ROD NORDLAND

La cercanía entre el Presidente Vladimir V. Putin de Rusia y el Presidente Donald J. Trump es el ejemplo más prominente de una tendencia que ha invadido al mundo, infundiendo nueva esperanza para un Estados Unidos amigable con las dictaduras en países como Filipinas, Turquía o Egipto.

Muchos parecen ver a Trump como un líder de ideas afines y esperan descansar de las críticas sobre sus historiales en derechos humanos.

El presidente filipino Rodrigo Duterte, quien llamó al Presidente Barack Obama “hijo de puta”, se apresuró a felicitar a Trump por su victoria electoral, y dijo que en respuesta recibió un mensaje de apoyo. Él hizo el anuncio durante una aparición en el concurso Miss Universo en Manila.

En junio, después de que Trump dijo que impediría la entrada de musulmanes a Estados Unidos, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ordenó el retiro del nombre Trump de las Trump Towers en Estambul. Erdogan, un islamista, ha arrestado o despedido a 100 mil opositores y encarcelado a 40 mil más.

Después de la elección de Trump, Erdogan cambió su postura. “Creo que llegaremos a un consenso con Trump, particularmente en asuntos regionales”, dijo Erdogan. El nombre de Trump Towers sigue sin alterar.

En Egipto, el Presidente Abdel Fattah el-Sisi parece estar dando la bienvenida a Trump. El silencio de Sisi ante la orden ejecutiva respecto a los refugiados fue evidente, a pesar del sentimiento generalizado en la región de que era antimusulmán.

En Kazajstán, el “presidente de por vida” del País, Nursultan A. Nazarbayev, dijo que Trump lo había llamado y elogiado por el “milagro” que había forjado en su país en 25 años de independencia.

El Primer Ministro de Hungría, Viktor Orban, ha aplaudido la victoria de Trump, al igual que los líderes de extrema derecha, como Marine Le Pen en Francia.

Kim Jong-un, de Corea del Norte, podría parecer un jugador improbable en el jockey global para situarse del lado favorable de Trump. Pero Trump sugirió el año pasado que, de ser elegido, podría reunirse con Kim.

Cuando Trump firmó una orden ejecutiva que declaraba el 20 de enero, el día de su toma de posesión, como el Día Nacional de la Devoción Patriótica, las redes sociales se llenaron de comparaciones con declaraciones del régimen norcoreano de ocasiones bautizadas de forma similar.

Turquía tiene motivos para tener esperanzas. Michael T. Flynn, asesor de seguridad nacional de Trump, publicó comentarios el Día de las Elecciones pidiendo más apoyo para el gobierno turco.

Pero no está claro si Trump y líderes sensibles como Erdogan y Duterte serán capaces de mantener relaciones cálidas.

En Manila, la gratitud de Duterte al apoyo de Trump fue condicionada. Dijo que le envió a Trump un mensaje quejándose de su aparente exclusión de la inauguración. “Pedí que le dijeran: ‘Amigo, no fui a la inauguración porque no me invitaron'”.

 

Fuente:reforma.com