Enlace Judío México e Israel.- Hamás, siguiendo con su mano dura contra la libertad de los medios, ha impuesto otra nueva restricción al trabajo de los periodistas en la Franja de Gaza. La medida de Hamás ha dejado preocupados a muchos periodistas palestinos sobre su capacidad para informar de lo que está ocurriendo en la Franja, gobernada por Hamás. Los periodistas extranjeros, por su parte, aún no han reaccionado al último asalto a las libertades públicas.

KHALED ABU TOAMEH

¿Qué hizo Hamás exactamente para enfadar a los periodistas palestinos? A principios de la semana pasada, la oficina de prensa controlada por el Gobierno de Hamás, emitió una directiva según la cual, a partir del 1 de abril, no se permitirá a los periodistas que hagan entrevistas o entren en las instituciones del Gobierno de la Franja a menos que hayan obtenido un “carnet de prensa” emitido por el Ministerio de Información de Hamás.

Esta nueva directiva significa que cualquier periodista que no reciba un “carnet de prensa” de Hamás no podrá operar con libertad e independencia en la Franja de Gaza.

Ni que decir tiene, Hamás no está por la labor de dar acreditación a cualquier periodista que no sea afín al movimiento islamista y su ideología. Además, Hamás no va a dar sus “carnets de prensa” a cualquier periodista que se atreva a criticar a su régimen en la Franja o a expresar una opinión distinta. Y lo que es peor, al otorgarse a sí misma el derecho de emitir “carnets de prensa”, Hamás puede ahora decidir quién es periodista y quién no. Básicamente, el mensaje de Hamás a los periodistas es: “Si no estás con nosotros, búscate otro trabajo”.

La nueva medida es la manera de Hamás de controlar las noticias. Claramente, Hamás quiere asegurarse de que los periodistas que trabajan en la Franja de Gaza informen sólo de los asuntos que den una buena imagen del movimiento y sus líderes a ojos de los palestinos y la comunidad internacional.

No es que las noticias que salen de la Franja de Gaza en los últimos años no hayan sido amables con Hamás. Desde que Hamás se hizo violentamente con el control de la Franja en 2007, sus líderes y fuerzas de seguridad han mantenido un puño de hierro sobre los medios locales para asegurarse de que los periodistas palestinos que viven allí “obedezcan las reglas”. El resultado es que la mayoría de las noticias que han surgido de la Franja de Gaza en los últimos 12 años han ignorado en gran parte los fracasos de Hamás para mejorar las condiciones de vida de su población.

Al controlar los medios, Hamás ha podido mandar un mensaje al mundo de que la pobreza de los palestinos en la Franja se puede atribuir directamente a los deseos de Israel y el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas. A unos pocos periodistas extranjeros que visitaron brevemente la Franja de Gaza y cuyos reportajes desde allí no gustaron a Hamás, se les ha dicho discretamente que ya no son bienvenidos a volver al enclave costero controlado por ella. Los periodistas palestinos que sin embargo han desafiado a Hamás informando de cuestiones delicadas, como la corrupción económica y administrativa en la Franja de Gaza, siguen sufriendo el largo brazo de Hamás.

Considérese, por ejemplo, el sufrimiento de la periodista de investigación Hayer Harb, que está siendo juzgada en este momento por un tribunal de la Franja por sacar a la luz la corrupción en los ministerios e instituciones dirigidos por Hamás. Harb, superviviente de un cáncer, ha sido llamada para ser interrogada por las fuerzas de seguridad de Hamás por sus reportajes sobre la corrupción en las instituciones de vivienda y sanidad. A principios de la semana pasada, el tribunal volvió a posponer el juicio de Harb hasta el 26 de febrero. Está acusada de “no mostrar objetividad, justicia y veracidad” en sus reportajes. En lugar de honrar a la joven y dedicada periodista por su coraje, Hamás ha decidido castigarla. En lugar de interrogar y enjuiciar a los funcionarios corruptos cuyas identidades ella menciona en sus reportajes, Harb es la que está siendo juzgada por contar la verdad.

Su abogado, Baker al Turkumani, ha descrito los cargos contra ella como “endebles”. Los cargos, dijo, son un “ataque a la libertad de expresión y de prensa, protegidos por la ley. La ley y la justicia son el arma del periodista contra la corrupción. La ley no se puede utilizar para limitar el trabajo de un periodista o la libertad de expresión”.

La acusación de que Harb no ha mostrado objetividad y precisión en su trabajo periodístico es hipócrita y ridícula. Es hipócrita porque viene de Hamás, una organización para la cual los términos “objetividad” y “veracidad” son completamente anatema. Es ridícula porque permite a Hamás fijar los estándares de objetividad y veracidad.

Uno se pregunta: ¿Cuándo ha recibido Hamás el derecho a predicar a los medios sobre “objetividad” y “veracidad”? Para Hamás, la objetividad de los medios significa que los periodistas se callen la boca sobre sus líderes y funcionarios del Gobierno. Para Hamás, la “veracidad” significa que un periodista que trabaje en la Franja de Gaza mostrará a Israel y a la Autoridad Palestina de la peor manera posible, al margen de los hechos.

Volviendo a la intención de Hamás de emitir sus propios carnets de prensa a los periodistas que trabajan en la Franja de Gaza: el Sindicato de Periodistas palestino, un organismo dominado por los fieles a Abás, condenó la decisión de Hamás diciendo que era “ilegal”. Tahsin Al Astal, vicepresidente del sindicato, se quejó de que la decisión de Hamás era una “clara violación” del “acceso de los periodistas a la información”. Pidió a todos los periodistas que boicoteasen cualquier noticia relacionada con Hamás como protesta por la decisión.

Aunque las críticas de este sindicato a Hamás están completamente justificadas, es importante señalar que rara vez se preocupan de protestar por los ataques a los periodistas palestinos que viven bajo el régimen de la Autoridad Palestina en la Margen Occidental. Al dirigir sus críticas contra Hamás, el sindicato está mostrando una evidente doble vara de medir.

Desde principios de este año, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina han detenido a 10 periodistas palestinos en la Margen Occidental por su reportaje “negativo” y sus supuestas críticas a Abbas y otros altos funcionarios palestinos. En la Franja de Gaza, sin embargo, Hamás sólo ha citado a cuatro para interrogarlos.

El Sindicato de Periodistas palestino suele optar por ignorar completamente el sufrimiento de los periodistas detenidos por las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina. Los únicos males que ve el Sindicato son los que se pueden vincular a Hamás o Israel. Eso es porque sus directores y altos oficiales son afines a la facción Fatah, de Abbas. Ahora este sindicato, que está condenando la última medida de Hamás, ha pedido a los funcionarios y periodistas palestinos que boicoteen a los periodistas y medios israelíes.

Como Hamás, la Autoridad Palestina, con la ayuda de sus socios en el sindicato, está al parecer intentando hacerse con el control de las noticias y el relato para asegurarse de que los periodistas dirijan sus críticas únicamente contra Israel. Como Hamás, la Autoridad Palestina ha tenido relativo éxito en su esfuerzo por limitar el flujo de información desde las áreas bajo su control. Un periodista que viva en Ramala se lo pensará al menos una decena de veces antes de escribir o decir una palabra que pueda irritar a Abbas o a uno de sus altos oficiales.

La última decisión de Hamás de poner en el punto de mira a los periodistas sin duda dificultará aún más que los periodistas operen en la Franja de Gaza. Muchos ya se han enfrentado a una campaña de intimidación y amenazas de Hamás. La nueva decisión obligará ahora a muchos de los periodistas palestinos allí a cambiar de oficio: salvo que tengan el permiso de las fuerzas de seguridad de Hamás, ya no podrán acceder a las fuentes.

La continua represión de la Autoridad Palestina sobre los periodistas palestinos en la Margen Occidental se ha convertido en la pesadilla de todo periodista; muchos practican ahora la autocensura por temor a ser castigados por Abbas y sus agencias de seguridad. A falta de unos medios libres e independientes bajo la Autoridad Palestina, varios periodistas palestinos han tenido que buscar trabajo en medios israelíes, occidentales o árabes.

Queda por ver si los periodistas y medios occidentales expresarán alguna preocupación por todos los actuales intentos de la Autoridad Palestina y Hamás de silenciar e intimidar a los periodistas palestinos. Si los periodistas extranjeros siguen ignorando la situación de sus colegas palestinos, llegará pronto el día en que ellos mismos serán víctimas de las inaceptables y antiprofesionales medidas impuestas por los líderes palestinos contra los medios.

 

 

Fuente: cciu.org.uy