El 20 de septiembre en el salón de fiestas de la Comunidad Sefaradí, y en presencia de su hijo y nietos, se realizó un homenaje a Ángel Sanz Briz, Justo entre las Naciones.

En el podio estaban Juan Carlos Sanz Briz, hijo de Ángel Sanz Briz; Jaqueline L´Hoist, Presidenta de COPRED; Eva Lijtzain, Presidenta de Yad Vashem México; Sra. Perla Hazan, de Yad Vashem Jerusalem; Miguel Ángel De Lucas, Centro Sefarad-Israel; Jonathan Peled,Excelentísimo Embajador de Israel en México- y Emilio Vilanova, Ministro Consejero de la Embajada de España.

Entre el público se encontraban los nietos del Justo entre las naciones.

 

ÁNGEL SANZ BRIZ

Ángel Sanz Briz, nacido en España, llegó como diplomático a la embajada española en Budapest. Hungría era un país aliado de Alemania, más aún en 1944,cuando fue ocupado por Alemania. España le pidió a Sanz Briz que abandone el país, pero decidió quedarse al mando de la sede.

Tomó la difícil decisión de enviar a su esposa y pequeña hija de vuelta a España. Al principio,
no conocía el trato a los judíos, las deportaciones masivas hacia los campos de internamiento y exterminio. Se comunicó al Ministerio de Asuntos Exteriores, externándole la situación de la que estaba siendo testigo.

Al no recibir respuesta, pensó: “El que calla, otorga”. Decidió actuar por su cuenta y comenzó a expedir pasaportes a judíos. Valiéndose de la Ley del Retorno a los judíos sefaradíes, una ley española promulgada a principios del siglo pasado,inició el reparto de pasaportes con los que los perseguidos pudieron escapar de su terrible destino.

A pesar de que esta ley ya no estaba vigente, Sanz Briz pidió permiso a los alemanes de otorgar los pasaportes a los judíos sefaradíes. Le concedieron permiso de doscientos pasaportes, que asignó a sefardíes que vivían en Budapest. Al numerar los documentos, en lugar de avanzar con números consecutivos, cada número tenía un apartado a, b y c; así logró entregar cinco mil quinientos treinta y seis pasaportes y salvó a la misma cantidad de personas.

Al darse cuenta que no tenía dentro de la embajada el lugar suficiente para alojar a los judíos,
mientras elaboraba los pasaportes, rentó varios edificios que supuestamente eran propiedad de la Embajada Española.

Su humanidad hizo que consiguiera lograr su plan de salvar a los judíos, gracias a una inteligente estrategia.

En palabras de Carlos Sanz Briz, su hijo: “Mi padre fue una persona absolutamente normal que no estaba preparada para afrontar estos hechos”. Aún así, se convirtió en un héroe.

LAS PREGUNTAS DEL PÚBLICO

¿Han seguido en contacto con algunos de los judíos que salvó su padre?

“Mi padre siempre quiso mantener contacto con las comunidades judías,y abogó por que España abriera las relaciones con Israel. Nosotros hemos tenido contacto con algunos de los sobrevivientes que hemos tenido el honor de conocer. En España viven cuatro y en Budapest pudimos conocer a uno, todos ellos ayudados por mi padre.

¿Cuál fue la reacción del gobierno español cuando supo lo que había hecho su padre?

“Como Franco era aliado de Alemania, de la cual había recibido armamento y soldados, no se quiso
pronunciarse para no tomar partido. Al final, Alemania perdió la guerra. Lo que sí podemos ver es que la labor de mi padre cayó en el olvido durante décadas. En el fondo, a nadie le interesaba, ya que España no tenía relaciones con un país comunista como era Hungría y tampoco con Israel. Al reanudar relaciones España con Israel, en 1991, es cuando Yad Vashem le concede el Título Póstumo de Justo Entre las Naciones. A raíz de la labor de Yad Vashem la gente comenzó a interesarse por él y se organizaron homenajes, dando a conocer su labor en Budapest”

LOS TRES MANDAMIENTOS ADICIONALES DEL PUEBLO JUDÍO

Entre el público se encontraba Saúl Kava, hijo de un sobreviviente del Holocausto, quien comentó: “Uno de los grandes historiadores de Yad Vashem, Yehuda Bauer, dijo que debe haber otros tres mandamientos, siendo el onceavo: “Tú, tu familia, tus hijos nunca más serán una víctima”; el doceavo: “Nunca más serás un perpetuador” y treceavo: “Nunca más serás un observador pasivo para que este episodio no se vuelva a repetir”.