AHU OZYURT

La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de limitar la provisión de visas a los ciudadanos de siete países musulmanes es una medida estratégica.

Trump es abierto y franco acerca de su crítica hacia la Unión Europea y particularmente las políticas de Alemania para refugiados. En forma indirecta, sus palabras toman como blanco la “política de puertas abiertas” de Turquía hacia los sirios. Y a diferencia del gobierno de Barack Obama, Trump no siente la necesidad de mostrar simpatía o compartir la carga. Él, como un empresario pragmático, siente que hacer que los saudíes se involucren financieramente para compartir la carga tiene más sentido. Y puede estar en lo correcto en una gran medida.

La posición de Trump para lograr que los países del Golfo se involucren en el proceso es un enfoque orientado a resultados. Su idea de “zonas seguras” puede ser crudo en este punto, pero se ve como que en cierta forma ha sido discutido con las fuerzas en el terreno. El ministro del exterior ruso, Sergei Lavrov, allanó el camino para esa discusión diciendo que sólo podría suceder si los sirios aceptan. Nosotros sí hemos visto señales de que esta cuestión ha sido discutida, de hecho, en ciertos niveles entre Moscú y Washington.

El enfoque de la administración Trump hacia la región será formado por dos actores principales y un adversario principal. Jordania e Israel serán los actores clave y Rusia será el facilitador de la nueva Siria. Parece que Ankara estará sentada en el banco, al menos en el primer cuarto del juego. El primer contacto oficial de Turquía con el gobierno de Trump (excepto por el llamado telefónico obvio que ocurrirá) probablemente será una visita por parte del Secretario de Defensa Gen. James Mattis. Mattis hace poco tuvo una comunicación telefónica con el ministro de defensa de Alemania reafirmando el compromiso estadounidense con la OTAN, y sus viajes iniciales al exterior están enfocados en Asia.

No obstante, después de la crisis en el Departamento de Estado, Mattis podría ser la mejor apuesta de Turquía en Washington.

Siria es el último resto de la Guerra Fría. Y parece que la crisis siria será manejada de acuerdo con los métodos de ésta. Según el mapa de Debka.org para “zonas seguras,” hay dos zonas estadounidenses, una en el área kurda en el norte, la otra en el sur cerca de la frontera entre Líbano, Israel y Jordania. Los rusos están tomando la costa con su base en Latania. Turquía está obteniendo Afrin y sus alrededores debido a la naturaleza muy estratégica de Hatay. Ahora seamos justos, esto se ve muy como Alemania después de la Segunda Guerra Mundial y se ve como un mapa muy ejecutable. Los estrategas turcos afirman que lo que ha propuesto Turquía como un “refugio seguro” o “zona segura” era algo de hace dos años, pero todos nosotros sabemos cómo fracasaron esas políticas y la realidad en el terreno cambió drásticamente.

Israel y Rusia puede parecer una extraña pareja en la dinámica cambiante de la región, pero de hecho ellos son los únicos que buscan relaciones realistas y apropiadas con Turquía. “La influencia de Israel y el acceso del lobby judío a los pasillos del poder pueden hacer mucho más fáciles los esfuerzos de Turquía,” dijo el ex embajador de Turquía ante Israel, el Sr. Oğuz Çelikkol. “El interés mutuo de Turquía e Israel radica en más cooperación.”

“Cuando las cosas se ponen difíciles, los duros siguen andando”, dice la canción popular. Las relaciones de Turquía con Washington pueden ser más fáciles a través de Moscú y Tel Aviv. Después de todo, las relaciones de Trump con ambas capitales van a ser mucho mejores que con Ankara.

 

 

Fuente: Hurriyet
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México