HILLEL KUTTLER / A diferencia de las peligrosas escapadas marítimas de algunos de sus compañeros de béisbol cubanos, lo peor que Alejandro Eskenazi tuvo que soportar para salir de la isla fue una montaña de papeleo.

Los documentos que reunió y los formularios que completó tardaron ocho meses en procesarse, retrasando la llegada de los nativos de La Habana a Israel hasta agosto pasado. Pero entrenar a los jóvenes israelíes en el béisbol y jugar en una liga aquí hizo que la espera valga la pena para Eskenazi, que está participando en una práctica profesional organizada por el programa Masa Israel Journey.

Eskenazi, de 27 años, vino con una visa de estudiante de un año y ahora es ciudadano. En impecable inglés, Eskenazi explicó que no huyó de Cuba y que puede regresar de visita o a vivir. Sus padres – Jaime es ingeniero mecánico y Juana da clases en un internado – no se enfrentan a ninguna repercusión por la partida de su hijo.

Los cubanos judíos, dijo Eskenazi, pueden viajar al extranjero con bastante libertad.

“No quería arriesgar mi vida. Sé cuánta gente murió en el mar”, dijo. “Estar en Israel me conecta con mis raíces. Quiero ayudar a Israel en el béisbol”.

Eskenazi es el primer atleta cubano que participar en Masa, y fue necesario un trabajo en equipo con donantes estadounidenses y diplomáticos canadienses e israelíes para que Eskenazi llegara esta vez a Israel  – ya había estado allí tres veces. Como Israel y Cuba carecen de relaciones diplomáticas, la embajada de Canadá en La Habana y la embajada de Israel en Ottawa sirvieron de intermediarios.

“Pensamos que era una manera maravillosa de darle oportunidades fuera de Cuba”, dijo Tony Kahan, un desarrollador inmobiliario de Chicago que con cuatro amigos aportó $ 10.000 a los vuelos de Eskenazi y sus gastos de subsistencia. Kahan conoció a Eskenazi en los Juegos Maccabiah en 2013 y durante una visita a Cuba y se quedó impresionado.

“Es un buen chico, trabajador y honesto. Mis padres trabajaron para sacar refuseniks de Rusia. Este fue mi momento refusenik – ayudar a alguien a llegar a Israel”, dijo.

Eskenazi había visitado Israel en un viaje de Birthright en 2009, como líder de Birthright en 2011 y como jugador en el equipo de softbol de Cuba en los Juegos Maccabiah de hace cuatro años. El último viaje cimentó en su mente el plan de mudarse a Israel.

“Había terminado mi título, así que estaba preparado. Me di cuenta de que quería hacer aliá”, dijo.

Eskenazi vivió en un apartamento en el barrio Florentine de Tel Aviv con otros siete jóvenes haciendo pasantías Masa, y ahora se aloja con amigos cercanos.

Alejandro Eskenazi muestra a un joven israelí la manera adecuada de lanzar un cambio. (Hillel Kuttler)

Reconoce que añora a su madre y a su padre, a quienes llama semanalmente. A través de Facebook, mantiene contacto con amigos que juegan en el béisbol y huyeron a Estados Unidos y República Dominicana.

“Me gustaría volver a verlos o jugar con ellos algún día”, dijo. “Extraño a mi familia, mis amigos, los vecinos y la comunidad judía. Pero estoy viviendo una nueva vida. Está bien. Incluso aquí, luchando, la vida es mejor”.

Funcionarios del béisbol se enamoraron de la personalidad de Eskenazi y su amor por el entrenamiento. El hecho de que fuera el lanzador del equipo nacional israelí no molestó.

Eskenazi jugaba y entrenaba en una academia de béisbol en La Habana, y quiere continuar por ese camino en Israel. Sacó su teléfono para mostrar fotografías de dos amigos: el jardinero de los Diamondbacks de Arizona, Yasmany Tomas, su compañero de equipo en un club juvenil de La Habana, y la promesa de los Blue Jays de Toronto, Lourdes Gurriel. Eskenazi querría interesarles a ellos y otros amigos cubanos que juegan al béisbol en Estados Unidos, ninguno judío, en entrenar en Israel.

Quiere difundir las bases del béisbol visitando escuelas de todo el país y administradores interesantes en el deporte. Le gustaría crear un programa para entrenar a los israelíes como entrenadores y construir una infraestructura de béisbol en un país con sólo un puñado de campos de béisbol.

“Sólo soy un simple entrenador. No se trata de mí sino de colaborar como grupo”, dijo Eskenazi mientras mordía una hamburguesa dos horas antes de dirigir una sesión de práctica quincenal con jóvenes israelíes. “No hay béisbol en Israel como en América, pero tienen el apoyo de la gente en América”.

En cuanto a Cuba, añadió: “Amo a mi país. Si hubiera conseguido un contrato con un buen sueldo, me habría quedado. El ambiente es bueno. El gobierno nos respeta, a la comunidad judía”.

Después de graduarse con una licenciatura en educación física por la Universidad Manuel Fajardo de Cultura Física y Ciencias del Deporte de La Habana, Eskenazi trabajó como entrenador personal. Después de los partidos de las Grandes Ligas fue difícil debido al mal acceso a Internet, por lo que él y sus amigos descargaban videoclips cuando era posible y los pasaban en flash drives. Sus jugadores favoritos, ambos retirados ya, fueron Greg Maddux, entonces de los Atlanta Braves, por su habilidad para mezclar lanzamientos, y el campocorto de los Yankees Derek Jeter.

Como lanzador, Eskenazi es “una enorme aportación” al equipo nacional israelí, dijo Ophir Katz, director de desarrollo de la Asociación Israelí de Béisbol. El equipo jugará en un torneo europeo el próximo verano.

“Está unos cuantos niveles por encima de los demás en la liga israelí. Es un lanzador dominante, así que para torneos cortos, eso es enorme”, dijo Katz, que dijo que el slider era el mejor lanzamiento de Eskenazi.

En cuanto al entrenamiento, Katz dijo que “enseña bien el béisbol y conoce los fundamentos del juego. Los niños realmente lo quieren y se le unen, y eso es la mitad del trabajo”.

En una cálida noche de enero en el Parque Yarkon de esta ciudad, Eskenazi dirigió a un grupo de 25 jóvenes en carreras y lanzamientos de ejercicios. Entrenaron en el asfalto de dos canchas de baloncesto iluminadas porque el único campo de béisbol del gran parque carece de iluminación.

Luego, enseñó a los jugadores la mejor manera de lanzar un cambio.

“Es más un entrenador profesional de béisbol y jugador. Es un gran lanzador y nos da grandes consejos”, dijo Uri Shani, de 13 años, de Tel Aviv, beneficiario del tutorial de cambio. “Su nivel es mucho mejor que otros entrenadores en Israel”.

Fuente: JTA – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico