LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Los desplazamientos de personas que huyen de la guerra, el hambre, la falta de oportunidades para una vida decorosa y la pobreza, entre otras múltiples causas, tanto al interior de los países como al exterior de los mismos, han cobrado una fuerza inesperada.

El número de migrantes se ha disparado en los últimos 5 años a raíz de la guerra civil en Siria y de los violentos conflictos que se han registrado en Sudán del Sur, Yemen, Burundi, Ucrania y la República Centroafricana, principalmente; de acuerdo al Informe Anual 2015 del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el número de desplazados en el mundo sumó 65.3 millones al final del 2015, aumento de 55.0% en cuatro años (la mitad de esta cifra referida a menores de 18 años), de ese total 40.8 millones son desplazados en sus propios países por la guerra, 21.3 millones son refugiados de guerra y 3.2 millones solicitaron asilo en otras naciones.

Tres países habían expulsado a la mitad de la población de refugiados en el mundo: Siria 4.9 millones; Afganistán 2.7 millones y Somalia 1.1 millones. Turquía ha sido el país que más desplazados ha acogido, 2.5 millones, casi todos de Siria; Pakistán que comparte frontera con Afganistán, 1.6 millones, Líbano, vecino de Siria 1.1 millones, Jordania 700 mil, Irak 245 mil y Egipto 120 mil. Hacia Europa aumentaron significativamente a partir del segundo semestre del año pasado para totalizar más de un millón en todo el año; lo que provocó una crisis política y humanitaria. Desde los ochentas más de 5 millones de personas han buscado asilo en Europa.

Los mares del Mediterráneo se han convertido en la tumba de miles de personas que se embarcan en las costas de Turquía y Libia y aspiran llegar a Europa; en este ámbito, en la primera semana de octubre en 48 horas fueron rescatados en las costas de Libia más de seis mil gentes que venían en sobrecargadas pateras, hasta de tres pisos, manejadas por organizaciones criminales. La Organización Internacional para las Migraciones, intergubernamental fundada en 1951, ha contabilizado más de 4,000 muertos en el mar en los primeros nueve meses del año. No obstante, detrás de la catástrofe visible de los náufragos y los cuerpos en el Mediterráneo “se esconde otra invisible, en la que no se encuentran a los muertos y no se hace lo suficiente por identificar a los cadáveres e informar a los parientes”, lo cierto es que no se investiga la muerte de los inmigrantes y un número indefinido de ellos yacen en el fondo de los mares o han sido devorados por tiburones.

La compleja situación que vive Europa por el incesante flujo de refugiados no ha sido gestionada adecuadamente por los diferentes países del Continente y no solo representa una catástrofe humana, sino se ha puesto en riesgo la identidad de una Europa “que debería estar a la altura de sus valores”. Existe particular preocupación por el número creciente de menores refugiados que están llegando a Europa. La ONG OXFAM, con sede en Gran Bretaña ha señalado que de acuerdo a la ACNUR, el número de menores no acompañados a Italia se ha duplicado en el 2016 y ya representan el 15.0% del total de las llegadas; Italia se ha convertido en el principal punto de arribo de refugiados y migrantes a Europa en virtud de que los gobiernos decidieron cerrar la ruta a través de los Balcanes Occidentales: Albania, Bosnia Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Macedonia, Serbia y Kosovo.

La crisis que experimenta Europa en virtud de los flujos masivos de migrantes ha puesto “al filo de la navaja” a las instituciones y gobiernos europeos, que han carecido de mecanismos eficientes para gestionar de manera humanitaria las corrientes de migrantes; se han dividido en cuanto a las medidas a tomar y algunos países han actuado por su cuenta, en muchas ocasiones contraviniendo los valores éticos y los principios en que se sustentan. Cierran unilateralmente las fronteras y se niegan a cumplir con los compromisos para recibir a los refugiados.

Hungría ha sido uno de los países de Europa más renuentes a recibirlos, ha establecido una estrategia de doble blindaje – doble valla de 175 km en la Frontera con Serbia – y expulsiones, con lo que ha reducido la llegada de los migrantes. Polonia, Eslovaquia, la República Checa y Rumania, los países del llamado Grupo de Visegrado, han apoyado a Hungría en su política. Europa, a un año de experimentar la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, dispuso el 6 de octubre pasado, a través de la UE, la creación de un cuerpo de policía que dispondrá de 1,500 oficiales, “listos para intervenir en cualquier foco fronterizo crítico”. Las autoridades de Bulgaria han sido las primeras en solicitar la intervención comunitaria a pesar de que la frontera de esa nación no constituye el punto más crítico de llegadas de migrantes y refugiados a Europa. El comisario europeo de Migración ha mencionado que a pesar de la policía fronteriza Europa mantendrá las puertas abiertas para quienes necesiten protección internacional, sin embargo, permanecerá cerrada para los migrantes irregulares, de aquí que el nuevo cuerpo fronterizo “reforzará sus atribuciones para expulsar a los extranjeros sin derecho a asilo”.

Ante las dificultades crecientes que enfrentan los migrantes y refugiados para ingresar a Europa, parte de estos buscan asilo en EUA, viajando a países de Latinoamérica y de allí a México. Así, en el presente están varados alrededor de 16 mil migrantes en Tijuana y en Chiapas con la expectativa de que EUA les dé asilo; los migrantes provienen de África, (Ghana y Etiopia), Afganistán, Haití y de varios países de Centro América. En esas localidades los migrantes viven una crisis humanitaria, particularmente en Tijuana, porque los pocos recursos económicos que poseían se les han agotado. Se encuentran desesperados después de viajar largos recorridos en condiciones deplorables guiados por “polleros” sin escrúpulos a quienes pagan entre 10 mil y 15 mil dólares por persona al inicio de su travesía.

Los refugiados pernoctan en las calles o en campamentos improvisados; carecen de alimentos y otros bienes indispensables para su sobrevivencia. Las autoridades locales no tienen los recursos y tampoco están preparadas para apoyarlos. Diferentes organizaciones humanitarias les han brindado ayuda, empero, su capacidad está ampliamente rebasada. El Instituto Nacional de Migración en Tijuana otorga 50 citas diarias a los migrantes para que se entrevisten con el Cónsul de EUA en esa ciudad a fin de que puedan plantearle una solicitud de asilo; desafortunadamente la mayoría son rechazados, sin embargo, no quieren regresar a sus países de origen donde la situación económica, política y social es extremadamente difícil; muchos de los migrantes podrían ser encarcelados o ejecutados si regresan a sus hogares. La situación en Tijuana podría ser explosiva en un futuro próximo porque a la problemática que plantea la permanencia de los migrantes en esa ciudad se adiciona la de los mexicanos que son deportados de EUA y permanecen allí en busca de nuevas oportunidades de vida y/o intentan nuevamente cruzar ilegalmente la frontera de EUA.