JESÚS DEL TORO

El desasosiego, el miedo, el enojo y en general un estado de gran nerviosismo han cundido en Estados Unidos tras el triunfo electoral de Donald Trump. Y aunque muchos de los simpatizantes del victorioso candidato presidencial están de plácemes, amplias capas sociales (cabe recordar que Clinton ganó el voto popular, pero perdió la Casa Blanca en el colegio electoral, que es donde eso se define) experimentan fuerte tensión y malestar.

Esos temores se expresan en varios fenómenos singulares y, en varios casos, inquietantes.

Por ejemplo, en horas de la madrugada del 9 de noviembre, cuando el conteo de votos inclinaba la balanza en beneficio de Trump, la línea telefónica nacional de prevención del suicidio comenzó a sonar de modo inusualmente intenso. Como narra The Washington Post, en apenas 60 minutos se recibieron 660 llamadas de personas que pedían auxilio, varias veces más que lo normal. Eran personas desesperadas, que estaban pensando en matarse o que tenían pensamientos críticamente funestos y pedían ayuda.

Y servicios de ayuda para la comunidad LBGTQ como Trevor Project, Crisis Text Line y Trans Lifeline también se vieron inundados por llamadas de personas con miedo, que pedían ayuda, que temían ser víctimas de persecución u odio.

Al margen de que esas suposiciones tengan o no fundamento, la sombra de la presidencia de Trump y del futuro que podría desatarse había causado ese torrente de ansiedad y temor.

Además, muchos han escuchado en carne propia o en los medios, por ejemplo, del temor de los niños hispanos de que sus padres inmigrantes puedan ser echados del país o de familias musulmanas que dudan si salir de Estados Unidos ante un posible recrudecimiento de las fobias en su contra.

Y existen otras expresiones de esa inquietud.

El citado periódico relata, por ejemplo, cómo la joven indocumentada Claudia Quiñónez, que llegó al país siendo niña, tuvo que detenerse mientras conducía su auto y lloró al enterarse del triunfo de Trump.

Y, como se comenta en Slate, muchos terapistas han visto un incremento de pacientes con ansiedad y nerviosismo intensos –e incluso dolores de cabeza, dificultades para respirar o presión en el pecho- todo al parecer causado por el miedo a Trump, y eso que ese artículo se escribió semanas antes de que el magnate ganara las elecciones.

Y hay inquietudes de múltiples tipos. El Post añade que muchas mujeres, ante la posibilidad de que Trump elimine la cobertura anticonceptiva prevista por la Ley de Cuidado de Salud, consideran y promueven el uso de dispositivos contraceptivos de larga duración, como el dispositivo intrauterino o los implantes anticonceptivos hormonales. Es decir, sugieren recurrir a esos métodos duraderos ahora, cuando varios de ellos aún son cubiertos por Obamacare, ante la incertidumbre de lo que podría suceder al respecto una vez comience el gobierno de Trump.

Ciertamente, que Trump elimine la cobertura contraceptiva es posible, y para ello no tendría incluso que eliminar todo Obamacare, algo que ha dicho que hará y que los republicanos ansían, pero que pese a la retórica es una decisión que tomaría cierto tiempo en aplicarse tanto por cuestiones de procedimiento legislativo y judicial como porque, sin un plan alternativo, acabar con esa ley crearía un caos.

Le bastaría, como sugiere Vox, que el Departamento de Salud redefina lo que significa “salud preventiva para la mujer” para excluir de ello a los anticonceptivos.

Y en temas aún más punzantes, como el aborto, existen opiniones que señalan que, como se comenta en NY Magazine, Trump podría, nombrando al menos un juez de la Corte Suprema afín, propiciar la revocación del fallo Roe v. Wade y, mucho antes, afectar a Planned Parenthood, organización que ciertamente practica abortos según los criterios legales pero también ofrece multitud de servicios clave de salud reproductiva que benefician a enormes poblaciones.

Sea como sea, y más allá de miedos o incentivos a actuar, es todavía incierto lo que Trump hará en ese y en muchos otros temas. Pero la estridencia de su discurso de campaña resuena con ecos ominosos en el país.

Fuente:yahoo.com