SEFFI KOGEN

El “alt-right”, la extrema derecha, está en todas partes en Twitter. Consta de campeones del nativismo que, resentidos por el predominio del retroceso de los hombres blancos en la sociedad estadounidense, tratan de vender las virtudes del “nacionalismo blanco”. El movimiento no tiene planes económicos coherentes, su política exterior es impulsada por el miedo a los inmigrantes y musulmanes, y su antisemitismo es impactante.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDIO MEXICO – Pero incluso mientras Estados Unidos toma consciencia de la extrema derecha, también deberia familiarizarse con su imagen en el espejo: el alt-left, la extrema izquierda.

Al igual que el alt-derecha, el alt-izquierda no está claramente definido. Su enfoque de política económica, relaciones exteriores, y problemas sociales en general está en sintonía con la corriente principal de izquierda, con una diferencia importante – Israel.

Puesto que mientras la izquierda defiende la democracia y la autodeterminación, la extrema izquierda tiene una animosidad particular hacia el Israel democrático, acusándolo de “genocidio” del pueblo palestino.

Y mientras la izquierda celebra el amor entre dos personas, independientemente de su sexo, la extrema izquierda, curiosamente, mira la próspera cultura gay de Tel Aviv y no ve más que un arco iris detrás del cual Israel esconde su verdadera malicia.

Mientras la izquierda insta a Francia a respetar las prácticas religiosas de sus ciudadanos musulmanes, la extrema izquierda mira las playas de Israel, llenas de musulmanes, judíos y cristianos con mujeres en burkinis, bikinis, y todo lo que cabe en medio – y ve apartheid.

La izquierda ve claramente que los terroristas de Hamas y Hezbolá son abusadores terribles de los derechos humanos. Pero la extrema izquierda los ve como luchadores por la libertad de principios, la lucha contra la opresión israelí.

La izquierda cree que el cambio climático es una amenaza al orden mundial singular y elogia a Israel por su trabajo pionero en la conservación del agua y la reducción de energía. La extrema izquierda explica que los nazis también hicieron importantes avances científicos.

La izquierda hace causa común con la izquierda israelí, defendiendo sus causas y rindiendo homenaje a sus héroes. Para la extrema izquierda, sin embargo, un israelí es un israelí (al tiempo que es judío), y no importa su política, es moralmente deficiente.

La izquierda mira el caos de Oriente Medio y está contenta de que EE.UU. tenga un aliado que comparte sus valores democráticos. Pero la extrema izquierda mira las capacidades defensivas de Israel, y ve una máquina de guerra sanguinaria, y exige que Estados Unidos suspenda la ayuda extranjera.

captureIncluso cuando la extrema izquierda se apresura a condenar a Israel por abusos inexistentes de los derechos de la mujer y los derechos de la comunidad LGBT, y lo castiga por perpetrar un genocidio imaginado, sorprendentemente guarda silencio cuando estos delitos tienen lugar con frecuencia justo al lado del objeto judío de su ira.

Tanto la derecha como la izquierda ven el trágico embrollo en Siria y ansian una rápida solución. Pero la extrema izquierda apoya al carnicero genocida, el presidente Bashar Assad, y condena cualquier intento de intervenir en la trágica pérdida de vidas.

Tanto la derecha como la izquierda condenan a Hamas y otros grupos extremistas islámicos por su persecución de los homosexuales, las mujeres, los cristianos y los musulmanes moderados, y por su brutal silenciamiento de cualquier crítica a su gobierno. La extrema izquierda nunca toleraria este comportamiento en Israel, sin embargo, no dice nada al respecto en el resto de Oriente Medio.

La extrema izquierda, en resumen, odia a Israel, y al parecer nada puede desengañarlos de la convicción de que (los judíos) son criminales de guerra israelíes moralmente repugnantes que deben ser llamados al orden. Este odio no se extiende a los israelíes musulmanes o cristianos, que dicen a los encuestadores una y otra vez que están orgullosos de ser israelíes.

La extrema izquierda tiene pocos, si es que tiene alguno, avatares políticos, pero se desarrolla en el campus de la universidad, donde las facultades de antropología, los estudios de género y estudios norteamericanos arrojan su ideología de odio, adoctrinando a la próxima generación en su académico traje de gala de antisemitismo.

Los campeones de la extrema izquierda incluyen a Steven Salaita, antiguo profesor de estudios americanos en la Universidad de Illinois, quien poco después de que tres adolescentes israelíes fueran secuestrados y asesinados por los terroristas de Hamas tuiteo, “Ustedes pueden ser demasiado refinados para decirlo, pero yo no. Me gustaría que todos los putos colonos de Cisjordania desaparecieran”. Cuando el odio de Salaita salió a la luz, la universidad rescindió la renovacion de su cargo. Se hizo famoso cuando miles de defensores de la extrema izquierda  corrieron en su defensa.

Luego está Jasbir Puar, profesor de estudios de género en la Universidad de Rutgers que, en una charla en Vassar, afirmo que Israel recoge los órganos de palestinos muertos, realiza ataques con veneno contra los palestinos utilizando uranio, plomo y fósforo, y afirma su “derecho a mutilar y debilitar a los organismos y ambientes palestinos como una forma de control biopolítico”. Cuando se levantaron voces denunciando el empleo vergonzoso de Puar de estos libelos de sangre medievales actualizados, la extrema izquierda se agrupo a su alrededor.

¿Por qué confiamos cargos de estudiantes universitarios a estos extremistas de alt-izquierda? Seguramente hay un problema con el sistema que permite que su odio envenene el aula.

¿Existe tal cosa como una opinion demasiado peligrosa, demasiado basada en datos erróneos, demasiado intolerante para ser oída en nuestra sociedad libre? Tal vez, tal vez no, pero nunca dejaremos que la extrema derecha secuestre departamentos enteros de humanidades en las facultades de prestigio.

El espectro político se inclina en los extremos. La extrema izquierda, con sus valores morales sesgados, no se parece a nada más que a la extrema derecha.

Seffi Kogen es director asistente del Comité Judío Americano para asuntos del campus.

Fuente: AJC – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico