¿Por qué se lee la Haftará de Shmuel la primera noche de Rosh Hashaná?

¿Por qué recordamos a la profetiza Jana?

THELMA KIRSCH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La Plegaria de Jana:
…Para amar al Señor, tu D’s, y para servirlo con todo vuestro corazón y vuestra alma.
-Deuteronomio 11:13

Jana, la madre del profeta Samuel, esposa estéril de Elkaná, fue a Shiló donde se alzaba el Santuario antes de que existiera el Bet Hamikdash, para rezar por que D’s le diera la alegría de tener un hijo. Ella lloraba e hizo un voto: “Consagraré a tu servicio a este hijo todos los días de su vida”

El Sumo Sacerdote de Shilo la contemplaba mover los labios y la enfrentó creyéndola ebria, pero ella le contesto con el corazón: “No Señor mío, no he tomado vino ni bebida alguna. He vertido mi alma ante el Semblante de D’s.”

Nuestros Sabios nos cuentan que la profetisa Jana nos ha enseñado en sus ruegos Mitzvot muy importantes: Una de ellas es la importancia de recitar las plegarias en un murmullo. Como saben, tenemos el Shmone Esre” silencioso”, el cual es repetido en voz alta por el Jazán (si el servicio es celebrado en la Sinagoga). El Shemone Esre “silencioso”, que murmuramos con nuestros labios, moviéndolos apenas y con nuestra voz en un murmullo es la manera como rezaba Jana en su desesperación, ya que su corazón estaba lleno y abrumado con la presencia del Todopoderoso, por lo tanto, la plegaria la expresaba mejor con un murmullo.

Jana también introdujo el nombre: Santo D’s, como “D’s de Anfitriones”, es decir, el Señor de todo el Universo, anfitrión del cielo y de la tierra.

Esto es muy apropiado para Rosh Hashaná, ya que proclamamos que el Reino es de D’s sobre todo el resto de la creación del hombre.

De acuerdo a los muchos secretos escondidos en las Sagradas Escrituras, el primer verso de la plegaria de Jana contiene la profecía de que su hijo Samuel sería un Profeta en Israel; y que en sus días, el pueblo sería salvado de los filisteos; que D’s haría milagros y maravillas; y que su nieto Heyman con sus catorce hijos cantarían los Salmos en el Beit Hamikdash.

En el segundo verso, Jana predice la derrota de los asirios en las puertas de Jerusalén. Profetiza sobre Nabucodonosor y otros enemigos quienes pagarían por su maldad; entre ellos, los macedonios (griegos) quienes luego serían derrotados por los macabeos; predice al malvado Amán y a sus hijos y su derrota en manos de Mordejai y Esther.

Finalmente, Jana también llora pues imagina la gran guerra, cuando el mundo se ve envuelto en una desesperación y exterminación casi insalvable.

Pero nos dice, el Mesías vendrá y traerá la redención al Pueblo de Israel y habrá un nuevo mundo en el que no existirá el mal ni la destrucción, ya que todo el mundo estará lleno de la sabiduría de D’s.

“El mundo estará lleno del conocimiento de D’s como las aguas cubren el fondo del océano.”

Así, las oraciones en Rosh Hashaná, se ven aumentadas en su intensidad con la segunda plegaria de Jana: “Una jubilosa expresión de gratitud a D’s por haber escuchado su ruego”.

Esta conclusión representa el punto de conexión entre las dos plegarias, ya que en la era de la redención será evidente y el mundo no será más que la morada de D’s y que ya no existirá conflicto entre lo material y lo espiritual.

Primero deberemos de “contribuir” y asumir un compromiso total.

Es decir, pararnos erguidos ante Di-s.

La Haftará finaliza con el cántico de Jana por la Justicia Divina.

“Nuestro ruego es que esta profecía se manifieste en un futuro cercano”.