BASSAM TAWIL

El movimiento islámico palestino Hamás ha demostrado una vez más cuál es su prioridad: matar a los judíos. Esto prevalece claramente sobre mejorar la vida de los dos millones de palestinos que viven bajo su régimen en Gaza.

Desde que Hamás se hizo violentamente con el control de la Franja, en verano de 2007, las condiciones de los palestinos que viven allí han ido de mal en peor. Los que viven bajo el régimen de Hamás se han visto golpeados por una crisis tras otra: la electricidad, el agua, las medicinas y los servicios médicos escasean peligrosamente.

Las disputas entre Hamás y la Autoridad Palestina han dejado a la Franja de Gaza con una grave escasez de combustible, lo que está causando cortes de energía generales. En consecuencia, los palestinos que viven allí han tenido que recurrir a la madera para cocinar y calentarse. Hamás, que ha provocado tres guerras que han causado estragos a su pueblo, es incapaz de cubrir las necesidades básicas de éste.

El otro día Hamás recibió una oferta que ninguna entidad en su sano juicio habría rechazado. Hay que señalar que no provino de sus amigos y aliados en Irán, o de los árabes y el mundo islámico: la oferta, que promete convertir la Franja de Gaza –la mayoría de cuyos habitantes vive en la pobreza de los campos de refugiados– en “el Singapur de Oriente Medio”, provino de Israel.

En concreto, la oferta la hizo el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, que propuso construir un puerto y un aeropuerto, así como zonas industriales que ayudasen a crear 40,000 empleos, a condición de que Hamás accediera a la desmilitarización del territorio y a desmantelar sus túneles y sistemas de misiles.

“Los gazatíes deben entender que Israel, que se retiró de hasta el último milímetro de Gaza, no es la fuente de sus sufrimientos. Lo son los líderes de Hamás, que no tienen en cuenta sus necesidades”, dijo Lieberman en un mensaje televisado a los habitantes de la Franja. “En cuanto Hamás renuncie a sus túneles y misiles, seremos los primeros en invertir”.

Israel es el único que ha hecho una oferta como esa a Hamás. Ese plan mejoraría enormemente las condiciones de vida de los habitantes de Gaza. Lo único que se exige a Hamás es que abandone las armas y sus planes de matar judíos, y que devuelva los cuerpos de los soldados israelíes desaparecidos.

Un puerto y un aeropuerto pondrían la Franja en el mapa global y la abriría a los inversores, no sólo de Israel, también de muchos otros países. Ahora bien, es poco probable que los Estados árabes e islámicos corran a invertir en Gaza, porque, en general, desprecian a los palestinos. Uno de esos países, Egipto, impone a los palestinos de la Franja unas estrictas restricciones para viajar, dado que mantiene cerrada la frontera de Rafah la mayoría de los días del año. Los palestinos de Gaza son considerados personas no gratas en muchos países árabes e islámicos. ¿Por qué? Tal vez porque los ven como una amenaza para la seguridad. O quizá porque, simplemente, odian a sus hermanos árabes.

Aun así, no faltan inversores en Occidente que, si se les da la oportunidad en un clima político adecuado, no dudarían en invertir su dinero en Gaza.

Por desgracia para los habitantes de Gaza, nada de esto va a pasar. Sus líderes de Hamás, de los cuales algunos han amasado grandes fortunas y viven cómodamente en los países del Golfo, ricos en petróleo, no están interesados en mitigar la miseria de su gente. Al contrario: Hamás quiere que su pueblo sufra, ya que los palestinos amargados son unos perfectos candidatos para ser reclutados para la yihad (guerra santa) contra Israel, los judíos y Occidente.

Pero a todo esto se le da la vuelta; en esto Hamás como su rival, la Autoridad Palestina, son unos maestros. Cualquier cosa que vaya mal en sus territorios por culpa de sus defectuosas políticas es culpa de Israel.

La última oferta de Israel para arreglar el caos criminal en que se ha convertido la Franja fue rechazada a las pocas horas de ser anunciada. Sucesivos portavoces de Hamás dejaron claro que el movimiento islámico no está interesado en convertir Gaza en “el Singapur de Oriente Medio”, sino que quiere mantener su actual estatus como base para la yihad y la promoción de la ideología extremista, el antisemitismo y los sentimientos antioccidentales.

¿Por qué rechazó Hamás la oferta de un puerto, un aeropuerto y decenas de miles de empleos para los palestinos? Porque no ve su conflicto con Israel como un problema económico. Para Hamás, la disputa no tiene que ver con mejorar las condiciones de vida de los palestinos, sino con la propia existencia de Israel.

“La oferta israelí es una oferta estúpida”, explicó el politólogo palestino Ibrahim al Madhún. “Hamás la rechazó porque no quiere convertir el objetivo de liberar el territorio y a los palestinos en un asunto económico”.

Para ser más claros: Hamás no quiere un nuevo Singapur en Oriente Medio. Hamás quiere que Israel desaparezca de Oriente Medio, e idealmente de la faz de la Tierra. El bienestar de los palestinos que viven bajo su régimen es lo último que tiene en consideración.

Es llamativo que los líderes de Hamás admitan abiertamente todo esto. “Si quisiéramos convertir la Franja de Gaza en Singapur, podríamos hacerlo nosotros mismos”, declaró el alto cargo Mahmud Zahar. Y añadió que Hamás sigue preparándose para la guerra con Israel con el fin de “liberar toda Palestina”.

Para ellos, los asentamientos no están en Judea, Samaria y Jerusalén Este, sino en Haifa, Yafo (Tel Aviv), todo Jerusalén, todo Israel. Miremos cualquier mapa de Palestina: su contorno es idéntico al de Israel, al que se superpone.

Hay que reconocerle a Hamás una cosa: su sinceridad respecto a sus intenciones de destruir Israel y matar al mayor número posible de judíos. Hamás no quiere 40.000 nuevos empleos para los pobres parados palestinos de la Franja. Prefiere que esos parados se unan a sus filas y se conviertan en soldados de la yihad para sustituir Israel con un imperio islámico.

Los líderes palestinos son expertos en rechazar gestos y ofertas de paz de Israel. Mientras Hamás sigue diciendo no a poner fin al sufrimiento de la gente sometida a su poder, la Autoridad Palestina sigue rechazando las distintas ofertas de paz israelíes. En las dos últimas décadas, los líderes palestinos han rechazado los acercamientos de todos los primeros ministros israelíes que les han ofrecido concesiones y acuerdos. De hecho, Hamás y la Autoridad Palestina comparten una mortífera determinación para sacrificar a tantos palestinos como sea posible en su guerra para destruir Israel.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org