THE WALL STREET JOURNAL

El islam radical presenta una amenaza existencial para los cristianos de la región.

El Príncipe Carlos de Inglaterra dedicó su mensaje anual de Navidad esta semana a la persecución religiosa alrededor del mundo. Inició citando a un sacerdote jesuita de Siria que le había dicho que es “bastante posible que no haya cristianos en Irak dentro de cinco años.”

El sacerdote tiene razón, y no sólo acerca de Irak. En partes de Siria controladas por ISIS han sido crucificados cristianos, incluidos niños. En Egipto, hogar de la segunda población cristiana más grande en la región, 27 inocentes han muerto por una bomba que explotó el 11 de diciembre en una capilla de Cairo que es parte del complejo de la catedral del Papa copto. En Irán, tres hombres que se convirtieron a la Cristiandad fueron sentenciados hace poco a 80 azotes por tomar vino de comunión. En Arabia Saudita están prohibidas las iglesias cristianas.

Los cristianos en el Medio Oriente son una cantidad altamente diversa que abarcan desde coptos, cristianos maronitas y ortodoxos griegos a protestantes, ortodoxos sirios, asirios y otros. Algunas de estas comunidades se remontan al comienzo de la Cristiandad. Algunas de ellas incluso usan en sus liturgias el arameo, el idioma hablado por Jesús. Pero el surgimiento del Islam militante presenta ahora una amenaza existencial para muchas de estas iglesias cristianas antiguas.

La persecución cristiana se ha acelerado en particular con el ascenso del Estado Islámico, el cual ve a los no musulmanes como infieles a quienes es justificable asesinar si ellos no se someten a la dominación musulmana, y a menudo incluso si lo hacen. Los islámicos persiguen a otras minorías, notablemente a los yazidíes en el norte de Irak. Y hay una guerra sectaria más grande dentro del Islam entre suníes y chiíes. Pero los cristianos son atacados en particular cuando los islámicos radicales buscan restablecer el régimen religioso musulmán de la era pre moderna.

Es justo decir que la suerte de los cristianos meso-orientales no ha sido el foco de los líderes occidentales. El Papa Francisco ha hecho declaraciones sobre ello, aunque no con el fervor que ustedes pensarían es merecido para hombres y mujeres que están muriendo por sus creencias. Europa Occidental ha sido descristianizada en gran medida, y el gobierno de Obama ha hablado sólo raramente, tal vez por la preocupación de que esto pueda ofender a los musulmanes.

Así que es destacable que esta semana se le dejó a Benjamin Netanyahu—el primer ministro del estado judío de Israel—en su mensaje de Navidad a los cristianos de todo el mundo decir francamente lo que muchos otros líderes occidentales preferirían ignorar: Las fuerzas de la intolerancia y la barbarie que presentan una amenaza para todas las religiones, no obstante “atacan a los cristianos con vehemencia particular.”

Las naciones de mayoría musulmana están mermándose si permiten que los islámicos utilicen la violencia y el fanatismo para purgar a ciudadanos que creen en un Dios diferente. Nadie en el Occidente quiere el retorno de una guerra religiosa, pero esa es aún una razón de más para que los líderes occidentales hablen por la tolerancia religiosa y la capacidad de los cristianos y otras minorías de practicar su fe.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México