que se lo malinterpretó.

Como positivo, Karszenbaum destaca que “si lo sucedido en Bariloche fue impactante, más lo fue su repercusión. El repudio generalizado y la rápida reacción de instituciones no estatales y del Estado construyeron un cerco condenatorio en torno al hecho que resulta interesante y alentador”. Y lo mismo se aplica a los distintos hechos que fueron sucediendo a lo largo del año. Así como las denuncias de actos antisemitas van en escalada, el repudio generalizado también, y eso es un síntoma de que las cosas pueden cambiar. Educación en todas las edades, concientización, denuncia y repudio parecen ser las claves para vivir en un país más tolerante.

Escalada neonazi en Argentina

19 de junio: un argentino adquirió en un remate en Munich, Alemania, 56 objetos que pertenecieron a jerarcas nazis. Entre ellos, el saco del último uniforme que utilizó Hitler. Pagó 600 mil euros. En la subasta usó el número 888; los neonazis utilizan el 88 como Escalada neonazi en Argentina sinónimo de Heil Hitler, ya que la H es la octava letra del alfabeto. 15 de julio: dos integrantes del partido Bandera Vecinal, ligado al dirigente nacionalista y neonazi Alejandro Biondini, participaron de una reunión en Casa Rosada con funcionarios del macrismo. Fueron invitados por el subsecretario de Juventud, Pedro Robledo, y estuvieron con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la ministra de Desarrollo, Carolina Stanley.

18 de agosto: se filtró un audio de José María Muscari donde trata de “enano, payaso mediático, gordo y judío” a Federico Bal. El hijo de Carmen Barbieri respondió: “Estoy orgulloso de ser hijo de un padre judío y de una madre católica” y advirtió que llevará la denuncia a la Justicia.

21 de agosto: la Policía Federal allanó el predio La Rural por la venta de esvásticas en la edición 25° de la Feria Internacional de “Caza, Pesca y Outdoors- Armas 2016”. Dos personas quedaron demoradas por violar la ley antidiscriminatoria.

23 de agosto: un grupo de adolescentes de un colegio alemán de Lanús ingresó al boliche Cerebro, de Bariloche, disfrazado con simbología nazi. Los jóvenes terminaron a las piñas con los chicos de ORT (foto), que estaban en la discoteca.

29 de agosto: en la cuenta de Facebook del Defensor del Pueblo de Salta, Carlos Paz, apareció un mensaje racista contra la política de Israel hacia Palestina: “Los judíos me tienen harto con la victimización, son ellos quienes hoy segregan racialmente a millones de palestinos, crean muros, tienen leyes totalmente racistas en Israel, matan, asesoran militarmente a organizaciones terroristas y a Estados asesinos”. El funcionario alegó que fue hackeado y el hecho se está investigando.

31 de agosto: la sede de la agrupación La Cámpora, en La Plata, apareció con una pintada antisemita: el símbolo Wolfsangel, una de las insignias más utilizadas por el Tercer Reich y reivindicada por las organizaciones neonazis.

31 de agosto: Pasado el mediodía,el colegio judío Martin Buber, de Palermo, tuvo que ser evaluado tras una amenaza de bomba al 911.

9 formas de antisemitismo

La pintada de una esvástica en la persiana de un local o las agresiones verbales como “judío de mierda” no son las únicas formas de antisemismo que existen. Muchas frases disfrazadas de opiniones también son xenófobas y repudiables. Según la DAIA existen, al menos, nueve formas de antisemitismo:

Expresiones xenófobas tradicionales: agresiones a judíos por su diferencia en términos de “otredad”.

Antisemitismo Contemporáneo (Medio Oriente): todas aquellas estructuras discursivas antisemitas que se utilizan para criticar al Estado de Israel, el movimiento sionista o los judíos en general.

Apelaciones a la avaricia o la explotación: referencias a que los judíos utilizan el dinero en cualquiera de sus formas para extorsionar o hacer sufrir a algún miembro de la sociedad.

Antisemitismo nacionalista: se relaciona a expresiones discriminatorias en las cuales “lo judío” se opone a “lo nacional”, ya sea en términos religiosos, de intereses comunitarios o simplemente como un agente que no tiene derecho a residir en el país en cuestión.

Dominación del mundo-Conspiración: refiere al carácter conspirativo de los judíos o el “poder judío”, su presunta voluntad o capacidad real de dominar países y organismos internacionales “desde las sombras”.

Simbología Nazi: todas aquellas expresiones en las cuales se utilice de manera reivindicativa o con un ánimo de agresión cualquier elemento que refiere a la simbología nazi (la cruz esvástica, el símbolo de las SS, figuras del nazismo).

Negacionismo-Banalización: opiniones o manifestaciones tendientes a poner en duda la existencia de la Shoá, a minimizarla o a tergiversar sus aspectos cuanti y cualitativos.

Antisemitismo religioso/teológico: la no aceptación del Mesías, supuestas traiciones o apelaciones a la matanza ritual de niños.

Agresión física: todas aquellas situaciones que exceden el mero discurso antisemita y traen violencia física.

Nazismo local

55 por ciento se incrementó el número de denuncias de hechos antisemitas en un año.

6 de cada diez denuncias son por comentarios que dejan personas anónimas en notas periodísticas en Internet.

600 mil euros pagó un argentino para adquirir en un remate 56 objetos que pertenecieron a jerarcas nazis.

2 miembros de la juventud del partido neonazi “Bandera Vecinal” fueron recibidos en julio en la Casa Rosada.

Opinión: Lea Zajac. Sobreviviente de la Shoá

Explicar una y mil veces

Cuando leí la noticia de la agresión a los chicos de ORT me angustié mucho. Si alguien me dice algo a mí, que de hecho sucede a menudo, yo le contesto sin tapujos. Estoy preparada y puedo contestarle y hacerles cerrar la boca hasta al nazi más empedernido, pero me dolió el corazón por estos chicos, que se tuvieron que bancar las agresiones siendo jóvenes. Lavarles el cerebro a los chicos es muy fácil. Esto que pasó en Bariloche no lo podemos dejar pasar así nomás. Hay que apreciarlo en su medida justa, hacer lo que hizo hace unos años el Juez Rafecas, cuando llevó al agresor de un acto antisemita ocurrido en un colectivo a recorrer el Museo del Holocausto con sus papás. Ese es el camino correcto. Lo importante es no silenciar esos hechos y responder siempre con educación. Que vaya un sobreviviente a contarles su historia también puede servir. Expulsar a los alumnos del colegio alemán no serviría para nada. Hay que explicarle una, dos o mil veces si es necesario qué fue lo que pasó.Hay que educar a los profesores y a los padres, a todo el entorno de estos jóvenes. La memora solo se mantiene viva con educación y diálogo.

Fuente:cciu.org.uy