ENLACE JUDÍO MÉXICO -El republicano Donald Trump será el próximo inquilino de la Casa Blanca al conseguir 276 votos electorales necesarios para derrotar a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Contra todos los pronósticos, el magnate neoyorquino gobernará el país más poderoso del mundo. Asumirá el cargo el próximo 20 de enero. Ha sido un año turbulento, marcado por una retórica cada vez más violenta y extremista.

Aunque probablemente haya que esperar un tiempo antes de que el recuento total de los votos concluya, matemáticamente, ha ganado. Han sido claves sus victorias en los estados de Florida, Carolina del Norte, Wisconsin , Ohio y Pensilvania. El millonario suma más de los 270 delegados necesarios para conseguir hacerse con las llaves de la Casa Blanca, frente a los 218 de Hillary Clinton. Además, los republicanos mantienen el control del Congreso y del Senado.

Acompañado por su número dos, Mike Pence, Donald Trump ha comparecido ante sus seguidores en la sede central de su campaña en Nueva York y confirmado que la candidata demócrata Hillary Clinton, de quien ha elogiado su “perseverancia”, le había llamado para felicitarle. “Es el tiempo de que América se una, que todos nos unamos como un sólo pueblo.Seré el presidente de todos los americanos”, ha asegurado entre los gritos de sus votantes. “Los olvidados ya nunca más serán los olvidados”, ha prometido. “Vamos a reconstruir América”.

Quizá el perdedor más grande en estas elecciones ha sido el electorado estadounidense, que ha visto un cambio radical en el tono de la contienda. Desde cuentas de email hackeadas, pasando por conflictos de interés de naturaleza financiera, una constante andanada de insultos y golpes bajos y llegando a amenazas de encarcelar al oponente en caso de resultar ganador; Estados Unidos -y el resto del mundo -anhelan dejar atrás estos meses de desencuentros entre dos personales tan disímiles.

La victoria de Donald Trump, el populista candidato republicano, marca una nueva era en la historia de Estados Unidos, un país cuya breve historia (apenas 240 años como país) de progreso y libertades podría verse de pronto en peligro por la llegada al poder de lo que durante las elecciones se llamó “la mayoría silenciosa”, un gran número de votantes blancos de clase baja y media que no terminan de comprender cómo “su” país se volvió un crisol de culturas y formas de pensar. El multiculturalismo es una amenaza a su visión particular del american way of life y con su voto han dejado bien en claro que no están dispuestos a permitir que su país quede en manos de los otros.

Si bien la retórica populista de Trump le granjeó la simpatía de una mayoría, el margen tan cerrado de estas elecciones penderá durante los próximos cuatro años sobre la cabeza de Trump, siempre con la amenaza de que los grupos que se sienten excluidos de sus promesas de campaña -la gente de color, los inmigrantes, las mujeres- se rebelen contra lo que parece ser una nueva era de libertades coartadas y preponderancia del poder blanco.

Ahora queda esperar que la fuerte democracia estadounidense resista el embate de la división y que las promesas de campaña no se queden en palabras.