YAIR LAPID

Esperamos que Bolivia introduzca al Consejo de Seguridad una voz más equilibrada y razonable.

El Consejo de Seguridad de la ONU, al que se ha unido Bolivia recientemente, aprobó hace poco una resolución que determina que los asentamientos israelíes, incluyendo nuestra capital (Jerusalem) y la zona donde se hallaba el antiguo Templo, son ilegales y que Israel debe retirarse de ahí.

Cuando los miembros del Consejo de Seguridad se enteraron de que la resolución había causado ira en la mayoría de los israelíes, incluso dentro de la oposición, fingieron no entender tal enojo. “No se trata de una resolución anti-israelí”, nos dijeron los líderes de diferentes países, “la decisión se refirió solo a los asentamientos”, agregaron.

Eso es tan lógico como que el Gobierno de Israel anuncie que apoya la posición de Chile en la disputa por una salida soberana al Pacífico en favor de Bolivia.

“No se trata de una resolución en contra de Bolivia”, explicaremos a nuestros amigos bolivianos, “de hecho, nosotros nos referimos solo a ese territorio”.

Creo que incluso los partidarios de Chile en la Organización de Estados Americanos (OEA) dirían que se trata de una intervención excesiva en sus asuntos internos. El Embajador israelí sería convocado al Ministerio de Relaciones Exteriores para que le comuniquen, cortésmente, que ya es hora de que dejemos de intervenir en asuntos sobre los cuales no sabemos nada.

Sí, es exactamente como lo sentimos nosotros. Son muchas las razones por las cuales el proceso de paz entre los israelíes y los palestinos se encuentra atascado.

La principal es que los palestinos se han negado en al menos tres oportunidades a aceptar un Estado con más del 90% del territorio.

Si realmente hubieran querido tener un Estado, solo hubieran tenido que decir “sí”. Pero ellos han dicho “no”. ¿Por qué? Porque el Consejo de Seguridad de la ONU los ha convencido de que no tienen ninguna necesidad de esforzarse para conseguir un acuerdo que conduzca a la paz. Si siguen diciendo “no”, las demandas contra Israel no harán más que aumentar.

Solo que al Consejo de Seguridad de la ONU se le ha olvidado que siempre que a los palestinos se les ha dado la oportunidad de autogobernarse, han recurrido de inmediato al terrorismo. La última vez que esto ocurrió fue en 2005, cuando Israel se retiró de Gaza sin dejar ahí ni un soldado o colono.

Los palestinos respondieron otorgando el poder a Hamás, una organización terrorista asesina, y asimismo dispararon más de 15,000 misiles hacia la población civil de Israel.

Al observar hacia el norte, en dirección a nuestra frontera con Siria, podemos ver lo que les sucede a los países que no supieron custodiar su seguridad por cuenta propia. Más de 400,000 personas han muerto en aquella guerra civil, y mientras tanto, el Consejo de Seguridad no se molestó en hacer algo al respecto, más que expresar su conmoción de manera cortés.

Por alguna razón, parecería que al Consejo le urge mucho más atacar a Israel, un Estado partidario de la paz y comprometido con valores democráticos.

Aun así, Israel estuvo y sigue estando comprometido en intentar conseguir una solución política. Solo que no estamos de acuerdo en que nos la dicten desde afuera.

Tal vez los miembros del Consejo de Seguridad no tengan problema en tomar riesgos a costa nuestra, pero si su apuesta llega a fallar, nadie lanzará los próximos 15,000 misiles hacia niños bolivianos. Serán lanzados hacia niños israelíes; nuestros niños. Esperamos que Bolivia introduzca al Consejo de Seguridad una voz más equilibrada y razonable que aquellas que se oyen de ahí últimamente.

*Yair Lapid es presidente de Yesh Atid, ex miembro del Gabinete de Seguridad de Israel y actual miembro del Comité de Defensa y de Asuntos Exteriores israelí.

 

Fuente: La-razon.com