THE NEW YORK POST

Si se necesitaban algunas pistas más en cuanto a por qué sigue siendo tan elusivo un acuerdo israelí-palestino, consideren el caso de cuatro árabes que aceptaron una invitación para la festividad de Sucot en el asentamiento israelí cercano de Efrat: la Autoridad Palestina los arrestó.

La invitación de Oded Revivi, el alcalde israelí, tuvo la intención de promover la paz — y los cuatro hombres (Riyad Abu Hamad, Yakoub Mousa Abu Hamad, Farouk Mousa Abu Hamad y Mohammad Ahmed Abu Hamad) seguramente la tomaron con ese espíritu. No puede dañar lograr conocer a los vecinos, ¿o sí?

Excepto que la AP, que insiste en boicotear los asentamientos, no aceptará ninguna presencia israelí fuera de las fronteras de 1967, no importa que haya pasado medio siglo.

El domingo, el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, criticó en Facebook duramente los arrestos como “prueba adicional del rechazo palestino a hacer la paz” y concentrar demandas globales de liberar a los desafortunados pacificadores.

Aparentemente eso puso en apuros a los funcionarios palestinos para liberarlos, mientras afirmaban que ellos realmente habían sido detenidos sólo para ser interrogados y para su propia protección a raíz de amenazas hechas en las redes sociales.

Lamentablemente, se ha vuelto costumbre para la AP, cuyos libros de texto enseñan el odio a todos los judíos, cuyas leyes recompensan a los terroristas que matan israelíes y cuyos líderes han pasado décadas silenciando (a menudo fatalmente) a cualquier palestino que ose trabajar con el gobierno de Israel.

“Iniciativas que buscan fomentar la cooperación y la paz entre los pueblos deben ser alentadas, no silenciadas,” dijo Revivi.

“Es tiempo que la Autoridad Palestina se pregunte si prefiere avivar las llamas del conflicto en vez de trabajar para reunir a la gente.”

Mucho, mucho tiempo, en realidad.

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México