Ayer martes 17 de enero arrancó la edición 2017 del Festival de Cine Judío en México (FICJ). La inauguración fue en el Foro Chapultepec a las 20:00 horas, donde se proyectó por primera vez en México el documental “Las dos Jerusalén” (East Jerusalem West Jerusalem) del músico David Broza.

 Mark Liwerant, presidente del Consejo del Festival, dio la bienvenida a los asistentes: “El mundo se nos abre bajo un panorama muy complejo” – dijo – “en un escenario incierto, lleno de retos en lo cultural, lo social y lo político. Como festival de cine aportamos nuestro granito de arena para que este panorama sea si no menos complejo más humano.”

Recordó que el slogan del festival es “Proyectando un mundo mejor”: “Un slogan que nos invita a imaginar escenarios más favorables para nuestras sociedades y nos remite a uno de principios más antiguos del judaísmo: Tikún Olam”.

“Tikún Olam “(Reparación del mundo) es el tema y nombre del festival. Es uno de los principios básicos en la concepción judaica que te obliga a hacerte responsable de tu entorno, a dejar un lugar mejor en el mundo que el que conociste mientras vivías. Para Liwerant “todos podemos hacer un lugar mejor, para habitar, expresarnos, compartir nuestras creencias sin temor a ser reprimidos ¿Y qué mejor lugar que el arte?

Cerró su discurso agradeciendo a todas las instituciones que junto con el festival buscan hacer “Tikún México” (mejorar a México) y que en conjunto lograron realizar esta 14° edición del festival, cuyo objetivo es ser una experiencia transformadora. Después dio la palabra a Isidoro Hamui, el director del festival.

Hamui habló sobre la importancia de la diversidad cultural en México y el mundo. Retomó la cita del pensador Bob Green que expresa “la tolerancia es darle a los otros seres humanos los derechos que exiges para ti.” Para el director, el festival representa“nuestra aportación a la cultura y diálogo con la diversidad a través del cine.” Recalcó la importancia de abrir nuevos espacios de apertura y convergencia en México. Considera que: “El respeto y la aceptación son caminos que nos dirigen hacia un mundo más humano” y nos invita a ser parte de esta “fiesta de la diversidad” como llamó al festival.

Al finalizar las palabras del director y presidente se proyectó el ya muy esperado documental y quién mejor para presentar el festival que el mismo David Broza, músico, director y productor del mismo. Su discurso giró alrededor de en qué consiste, cómo y por qué fue creado el documental. Es un intento, según Broza, de imaginar un mundo donde haya paz entre palestinos e israelíes. Un mundo en donde puedan convivir sin que sus fantasmas se hagan presentes.

Para ello, juntó a dos grupos de músicos, uno palestino y otro israelí. Rentó un hotel en Jerusalén del Este (Jerusalem palestino) y durante ocho días y ocho noches produjeron un disco que sería lanzado ese año donde se mezclarían los dos estilos musicales israelí y palestino. Durante toda la grabación se realizaron tomas y entrevistas de los músicos que participaron en el proyecto.

Broza contó que fue muy difícil juntar a ambos grupos; rentó un hotel completo para animarlos y que pudieran estar con sus esposas e hijos. Aparte, todas las noches, organizaban banquetes e invitaban a todo aquel que pudiera asistir para fomentar la amistad y la convivencia más allá de la grabación y del grupo. Para pasar su mensaje de paz a cuantos quisieran escucharlo.

El evento cerró con un concierto que dio Boza con dos  coros de niños, ¡todos cantando por la paz!