El Gobierno turco aprobó una ley que permite, en ciertos casos, anular la condena de una persona por agresión sexual a un menor si el culpable se casa con su víctima, suscitando reacciones indignadas.

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La ley podría implicar una amnistía sexual para aquellos agresores que hayan cometido abusos sexuales “sin violencia, amenaza o engaño” antes del 16 de noviembre. Su promulgación ha sido postergada hasta el martes próximo para introducir algunas enmiendas, siendo aprobada por la mayoría simple de votos del partido islamista AKP, en el poder desde 2002, pese a la tajante oposición de las formaciones opositoras.

Aunque la mujer sea menor, si hay boda religiosa no es violación. Es lo que subyace en la propuesta del Gobierno islamista turco, que plantea posponer indefinidamente las penas de prisión para aquellos hombres que hayan mantenido relaciones sexuales con adolescentes si se casan con ellas mediante una ceremonia religiosa.

El primer ministro, Binali Yildirim, ha defendido la medida alegando que en Turquía hay unos 3.000 casos de familias que “por no conocer la ley” esposan a sus hijos siendo menores incluso de 16 años. “Luego tienen hijos, el padre va a prisión y los hijos se quedan solos con su madre”, ha dicho. El Gobierno afirma que solo serán amnistiados aquellos que hayan mantenido relaciones con menores de forma consentida, “sin que medie la coacción o las amenazas”. La amnistía se aplicaría una vez y de manera retroactiva a los condenados antes del 16 de noviembre.

La oposición socialdemócrata y las organizaciones de mujeres consideran que la propuesta supone volver a introducir, por la puerta de atrás, una disposición legal que los propios islamistas eliminaron en 2005 y que permitía a un violador evadir la condena si desposaba a su víctima. La ley “fomenta los matrimonios forzados y legaliza el matrimonio con violadores”, afirmó Ömer Suha Aldan, diputado de la formación opositora CHP.

Retroceso social

Según la agencia de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el 15% de los turcos llegan casados a los 18 años, y en muchos casos son las familias las que deciden estos matrimonios, especialmente en las zonas rurales. La Asociación Mujeres y Democracia (KADEM) cuestiona de la nueva ley cómo se evaluará la “voluntad” de una menor o la “ausencia de coacción” en estos casos de matrimonio forzado o sexo con menores.

En Turquía se han producido dos procesos en apariencia contradictorios: mientras la legislación contra el maltrato se ha endurecido, gracias a la lucha de las organizaciones feministas y también de las propias islamistas en el seno del partido gobernante, la sociedad se ha vuelto cada vez más conservadora y peligrosapara las mujeres. “Cuando el presidente (Recep Tayyip Erdogan) dice que no cree en la igualdad entre hombres y mujeres, o cuando otros miembros del gobierno dicen cómo deben vestir, reír o comportarse de las mujeres, las está poniendo en una posición de subordinación respecto al hombre y fomentando las agresiones”, afirma la abogada Hülya Gülbahar. Pone como ejemplo un sonado caso reciente en el que un hombre agredió en un autobús a una joven por vestir pantalón corto tras el cual, el primer ministro Yildirim, en lugar de criticar sin ambages el incidente, dijo que el hombre debía haberla reprendido y no agredirla. El juez dejó libre al atacante por considerar que no estaba en sus cabales. “Muchas mujeres han comenzado a renunciar a sus libertades por miedo”, denuncia Gülbahar.

En los últimos años, los tribunales turcos han dictado polémicas sentencias absolutorias o que rebajaban mucho la pena a los maltratadores. En 13 de los 26 juicios por homicidios machistas sentenciados en el primer semestre de 2015, hubo reducciones de condena por “buen comportamiento”, “arrepentimiento” o “provocación” por parte de la víctima, bien por el “modo de vestir” o porque “puso los cuernos” al agresor.