“Haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir?”

                                                                                                                         Ezequiel 18.31

El Dr. Cohn, quien estuvo en México, invitado por los Amigos Mexicanos de la Universidad Hebrea de Jerusalem (AMUHJ), es una mezcla de médico, químico y padre de Frankenstein; pues es el responsable de crear, con base en polímeros,  reemplazos para distintas partes del cuerpo humano.  

La idea no es nueva y se remonta a siglos: desde que el hombre aprendió a manejar herramientas, las ocupó en su cuerpo para mejorar su calidad de vida y prolongar sus días.

Desde fines del siglo XIX, los polímeros han sido usados en la medicina porque no son pesados (recuerden el garfio del Capitán Garfio) y su densidad es cercana a la del cuerpo humano.

El Dr Cohn, quien es originario de Uruguay y se trasladó a Israel por “agregarse a un movimiento físico y geográfico de normalización del Pueblo Judío y terminar con la alienación de la Diáspora”, es especialista en reemplazo de arterias y tráqueas. Las piezas son generadas por impresión 3D (tridimensionales), tecnología que algunos han descrito como la “Cuarta Revolución Industrial”. “El alcance es infinito” dice Cohn, quien explica que casi todos los órganos pueden ser replicados, menos el cerebro y el hígado.

El corazón artificial ha sido perfeccionado en gran medida , desde que fue implantado por primera vez, en 1982, a un dentista de Seattle, manteniéndolo vivo por 112 días. “Sigue siendo un dispositivo en desarrollo” dice Cohen, pues el corazón es un motor que bombea 100,000 veces al día, sirviendo a un sistema de cañerías de 100,000 kilómetros, que cuenta con ductos de distintos tamaños y está sujeto a estímulos distintos.

Israel es uno de los países que están a la vanguardia de esta revolución; por contar con médicos apasionados como el Dr Cohn, pero también con las impresoras tridimensionales más avanzadas del mundo como las de la compañía OBJET, que se encuentra cerca de Rehovot, usando tecnología Polijet.

La Universidad Hebrea de Jerusalem ha fundado un centro de impresión 3D, un foco de actividad que ya aplica esta nueva tecnología a la biomedicina, pero también a la agricultura y la electrónica.

La plática con el Dr Cohn fue apasionante: construir el hombre biónico ya está a nuestro alcance, con todas las implicaciones éticas, legales y prácticas.

YA SE HACE QUÍMICA DENTRO DEL CUERPO HUMANO

La técnica se llama “in situ generated”, pues el material del implante se polimeriza dentro del cuerpo. Como ejemplo, una prótesis de cadera que consta de un “relleno” en la médula del fémur, que debe ser totalemente conformable al hueso; y de un “stem” ( tronco) metálico, que se inserta en el relleno y asegura la fijación a la cadera.

Se crea una especie de “pasta” con polimetilmetacrinato, con el cual se rellena la cavidad del hueso. Se introduce entonces rápidamente el “stem” metálico y se espera a que el material antes mencionado siga polimerizándose, o solidificándose.

Esta técnica permite la posibilidad de implantes personalizados y de procedimientos menos invasivos. En la intersección entre la química y la medicina se ubica la labor de Cohn en Jerusalem: polímeros nuevos y conceptos diferentes.

LA INGENIERÍA DE TEJIDOS: EL IMPLANTE COMO ANDAMIAJE

Esta técnica plantea un paradigma mucho más sofisticado y humano: el dispositivo implantado debe tener la capacidad de inducir la regeneración del tejido; debe tener compatibilidad con la sangre (hemocompatibilidad), pero llevar un cierto diálogo con su entorno biológico.

El implante serviría entonces de “andamiaje” para permitir que el cuerpo, que tiene capacidad de hacerlo, lentamente regenere el tejido original. Para lograrlo, está echo de polímero biodegradable, que irá degradándose a una velocidad similar a la de la regeneración del tejido. “No demasiado rápido, porque el tejido no estará listo; ni demasiado lento, porque el tejido querrá tomar su lugar, sin poder hacerlo”, explica el investigador.

La labor de los químicos consiste, entonces, en crearlos polímeros que se vayan degradando a un ritmo correcto, dependiendo de la localización del órgano en el cuerpo- y del paciente.

AÑADIR CÉLULAS VIVAS A LA TINTA

Pero aún hay más. Además de la novedosa técnica, el ingenio humano ya empieza a agregar “componentes”-  células vivas- a la tinta con la cual se imprime en tercera dimensión. Como ejemplo: una arteria tiene tres capas con distintos tipos de células cada una, células básicas para la regeneración. Estas células serían las que se añadan a cada capa de la arteria artificial.

Además, los materiales serían responsivos a estímulos del cuerpo: temperatura, PH, entre otros.

Por otra parte, se le puede añadir nanopartículas magnéticas a dicha tinta, con lo cual se le confiere capacidad magnética, como la posibilidad de poder doblar el implante o, aún mejor, de comprimirlo a su mínimo tamaño. Eso, con el propósito de insertarlo de forma poco invasiva y “descomprimirlo”, ya estando colocado en su espacio en el cuerpo. Como ejemplo, un implante de aorta, cuyo tamaño se puede determinar perfectamente; el implante con “memoria de forma” se comprime a nivel molecular para alcanzar unos milímetros. Ya insertado, se expande para adherirse a las paredes de la aorta original.

EN ISRAEL, YA SE CONSTRUYE EL HOMBRE BIÓNICO

Los repuestos de miembros u órganos que provee la ciencia y la tecnología pueden ser programados para tener mayores alcances que los comunes. Como ejemplo, un brazo o una rodilla que tengan más rangos de movimiento que la original y otros que hagan del ser humano un superhombre.

“Estamos rompiendo el equilibrio del cuerpo humano” reconoce Cohn “La tecnología va mucho más rápido de lo que la humanidad puede digerir, y crea a su paso nuevas escalas de valores que cambian profundamente el panorama”.

Surgen entonces preguntas filosóficas y éticas como las siguientes: ¿Qué sucede con la identidad de un ser humano al cual se le implanta tejido de otra persona- o de otra especie, como la animal? ¿ Qué pasa con la autonomía y la dignidad de quien tiene implantado un circuito electrónico en el cerebro, habiendo otra persona que le transmite señales e información y podría cambiarle aspectos cognitivos, de comportamiento y emocionales: ¿hasta dónde la responsabilidad moral de esta persona sigue siendo suya?

Se requiere también una legislación para casos relacionados con dichos dispositivos.

El hombre biónico ha saltado de la pantalla de los años 70 y es ya una realidad humana, gracias a este arsenal de dispositivos que hombres han creado y que permiten reemplazar partes del cuerpo dañadas por respuestos sintéticos.

HUMILDAD Y RESPONSABILIDAD

“Es de suma importancia ser realistas y autocríticos”. Lejos de sentirse superpoderoso, Cohn explica, con una humildad que raya en la timidez, su misión en e mundo: “Ayudar a alguien en algún rincón del mundo es lo más gratificante. Para ello trabajo”.

Daniel Cohn representó a Israel en la Feria del Libro de Guadalajara; a la vez,impartió conferencias en distintas universidades de la capital y en centros comunitarios.


Estas son algunas fotos de los participantes a su ponencia en el Centro Cultural Monte Sinaí.