BEHAM BEN TALEBLU Y TYLER STAPLETON

Irán está buscando cooperación con la NASA, dijo el jefe de la agencia espacial de Teherán la semana pasada. “Estamos interesados en tener cooperación,” dijo, y agregó: “Cuando estás en órbita, no hay país ni raza.” Los comentarios del jefe espacial fueron el primer indicio de apertura de Irán a la colaboración espacial con EEUU, pero debe ser tomada con precaución: Es probable que la República Islámica use la exploración espacial y lanzamientos de satélites como una cobertura para promover su programa de misiles balísticos intercontinentales (MBIC).

La exploración espacial podría ofrecer a Teherán “capacidades contra-espaciales” – tales como negación y engaño – mientras mejora sus capacidades de vigilancia satelital. Peor, la colaboración con el Occidente podría ayudar a Teherán a desarrollar cohetes capaces de órbita cercana a la tierra, similares a los MBIC.

En 2011, el Congreso prohibió la cooperación con China por preocupaciones que ésta podría obtener acceso a materiales sensibles para desarrollar sus capacidades militares. La intervención del Congreso excluyó finalmente a Beijing de la Estación Espacial Internacional. Lo mismo debe considerarse en el caso de Iran.

Desde la perspectiva de Washington, el argumento más fuerte para la cooperación de la NASA con Irán es que puede proporcionar información sobre el programa espacial de la República Islámica. Pero en última instancia esta información es muy costosa.

Las mejoras en los vehículos de lanzamiento espacial (VLE), por ejemplo, serían útiles para los MBIC. Los exitosos VLE de Irán, como el Safir de múltiples etapas y el Simorgh de dos etapas, se derivan del misil balístico de alcance medio Sahab-3 de combustible líquido,una variante del Nodong-A de Corea del Norte.

Un informe del 2013 del Centro Nacional Aéreo y Espacial de Estados Unidos menciona que el Simorgh ofrece a Teherán “un lecho de prueba para desarrollar tecnologías para MBIC,” y en abril del 2016, el director de la Agencia de Defensa Misilística de Estados Unidos dijo que éste tenía el potencial para ser actualizado y reconfigurado como un MBIC. El director de Inteligencia Nacional, James Clapper, lo ha dicho en forma más clara: “El progreso de Irán en vehículos de lanzamiento espacial proporciona a Teherán los medios y la motivación para desarrollar misiles de alcance más amplio, incluidos los MBIC.”

Desde el acuerdo nuclear del verano pasado, Irán se ha presentado como un país normal que desea reintegrarse a la comunidad internacional. El intento de Teherán de coordinar con la agencia espacial de Washington parece ser parte de esa misma campaña, pero es fundamentalmente un intento de obtener legitimidad internacional para su desarrollo ilícito de misiles balísticos. El Congreso y la Casa Blanca deben mantenerse firmes y negarle esa legitimidad.

Fuente: Foundation for Defense of Democracies – Traducido por Marcela Lubczanski

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