BEATRIZ RAMOS PUENTE


Khaled Abdul Wahab era un aristócrata tunecino que vivía en la ciudad de Mahdia. También era aficionado a la arqueología y arquitecto, además de campesino, ex funcionario y un ávido viajero.

En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas de la Alemania nazi ocuparon su país y comenzaron a aplicar políticas antisemitas que afectaron a unas cien mil personas. Fueron segregadas a la fuerza públicamente y les obligaron a llevar el distintivo de la estrella de David; muchos se quedaron sin bienes y a otros les deportaron a campos de concentración.

Entonces Khaled fue designado como interlocutor ante los nazis, lo que le permitió conocer los planes de algunos oficiales. Uno de esos planes pasaba por detener a Odette Boukris, una mujer judía. Y decidió actuar.

Le ofreció refugio y un escondite en su granja a ella y a su familia, a unas doce personas, hasta el final de la ocupación, durante 4 meses, tal y como cuenta su hija, Faiza. Y no fue la única amenaza que recibieron.

“Tuvieron otra amenaza mientras estaban escondidos cuando un oficial alemán les apuntó con su arma diciéndoles que sabían que eran judíos y que les iba a matar; y entonces mi padre tuvo que llevárselo como pudo”. Por esta acción, Khaled fue propuesto para la distinción de “Justo entre las naciones”, el mayor reconocimiento que Israel puede entregar a un no judío. Murió en 1997 pero su hija, Faiza, siguió en contacto con las familias a las que su padre salvó de una muerte segura.

 

Fuente:ondacero.