JONATHAN PELED *

La animosidad centenaria que ha existido entre musulmanes sunitas y chiitas ha encendido a gran parte del Medio Oriente en los últimos años, causando violencia y guerras civiles en Siria, Irak, Yemen y otros lugares, así como una crisis masiva de refugiados de gran impacto global.

ISIS, la fuente principal del terrorismo radical sunita, continúa extendiendo su terror más allá del Medio Oriente.

Mientras tanto, Irán lidera una revolución radical islámica chiita y confiere importantes recursos estatales para la promoción de su ideología radical y hegemónica.

Israel, situado geográficamente en medio de la tormenta en el Medio Oriente, sigue siendo una isla de democracia, libertad, estabilidad y seguridad.

Sin embargo, no se puede ignorar la agitación que predomina más allá de sus fronteras.

En las últimas semanas, esta región volátil dio paso a una serie de acontecimientos alarmantes: En primer lugar, en un despliegue de agresión, Irán probó varios misiles balísticos con capacidad nuclear en violación directa de sus compromisos internacionales.

El régimen iraní emitió nuevos e inquietantes llamados a la destrucción de Israel, mientras que Hezbolá, su representante en el Líbano, emitió nuevas amenazas de atacar a Israel.

Después, una célula de ISIS que operaba en la Península del Sinaí en Egipto disparó cuatro cohetes hacia la ciudad sureña israelí de Eilat en el mes de febrero.

Finalmente, Hamas, la organización terrorista que controla la Franja de Gaza, recientemente nombró a un nuevo líder radical en Gaza, reflejando un mayor dominio de la línea militante dentro de su régimen.

Frente a estas amenazas, Israel está desplegando todas las medidas defensivas necesarias para proteger a sus ciudadanos.

También está fortaleciendo su red de alianzas y cooperación con antiguos y nuevos socios, al tratar de enfrentar la amenaza global del terrorismo islámico radical y promover una agenda de seguridad y paz para todos.

La comunidad internacional, en su conjunto, debe unir fuerzas y trabajar conjuntamente para erradicar esta amenaza dirigida a nuestras sociedades democráticas.

Oportunidades de cooperación también se están desarrollando en el Medio Oriente, ya que los Estados árabes sunitas moderados reconocen cada vez más sus intereses compartidos con Israel.

Sus regímenes no nos ven más como su enemigo, sino como su aliado contra la amenaza común. Esto permitiría una mayor aproximación y ayudaría también a abrir vías para la paz.

La amenaza común más urgente es Irán. Recientemente, el Ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, identificó a Irán como “el mayor patrocinador estatal del terrorismo en el mundo” e instó al mundo a contener a Teherán.

Irán apoya activamente y financia organizaciones terroristas como Hezbolá y Hamas.

Recluta, arma y entrena milicias en Siria, Irak, Yemen, Líbano y otros lugares, enviando tropas a Siria para seguir sosteniendo el brutal régimen de Bashar al-Assad.

Fortalecido con nuevos fondos tras el levantamiento de las sanciones internacionales a través del acuerdo nuclear, Irán ha incrementado el apoyo a sus agentes.

Además, las perspectivas de un Irán con armas nucleares en un plazo de 10 a 15 años cuando expire este acuerdo, resultarían catastróficas para la seguridad regional y global.

Dada la situación actual, Israel y sus vecinos estarían dispuestos a coordinar asuntos de interés común, con el propósito de fortalecer los lazos económicos y, quizás a lo largo del tiempo, para tender puentes de entendimiento y reconocimiento mutuos.

Esta nueva dinámica conlleva la promesa de un renovado impulso en el proceso con los palestinos también: los líderes árabes están en una posición única para ayudar a los dirigentes palestinos a reanudar las negociaciones y llegar a un compromiso realista con Israel.

Los palestinos tendrían mucho que ganar alineándose con el campo árabe moderado, y mucho que perder sí continúan su actual trayectoria de rechazo a las conversaciones directas con Israel, como apoyando la retórica extremista y la violencia.

Israel fomenta e incluso siente un renovado optimismo por los cambios positivos en las relaciones con sus vecinos árabes, así como por los fuertes lazos con EU y otros aliados.

Frente a la necesidad compartida de enfrentar las ambiciones nucleares de Irán y frenar la tendencia del terrorismo islámico radical, estamos trabajando no sólo para enfrentar las amenazas comunes, sino también para aprovechar las oportunidades que esta colaboración ofrece para promover la paz, la estabilidad y la prosperidad en toda la región y el mundo.

* Jonathan Peled es Embajador de Israel en México


Fuente:reforma.com