LISA KLUG
En una guerra legal sobre la intolerancia, Charles Baccouche lucha contra el antisemitismo de la única forma que sabe hacerlo – en la sala

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En la tierra conocida por “Liberté, Egalité et Fraternité” (“libertad, igualdad y fraternidad”) la sede de la comunidad judía francesa, conocida como el Consistorio, se mantiene bajo vigilancia armada constante.

La entrada altamente protegida de un hermoso exterior del siglo 19 está rodeada de barreras metálicas, que recuerdan al aeropuerto Ben-Gurion de Israel en la década de 1980. Como algo salido de una película de época en la gran pantalla, esta función se desarrolla en escala de grises.

Los visitantes que se acercan a un sector de puro hormigón en el edificio deben pasar primero por el centinela, que porta un arma automática dentro de una cabina a prueba de balas, desde donde pregunta “quién anda allí”. Después de pasar ese primer obstáculo, los huéspedes se aproximan a unas pesadas puertas de metal observados por cámaras de seguridad. Tocan un timbre y dicen el motivo de su visita, y un clic audible les permite empujar las pesadas puertas y entrar en un hall con poca luz.

Uno por vez, se acercan a un pequeño altavoz, se anuncian, y si reciben aprobación para continuar, son recibido en otra puerta pesada. De pie secuestrado entre dos conjuntos de puertas cerradas, el visitante debe volver a explicar la naturaleza de la visita. Y entonces la seguridad se vuelve aún más fuerte.

La voz masculina de un guardia invisible detrás de una ventana de recepción a oscuras en un pequeño espacio hace preguntas puntuales y solicita la identificación emitida por el gobierno. Un pequeño recipiente metálico cerca del suelo se balancea para depositar las pertenencias de los visitantes, que el guardia examina en la oscuridad, detrás de la cual permanece invisible. Una vez inspeccionado el contenido de la bolsa, el receptáculo se abre con un balanceo devolviendo los efectos a su dueño. Se oye otro clic y los visitantes pueden continuar hacia el interior.

Tanto si tienen una reunión programada como si buscan un lugar para la oración de la tarde, se someten al mismo procedimiento.

Teniendo en cuenta el tenor de la Francia de hoy, las precauciones son comprensibles.

En contraste con la espectacular arquitectura y elaborado interior de la adyacente sinagoga La Victoire, este centro neuronal de la comunidad judía francesa es notablemente discreto. Paredes vacías rodean escritorios estándar de metal y sillas de oficina. Carteles israelíes, publicaciones del Consistorio y aperitivos kosher salpican una sala de espera normal. Un pequeño pero encantador ascensor vintage rodeado por una escalera de caracol es uno de los pocos elementos de diseño que hacen alusión a los días más exquisitos de la comunidad judía francesa.

El enfoque del Consistorio claramente no está en la apariencia, sino en el contenido. Y en esta visita, el tema es realmente amenazante: violencia y discursos de odio contra los judíos. Esta es la acusación de Charles Baccouche, el segundo al mando de la Oficina Nacional de Vigilancia Contra el Antisemitismo.

Sammy Ghozlan, fundador de la Oficina Nacional de Vigilancia Contra el Antisemitismo de Francia (Foto: YouTube captura de pantalla)
Sammy Ghozlan, fundador de la Oficina Nacional de Vigilancia Contra el Antisemitismo de Francia (Foto: YouTube captura de pantalla)

Fundado por el comisario de policía retirado de la zona de Paris Sammy Ghozlan, BNVCA ha trabajado durante más de 15 años en la lucha contra el antisemitismo francés y los boicots contra Israel. Entre ellos actos de agresión física contra niños, rabinos, sinagogas y escuelas judías que comenzó su escalada en el año 2000.

En 2014, por ejemplo, la comunidad judía reportó 851 incidentes antisemitas, de los cuales 241 fueron ataques violentos, subiendo de 423 y 105, respectivamente. A pesar de que Ghozlan se ha retirado a Netanya, vuelve con frecuencia y está en contacto permanente con su equipo, incluida su mano derecha, Baccouche.

Es Baccouche quien representa al BNVCA en nombre de la comunidad judía francesa en los procesos judiciales. Sus adversarios no son solamente terroristas que atacan vidas judías, sino también los antisemitas de Francia más notorios y sonoros. Estos incluyen a Dieudonné, Alain Soral, Jean Marie Le Pen y Zeon alias Fernández, a quienes lleva a juicio cuatro o cinco veces al año.

Se queja de la lentitud de la Corte y que los juicios contantemente sufren retrasos. “Lo más importante es presentar quejas al gobierno francés”, dice.

Durante los últimos tres años, ha presentado unas 400 quejas sobre actos antisemitas, un proceso que ha continuado desde 2009 – “cada vez que hay un acto antisemita”, dice Baccouche, que reside cerca de la Torre Eiffel.

Charles Baccouche con el atuendo del fiscal. (Cortesía)
Charles Baccouche con el atuendo del fiscal. (Cortesía)

A pesar de que es bien conocido en Francia por sus esfuerzos legales, su obra publicada y discursos públicos, Baccouche es prácticamente desconocido en otros lugares. En una reunión en el Consistorio, expuso sus inquietudes en una entrevista exclusiva con The Times of Israel.

La tenue atmósfera del edificio insinúa el futuro cuestionable de la comunidad judía francesa. La población judía de la ciudad “tiene miedo desde el ataque a Hyper Cacher”, dice, refiriéndose al mercado kosher de gama alta, donde cuatro hombres fueron asesinados en una masacre en 2015.

El mercado, que sigue funcionando, se mantiene bajo vigilancia armada.

A pesar de las fuerzas de seguridad, hay ataques. En pocas palabras, los judíos no se sienten bien en Francia ahora.

El ataque en la discoteca Bataclan es otro ejemplo horrible de la violencia que ha sufrido la comunidad. “Los gerentes eran judíos y los terroristas lo sabían”, dice Baccouche.

A sus 70 años, Baccouche, que tiene ciudadanía israelí, no tiene planes inminentes de retirarse, aunque su intención es hacer aliá. “Un día volveré a casa”, dice.

La administración francesa sostiene que las cosas no están tan mal, pero Baccouche argumenta que es sólo una manera de enmascarar la realidad. “Es un sheker pumbí – una mentira pública”, dice, salpicando su francés con frases hebreas selectas. “Pero nada va bien”. “Hay un colapso francés general”.

La experiencia en general del público francés, que ha experimentado una serie de ataques terroristas indiscriminados este verano – en las celebraciones del Día de la Bastilla en Niza, y en una catedral en el Norte – ha llevado el temor a los hogares judíos.

“En todas partes, siempre que hay crisis, los judíos lo experimentan con mayor intensidad, es el destino de los judíos”, dice.

Y a pesar de no haber indicios de que la violencia vaya a terminar, no es menos impactante para los judíos que anteriormente gozaban de gran seguridad en Francia.

“Es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que atacan y asesinan judíos”.

Guardias armados y barricadas metálicas delante de la sinagoga La Victoria y el Consistorio.
Guardias armados y barricadas metálicas delante de la sinagoga La Victoria y el Consistorio.

Baccouche recurre a una frase establecida por los refugiados polacos de la ciudad, “Feliz como un judío en Francia”, después de la Segunda Guerra Mundial como indicador de lo bien que fueron las condiciones una vez.

Francia fue el país de la libertad y los derechos humanos. Desde el jefe de estado de la Francia de Vichy Philippe Pétain, comenzó a desmoronarse. El ex presidente de Francia Charles de Gaulle fue el que causó daño a los judíos cuando los describió como un pueblo fuerte, dominante y confiado de sí mismo. Y el ambiente se degradó y se hizo más severo.

Como medio para contrarrestar la violencia, Baccouche emprende acciones legales contra los actos violentos y expresiones de antisemitismo, que también están fuera de la ley en Francia.

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Foto ilustrativa del cómico francés antisemita Dieudonné realizando el gesto antisemita ‘quenelle’ (captura de pantalla: YouTube)

Baccouche se considera “responsable del pueblo judío a su manera. Cada uno de nosotros tiene parte en la Tierra de Israel y el destino del pueblo judío, queramos o no”, dice.

Pudo haberse jubilado hace tiempo, tiene 70 años, pero no se retira para continuar con esta lucha.

La joven auxiliar administrativa a tiempo parcial del BNCVA, Elisheva Cohen, casada de 22 años, prefiere utilizar un alias por seguridad, cuando tiene que ir a las oficinas burocráticas francesas, prefiere usar peluca en vez de cubrirse la cabeza porque eso sugeriría que es judía religiosa. Al igual que Baccouche, ella ve la aliá en su futuro.

“El peligro existe tanto como ortodoxa como si no, incluso llevando un Maguen David”, dice, refiriéndose al colgante preferido por muchos judíos franceses.

En cuanto a Baccouche, presidente de los asistentes voluntarios del BNVCA, no lleva kipá ni Maguen David.

“No soy profeta ni príncipe, pero no hay futuro para los judíos en toda Europa Occidental. No sólo por la guerra en la cuenca mediterránea, sino porque el antisemitismo es parte del Corán. Creo que no hay un futuro para los judíos en Francia. Un día todo Israel se reunirá de nuevo en nuestro país”, dice Baccouche.

A pesar de sus predicciones negativas de Europa, Bacchouche dice: “No nos encaminamos a nuestras muertes. Vivimos. Los judíos están cada vez más vivos entre nosotros. Siempre hay interacciones con no-judíos, pero todas nuestras interacciones sociales son judías, cada vez más.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico