LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

El Nuevo Año Judío 5777

El 2 de octubre pasado fue la víspera de la celebración del año nuevo judío (Rosh Hashaná), que se rige por el ciclo lunar. En la página editorial del Magazine Semanal de la Organización Jabad del 29 de septiembre del 2016, el rabino Eli Levi (EL) expresa que el año nuevo secular (calendario Gregoriano) se celebra con fuegos artificiales y la gente brinda a la media noche, en cambio los judíos recuerdan en su nuevo año que fueron creados por las propias manos de Dios e insuflados (introducción de soplos de polvos divinos en sus cuerpos) con su alma divina.

EL menciona que de acuerdo a la Cábala (disciplina y escuela de pensamiento esotérico relacionada con el judaísmo que surgió hacia finales del siglo XII, en España y el Sur de Francia), en Rosh Hashaná los judíos tienen la posibilidad de borrar las consecuencias de sus acciones del año pasado, de activar el mecanismo de la ley de causa y efecto. Un día que Dios da la oportunidad a los judíos para comenzar de cero en su plan divino, la Misericordia Divina, la oportunidad que tienen para abrir sus puertas dentro del Árbol de la Vida; sin embargo, tienen que tener un plan para corregir sus acciones.

De acuerdo a EL, los judíos viven en Rosh Hashaná como un reencuentro “con nuestro Padre y Rey Celestial, el Todopoderoso, por ello la plegaria de Avinu Malkeinu (Padre Nuestro, Rey Nuestro) es central en la celebración de esa festividad y de la de Yom Kipur (Día del Perdón); en Rosh Hashaná se toca el Shofar (cuerno de carnero) como un llamado a nuestro Padre, pidiéndole que sea dulce con nosotros, que cambie del Trono de la Justicia al Trono de la Misericordia y nos colme de bendiciones y abundancia en el año entrante”.

Cabe mencionar que la organización judía denominado Jabad – Luvavitch es un movimiento y una filosofía fundamentada en el Jasidismo (sentimiento, emoción y fe religiosa que busca la comunicación directa entre Dios y el hombre). Jabad deriva del acróstico de Jojma (sabiduría), Binah (comprensión) y Daat (conocimiento) y Luvavich es el nombre de una ciudad de Rusia que significa en ruso ciudad del amor fraternal, y que fue sede de Jabad durante más de 100 años. El movimiento Jabad nació hace más de 250 años; empero, el origen de la actual organización se remonta a 1940. Jabad “enseña la dimensión más profunda de la Torá”, el libro sagrado de los judíos.

Rosh Hashaná 5777 lo celebré con mi esposa en la casa de Linda, la suegra de mi hijo mayor, Natan; distante a 35 km de donde vivimos. Linda, como descendiente de una familia judía siria, tiene una familia numerosa, alrededor de su amplia mesa estuvimos sentados 24 personas disfrutando de los variados platillos árabes que nos fueron servidos. Las plegarias alusivas a esta festividad fueron breves e incluyeron el consumo de varias frutas y verduras por parte de los asistentes, como manzana con miel, símbolo para que el nuevo año sea dulce y de acontecimientos de felicidad.

El primer día de Rosh Hashaná fuimos invitados a casa de nuestros amigos brasileños Chico y Lea, a quienes conocimos hace 5 u ocho años en celebraciones de diferentes fiestas judías en el hogar de Bila y Abraham, con quien llevamos una amistad de alrededor de 40 años. Con Chico y Lea, sin preámbulos litúrgicos, iniciamos la comida con platillos idish (de las comunidades judías del centro y el este europeo); disfruté del Gefilte Fish (pescado relleno) al que se le puede agregar para condimentarlo Grein (salsa de raíz fuerte mezclada con betabel que le da un tono rojo); sopa de Matzah Ball (bolas de matzah) hechas de harina de matzá, huevos, caldo de pollo y otros ingredientes; ferfalaj, especie de pasta frita, ensalada de espárragos y varios deliciosos platillos. Culminamos con un postre de crema del fruto brasileño de maracuyá. Chico y Lea vivieron durante varios años en Israel en un kibutz (aldea agrícola colectiva), de aquí que tengan una sólida base, política e ideológica y además son cultos y están actualizados en el divenir del mundo actual, de aquí que pasáramos una amena y productiva tarde. Chico, de 79 años, fue ejecutivo de una compañía comercializadora de materias primas a nivel internacional, sus conocimientos financieros y económicos fueron una fuente adicional para nuestra conversación. Por lo demás, son personas sencillas y afectuosas.

Al igual que el Rabino EL quien envió en su editorial buenos deseos a sus lectores y al mundo, me hago solidario de sus palabras para los míos y para mis familiares y amigos. Reproduzco sus palabras: Les deseo un año de crecimiento material, espiritual, con salud, abundancia, energías renovadas y bendiciones en todos los aspectos de la vida. Ketiva, Vejatima Toba, Shanatoba Umetuka, ¡que sean inscriptos y sellados en el Libro de la Vida y que tengan un año bueno y dulce!

Penitenciaría de Lecumberri

La construcción de la penitenciaría denominada “Palacio Negro de Lecumberri”, por las leyendas de horror que se registraron en contra de los presos que no acataban la disciplina, se inició el 9 de mayo de 1886 y se inauguró el 29 de septiembre de 1900, durante el régimen del Presidente Porfirio Díaz y sirvió como cárcel desde ese año hasta 1976, cuando el Presidente Luis Echeverría le retiró del servicio de Penitenciaría de la Ciudad de México y en 1977 el Presidente López Portillo inició su transformación en Archivo General de la Nación y desde 1982 ese ha sido su uso.

Lecumberri es de estilo ecléctico y afrancesado, típico del siglo XIX. El Palacio resaltaba su función represiva gracias a elementos como torreones, aspillas y almenas. El proyecto arquitectónico se le encargó al ingeniero Antonio Torres Torija, cuyo diseño se basó en la ideología de los panópticos, la cual consiste en la facultad de ver desde un punto central a todo el interior de un edificio y, recíprocamente, desde cada celda puede verse ese punto central. El ingeniero Torres siguió los ejemplos de las penitenciarias del siglo XIX como el de la Sente de París y la de Filadelfia en EUA. El edificio tuvo un costo de 2.4 millones de pesos de esa época.

En este contexto, hace poco tiempo el canal 22, transmitió un programa cultural en un patio de la cárcel, enfrente de varias crujías. Cuando en los cincuentas estudiaba en la Preparatoria 2, ubicada en el Centro Histórico, en el corazón del Barrio Universitario, las clases de natación las tomábamos en un deportivo público, Venustiano Carranza, en la Delegación Venustiano Carranza, a unas cuadras de la Cárcel de Lecumberri; misma que atisbaba desde lejos, aparentemente era peligroso acercarse a la misma.

La construcción de Lecumberri surgió como consecuencia de la Reforma al Código Penal de 1871, al que se anexo el proyecto arquitectónico de los ingenieros civiles que la edificaron. El nombre de Lecumberri se debe a que la cárcel se construyó en las tierras que antiguamente pertenecieron a un español que llevaba ese apellido.

Lecumberri fue una cárcel que albergaría 740 reos, no obstante, se salió de control y llegó a tener hasta 5 mil prisioneros. Más de 15 personas hacinadas en celdas de menos de tres metros cuadrados dormían parados y amarrados a las paredes. Lecumberri albergó tanto a hombres como mujeres hasta 1954, cuando se inauguró la cárcel de mujeres. Se dividía en diferentes crujías a las que eran enviados los presos de acuerdo al delito que habían cometido, presos políticos, presos peligrosos y la crujía “J”, lugar para los homosexuales, de ahí que de forma despectiva se les comenzara a llamar jotos. El área más temida para todos los reclusos era “El Apando”, celda de castigo, donde pasaban encerrados semanas enteras, con un mínimo de alimento, sin luz, sin agua, sin ventilación y sin baño.

En la penitenciaría se encarceló a protagonistas que participaron en distintos hechos que marcaron el rumbo del país: la Revolución Mexicana, la guerra cristera y los movimientos sindicales y estudiantiles de los años sesentas; por allí pasaron personajes como Pancho Villa, el muralista David Alfaro Siqueiros, el escritor José Revueltas, el líder social Heberto Castillo, el líder del sindicato ferrocarrilero, Demetrio Vallejo y el recientemente fallecido cantautor Juan Gabriel. A espaldas de esta cárcel fueron fusilados los presidentes José María Pino Suárez y Francisco I. Madero en 1913. El pintor David Alfaro Siqueiros, en sus cuatro estancias en Lecumberri, pintó el biombo “Licenciado, no te apures”, como parte de una escenografía de la obra de teatro que criticaba a un abogado que solo les daba largas a los presos; la pintura está exhibida sobre el pasillo principal que conduce a las siete galerías.

A 40 años que cesó la operación de Lecumberri, el sistema penitenciario del país enfrenta una grave crisis. La organización México Evalúa, Centro de Análisis y Políticas Públicas, consigna que el hacinamiento extremo en las prisiones, sumado al uso excesivo de la cárcel preventiva, lo han convertido en una verdadera bomba de tiempo que podría estallar en cualquier momento si no se atiende debidamente el problema. De acuerdo a esta organización, la situación actual de los 420 penales existentes en el país, en los que conviven 250 mil prisioneros en espacios diseñados para 20 mil, plantea un gran reto, porque son espacios propicios al contagio criminógeno, no solo por el hacinamiento que registran, sino por la convivencia entre internos de distinta peligrosidad; el 95.0% de los delitos tienen contemplado la prisión, no hay alternativas a la cárcel porque no existen los mecanismos ni la infraestructura para hacerlos operables. El 60.0% de los reclusos cumplen condenas menores de tres años, lo que significa que la capacidad de persecución criminal del Estado es baja y se limita a los eslabones más débiles de la cadena delictiva. Por lo demás, la violencia prolifera en los penales; los grupos criminales operan desde el interior de los reclusorios y mantienen amenazada a la sociedad. Los motines en las cárceles son frecuentes, con saldos trágicos de muertos y heridos; derivan de luchas internas por el poder que disputan a las autoridades carcelarias, por el manejo de drogas, alimentos, las visitas conyugales y diferentes actividades ilícitas dentro y al exterior de los reclusorios. Asimismo, existen motines contra las autoridades carcelarias que extorsionan a los presos o porque están sujetos a vejaciones y no se respetan sus derechos humanos básicos.

Human Rights Watch y el Comité de las Naciones Unidas Contra la Tortura han denunciado numerosas irregularidades en las prisiones de Latinoamérica, entre ellas en las de México. Superar la terrible realidad carcelaria determina voluntad política, un aumento substancial de recursos económicos para construir nuevas instalaciones y para su administración; capacitar a personal especializado para el manejo y atención cotidiana de los reclusos, modificación de las leyes penales, entre otras acciones; se trata de convertir a las cárceles en centros donde se busque la reinserción de los presos a la sociedad y no en escuelas de la criminalidad.