URI DROMI

Desde lejos, los israelíes – como muchos otros en el mundo – están desconcertados e incluso preocupados por las elecciones presidenciales de Estados Unidos. A través de nuestras pantallas de televisión, observamos cómo la mayor democracia y líder del mundo libre comete un hara-kiri público.

Olvídense de que nunca en la historia de Estados Unidos han existido dos candidatos tan poco populares, incluso en sus respectivos campos. Olvídense de esta larga carrera que se distrae de los verdaderos asuntos a favor de una desagradable estigmatización. La pregunta es, ¿qué le sucederá al país – y a nosotros mismos, que esperamos un liderazgo el 9 de noviembre?

Ya se ha dicho todo sobre ambos candidatos, así que lo mejor es recordar al sabio Nicolás Maquiavelo, quien, hace medio milenio escribió “El Príncipe”, un tratado sobre el gobernante ideal.

El príncipe se enfrenta a dos amenazas, dijo Maquiavelo, una externa y otra interna. La amenaza externa podría frenarse mediante las armas. Pero el peligro interno es lo que debería preocupar más al gobernante: “Trate el príncipe de huir de las cosas que lo hagan odioso o despreciable, y una vez logrado, habrá cumplido con su deber y no tendrá nada que temer de los otros vicios.”

¿Cuáles son las cosas, según Maquiavelo, que hacen que un gobernante sea despreciado por el pueblo? “Hace odioso, sobre todo, el ser expoliador y el apoderarse de los bienes y de las mujeres de los súbditos, de todo lo cual convendrá abstenerse “. Obviamente, líderes similares a Donald Trump sirvieron de modelo a Maquiavelo en la Italia del siglo XVI.

Maquiavelo podría habernos enseñado algunas cosas sobre Hillary Clinton (aunque no hubiese previsto que una mujer gobernara un estado, por lo que el lenguaje es masculino): “Hace despreciable el ser considerado voluble, frívolo, afeminado, pusilánime e irresoluto, defectos de los cuales debe alejarse como una nave de un escollo, e ingeniarse para que en sus actos se reconozca grandeza, valentía, seriedad y fuerza. Y con respecto a los asuntos privados de los súbditos, debe procurar que sus fallos sean irrevocables y empeñarse en adquirir tal autoridad que nadie piense en engañarlo ni envolverlo en intrigas.”

Si Donald Trump y Hillary Clinton hubiesen seguido los buenos consejos de Maquiavelo, el 9 de noviembre, el pueblo estadounidense volverían a sus actividades cotidianas con cualquiera de ellos como el próximo presidente. Porque, citando nuevamente a Maquiavelo: “la mayoría de los hombres, mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, viven contentos; y el príncipe queda libre para combatir la ambición de los menos que puede cortar fácilmente y de mil maneras distintas.”

Desafortunadamente, este no es el caso. El próximo presidente no sólo tendrá que combatir la ambición de los menos” sino la rabia y la frustración de muchos, que podrían sentir que han sido privados de sus bienes y de su honor.

Si Hillary Clinton es elegida y los republicanos logran conservar una mayoría en la Cámara y el Senado, podrían iniciar una investigación más profunda de sus correos electrónicos, e incluso presionar para un juicio político o por lo menos oponerse a cualquier programa que ella pretenda impulsar.

Si, por otro lado, se elige a Donald Trump, muchos estadounidenses podrían sentir que algo malo le ha sucedido a su país, ya que debido a la ira que no puede ser canalizada mediante los canales políticos convencionales, la parálisis del Partido Republicano y la extrema impopularidad de Clinton, un hombre que no es apto para ser presidente llegó a la Casa Blanca.

Mirándolo a través del prisma israelí, la primera semana de noviembre, añade otra perspectiva sombría. Yitzhak Rabin, el primer ministro de Israel, fue asesinado hace 21 años. Nadie en 1995 tenía más experiencia que Rabin, ex jefe de las FDI, ex embajador en Estados Unidos, ex primer ministro y ministro de Defensa. Nadie era más respetado – él era el arquitecto de la victoria de la Guerra de los Seis Días, y un hombre honesto. Y sin embargo, fue asesinado por un fanático que actuó solo, pero que tenía muchos seguidores silenciosos.

¿Esto significa que algo pasa con la democracia? No necesariamente. Citando a Winston Churchill, “la democracia es la peor forma de gobierno excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”. Con eso en mente, esperamos el 9 de noviembre con anticipación, preocupaciones, pero también con esperanza.

Fuentes: Miami Herald, Índice de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo – Biblioteca Virtual Antorcha

Traducción: Esti Peled

Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico